lunes, 25 de abril de 2011

Why do you want Him? (Hold On II)




I saw you standing alone
With a sad look on your face
You call him on the phone
Looks like he left you
Without a trace
Tears falling out of your eyes
He's living in a disguise
You've been feeling bad for so long
You wonder if it's right or wrong

Why Do You Want Him?
Why Do You Want Him?

Now many days have gone by
And you still just sit there and cry
You're feeling bad for yourself
His memory will always dwell
You're so obsessed with his love
That's why push came to shove
You've been feeling bad for so long
You wonder if it's right or wrong

Why Do You Want Him?
Why Do You Want Him?

Why Do You Want Him?
Why Do You Want Him?

You find a way out...
To throw it all the way
But you can bet...
You got someting to say

Why Do You Want Him?
Why Do You Want Him?

Why Do You Want Him?
Why Do You Want Him?

Prólogo

¿Por qué las personas huyen? ¿Qué razones pueden tener, esas personas, para escapar de su vida? Nunca lo he sabido ni lo he entendido, pero sí lo he vivido, bueno... No exáctamente, al no ser que estar dentro del útero de tu madre cuando la huida se produjo cuente como haberlo vivido... Lo que he querido decir es que, no directamente, si no indirectamente lo he vivido, por la simple razón de que mis padres huyeron hace más de diecisiete años. Eran de esos que preferían huir a afrontar los problemas. Cuando se dieron cuenta de que yo existía decidieron irse conmigo a otra parte, dejando sus raíces y sus amigos de lado... Cobarde, lo sé. Pero la cosa era peor, la verdadera razón por la que se fueron era que no sabían si yo era de uno o de otro, y porque mi madre no era mayor de edad cuando yo fui creada.

Por cierto, soy la hija de Andrea y David, Gloria Finn... Al final resultó que no soy hija de Armstrong, y mejor para mí, ser hija de un famoso no es uno de mis grandes sueños, ya tengo bastante con que mi tío toque el bajo en una banda de punk-rock. Tío que acababa de saber que existía, por cierto, y que esperaba conocer muy pronto.

Cuando me enteré de cuál era la verdadera historia de mis padres y de que tenía un tío desconocido por ahí, y aunque mi madre me había prohibido ir a verle, yo como buena hija de Andrea que soy no quise hacerle caso y descubrí por mi cuenta donde vivía Mike. Esa misma mañana le escribí una carta a mi tío presentándome y pidiéndole que nos encontráramos un día de esos...

Querido tío:
Creo que ya sabes quien soy, ¿no?
Bueno, nunca se me han dado muy bien las cartas... Sólo quería saber de tí (aunque mi madre me lo haya prohibido), no quisiera ser una carga para tí, solo me conformo con que me respondas a esta carta, nada más. Quiero saber de tí. Por favor...

Gloria.

P.D. Adoro Green Day


Vale, de acuerdo. Fui un poco pelota al final, nunca había escuchado una sola canción de ellos, pero un poco de peloteo y unas cuantas mentiras sin importancia no hacen daño a nadie, ¿no?
Pero no sabía que las mentiras sí que hacían daño hasta que no me tocó a mí vivir casi en una completa mentira, ya que por culpa de unas cuantas mentiras pequeñas y sin importancia mi vida no volvió a ser nunca igual. Desde que mi tío llegó a mi vida y que con él apareciera Armstrong yo no he vuelto a ser la misma de siempre, todo cambió de manera radical y, aunque me haga bastante daño, voy a volverlo a revivir, aquí y ahora... ¿Estáis preparados?

Chapter 1. Best birthday present ever

Era la mañana de mi diecisiete cumpleaños y todo apuntaba a que iba a ser un día como cualquier otro excepto por una cosa, era 1 de septiembre y comenzábamos el año escolar. Odiaba el día de mi cumpleaños, ¿a quién le hace ilusión recibir los regalos por tu diecisiete cumpleaños el mismo día que empiezan las clases? A mí desde luego que no. Me levanté con la misma energía de todos los días de escuela, ¿cuál? Ninguna... Inmediatamente la boca se me abrió, tenía sueño, eran las siete de la mañana y había estado hasta la una y media de la noche hablando con Lara, mi mejor amiga.
Nada más poner los pies en el suelo me quedé helada, corrí a por mis zapatillas de casa, y fui al baño de mi cuarto a lavarme la cara para intentar despertarme un poco. Mis ojos azules, como los de mi padre, me devolvieron la mirada desde el espejo, estaban rojos alrededor del iris, demasiado rojos...
Mi pelo negro estaba bastante alborotado y me lo cepillé durante más de cuatro minutos. Observé mi resultado, mirara por donde mirara solo veía a mi padre, mi madre no estaba por ningún lado excepto en el color del pelo, por lo demás era la viva imagen de mi padre, pero en chica. Piel más parecida al color blanco que al rosado, quitando mis mejillas que siempre andaban encendidas, ojos azules grandes y brillantes, nariz casi perfecta y dientes blancos. No me consideraba guapoa, pero tampoco de las más feas.
Salí del baño, y puse la radio mientras buscaba el uniforme del colegio, el presentador terminaba de anunciar la canción que iban a poner a continuación, abrí los ojos cuando escuché el nombre del grupo que la tocaba, y corriendo hacia el aparato le subí el volumen, era mi canción favorita de Avenged Sevenfold: Bat Country. Al final no iba a ser tan malo el día como había pensando en un principio.
Me puse el uniforme cantando en bajo, despertarme con música siempre me alegraba.
Al acabar de ponerme las medias el presentador volvió a hablar:
- Genial temazo de A7X, ahora vamos con una canción más melancólica, Green Day y su Blvd. Of Broken Dreams.
Escuché con atención el principio de la canción, no era un gran principio, pero luego cuando cantó Billie Joe todo mejoró bastante, tenía una voz hermosa, para qué engañarnos, me quedé embobada escuchando atraida por esa voz que no había oido a mi madre que me pedía que quitara la radio. Cuando picó la puerta pegué un bote, y apagué el aparato, mi madre no sonreía, más bien parecía enfadada, la miré sin entender qué mierda le pasaba, solo era una canción, ¿tan malos recuerdos le traía la voz de Armstrong? Estubo unos cuantos minutos en el umbral de la puerta y a la que se fue volví a poner la radio, acababa de terminar. Maldije en voz alta y bajé a la cocina a desayunar.
Mi enfado duró poco, mi padre sostuvo ante mí dos sobres, le miré sonriendo, él me dio dos besos y me felicitó dándome las dos cartas. Cuando vi el nombre que ponía en el primer sobre me puse a gritar como una niña haciendo que mi madre pegara un bote asustada y que mi padre sonriera. Me abalancé sobre él y comencé a darle besos en las mejillas dejándoselas rojas.
- Gracias, papá. Muchas gracias, de verdad -le dije separándome de él y mirando el nombre: Brian E. Haner, que había escrito en el sobre.
Mi amado Synyster Gates me había escrito a mí, y solo a mí. No me lo podía creer todavía, era demasiado genial para que fuera verdad.
Tan contenta estaba que ni siquiera desayuné, subí a mi cuarto corriendo, cogí mi mochila y salí a la calle hacia la casa de mi amiga Lara gritando su nombre. Todo el mundo se me quedó mirando, pero a mi no me importó, Synyster Gates me había escrito por el día de mi cumpleaños y yo se lo quería contar a mi mejor amiga.
Cuando llegué a mi destino vi como Dougie, el hermano de mi amiga, salía de la casa. Me quedé medio paralizada. Él me sonrió y se acercó a mí todavía sonriente, en sus manos llevaba una cosa cuadrada envuelta en un papel de regalo verde, me lo dio sin quitar su sonrisa.
- Felicidades, Gloria -comentó dándome un beso en la mejilla.
- Gracias. ¿Qué es? -pregunté refiriéndome al regalo.
- Una chorrada...
Desenvolví el regalo, pasándole primero las cartas, me dio pena romper el papel, pero estaba tan bien envuelto que era imposible no romperlo. El regalo era un disco, una edición especial de Metallica. Miré a Dougie asombrada, ¿cómo mierda lo había conseguido si estaban agotados? Pareció leerme el pensamiento porque se encogió de hombros respondiéndome a mi silenciosa pregunta. Le di las gracias justo en el momento en el que mi amiga salió de la casa y se acercaba a nosotros. Me felicitó y me dio dos besos seguidos por un abrazo de oso que casi nos tira al suelo.
- ¿Qué, qué te han regalado? -preguntó ansiosa.

Le cogí a su hermano el sobre y se lo mostré. Ella me miró sin entender a penas nada.
- ¿Dos sobres?
- Mira el segundo -le indiqué cogiendo el otro sobre que no sabía qué era.
A Lara casi le da un infarto y comenzó a dar saltitos emocionada, a veces mi amiga se pasaba un poco de loca (olviden mi reacción). La rubia insistió a que leyera lo que el guitarrista me había escrito, y mientras los tres íbamos al colegio abrí el sobre con nerviosismo, mis manos temblaban, a duras penas conseguí sacar la carta, la desdoblé y comencé a leerla en voz alta subiendo el tono cada vez un poco más a medida que la iba leyendo.
Querida, Gloria.
Tu padre es un poco pesado, no paró de seguirme por la calla, allí dónde yo iba estaba él, accedí a enviarte esta carta hoy por canso, por cierto, te pareces mucho a él (me enseñó una foto tuya), sólo espero que no te parezcas demasiado, por lo pesado, digo...
Con los chicos hemos pensado darte una sorpresa, pero tendrás que esperar un poco a que la decidamos.
Me encanta saber que hay fans tan buenas como tú, y espero que lo sigas siendo siempre.
Espero que todo te vaya muy bien y que te lo pases de maravilla el día de hoy. Muchas felicidades.
Synyster.
P.S. Los chicos te mandan saludos y felicitaciones.

Acabé de leerla en el mismo momento en el que el timbre del colegio anunció el comienzo de las clases. Entré en mi salón y me senté en el sitio donde ponía mi nombre, me compañero de mesa me felicitó, era Adam, uno de mis amigos.

Pasé la mirada por los demás compañeros, no me había tocado nadie más que conociera, suspiré medio disgustada. Cuando el profesor entró yo no atendí a nada, era lo mismo de todos los años en el comienzo y me lo sabía de memoria, estaba segura de poder continuar cada frase que decía. El comienzo del curso siempre era tan aburrido... Así que me distraje cogiendo el otro sobre y mirando quien lo mandaba, no supe quien era porque en el sobre no ponía nada, lo abrí intrigada por saber quien se había tomado la molestia de mandarme una carta sin nombre... Luego resultó ser de mi tío Mike.
Gloria:
Siento no haber podido mandarte esto antes, y lo siento por no haber puesto mi nombre pero estaba seguro que si lo hubiera escrito nunca la hubieras podido recibir...
Me alegra saber de tí, en serio, y no, no eres una molestia, todo lo contrario, estoy encantado con esta noticia, sé que igual es un poco pronto pero el día de tu cumpleaños iré a verte a tu colegio, quiero saber quien es mi sobrina.
Por cierto, felicidades por tu diecisiete cumpleaños.
Tu tío,
Mike.

Decir que me dieron ganas de saltar de alegría sería demasiado excaso, necesitaba gritar, saltar y besarle al profesor en la boca, iba a conocer a mi tío, ver como era, oir su voz, hablar con él... Sin duda este iba a ser el mejor cumpleaños de todos; primero mi guitarrista favorito me había felicitado gracias a mi padre, y ahora iba a conocer a mi tío.
Las cuatro primeras horas de clase se me pasaron eternas, y cuando sonó el timbre del primer recreo salí al patio con Adam y allí estaban todos mis amigos esperándome para felicitarme. Cuando acabaron de abrazarme y besarme oí que alguien me llamaba con insistencia, era un tipo alto, rubio, con ojos azules y patillas, iba acompañado pero sólo me fijé en él, todo el puto mundo gritó:
- Los de Green Day, son los de Green Day.
Pero ellos no se inmutaron, yo tampoco, estaba algo paralizada y sin saber qué hacer o cómo actuar.
Mi tío volvió a llamarme, pero seguía paralizada, oía como mis amigos me preguntaban algo pero no oía qué era lo que preguntaban. El chico rubio se acercó a nosotros y posó sus ojos azules en los míos del mismo, o parecido, color. El estado de shock en el que estaba se rompió por un impulso mío, me eché en brazos de mi tío y Mike me correspondió fundiéndonos en un cálido abrazo. Era la primera vez que notaba el contacto de mi tío, se sentía familiar... De repente me sentí mejor que nunca, no quería que Mike me soltara jamás, no podía haber imaginado cuanto había necesitado ese abrazo, ahora era como si todas las piezas de mi vida encajaran una a una, como si mi vida hubiera estado incompleta entes de este encuentro.
- Necesitaba esto -murmuró Mike en mi oído haciéndome sonreír.
- Yo también -admití a duras penas.

Chapter 2. My uncle and his friends.

Mike se separó de mí poco a poco, todo el colegio nos estaba observando seguramente muertos de la envidia. Por una vez en mi vida yo era el foco de atención del Instituto, aunque no era por mérito mío, era el foco porque estaba rodeada por los de Green Day, no por otra cosa. Ahora todos iban a conocerme como la sobrina de Mike Dirnt, y no como la don nadie de Glora Michelle Finn. ¡Qué alegría!
Quité mi vista de Mike y observé a sus dos amigos, uno de ellos era de mi estatura, ojos azules y pelo anaranjado en punta, y el otro era un poco más alto que yo, con el pelo negro y ojos verdes, Billie Joe... Un extraño sentimiento recorrió mi cuerpo e hizo que mi corazón diera un vuelco y que mis manos comenzaran a sudar. Miré al piso sonrojada y deseando que se pase pronto.
Mike me tomó la mano y me llevó con ellos a un coche negro que estaba aparcado en frente del Instituto. Me monté con ellos sin dudarlo un segundo, y Billie fue quien arrancó el coche. Mi tío estaba detrás conmigo, y sacó de un compartimento un paquete envuelto y con un moño azul en el centro. Lo comencé a abrir con cuidado e impaciencia a la vez.
- Es de parte de los tres -comentó el hombre de pelo en punta de delante.
- Es una gilipollez -se disculpó Mike cuando terminé de desenvolverlo y ver que era una miniatura de una hermosa Gibson, Les Pauls de color negro -. No es como una guitarra de verdad...
- Deja de disculparte, Mike. Me encanta.
Vale, era verdad que no era gran cosa, pero era mejor que nada y me la habían comprado con todo su mejor deseo y sin conocerme de nada. Además, ¿qué importaba que fuera una miniatura si ya había recibido el mejor regalo de todos? Estaba con mi tío y sus amigos y eso era lo que importaba en ese momento.
Armstrong condujo hasta el centro de Los Ángeles y aparcó en frente de un edificio de unos veinte pisos, con los chicos subimos al número trece. Cuando llegamos a la puerta de letra D, Billie fue quien abrió con una llave que se había sacado del bolsillo derecho del pantalón, y pasó dentro encendiéndo las luces. Mike me dejó entrar pasando luego él, y Tré, el último, cerró la puerta. Los dos amigos, Mike y Tré, entraron en una habitación que debía de ser el salón y se sentaron como primero pillaron encima de uno de los sofás de color azul. Yo dejé mi mochila en la entrada y me senté en el sofá más apartado de todos. Tré me observó callado y encendiendo un cigarrillo. Mike tampoco comentó nada, y por mi parte, yo movía mis piernas con algo de nerviosismo.
Billie Joe hizo su aparición en el salón llamando a Mike y sin mirarme a los ojos. Mi tío se levantó medio mosqueado hacia donde su amigo estaba. Armstrong antes de irse me envió una mirada asesina. Me sentí enmudecer y me paralicé por completo. Tré me sonrió intentando animarme.
- No se lo tomes a mal -comentó -. Tu madre se acababa de acostar con él cuando, al día siguiente, lo hizo con tu padre.
- Normal que esté así, ¿no?
- ¿Quieres uno? -preguntó tendiéndome el paquete de cigarrillos.
- Gracias.
- ¿Quieres mi opinión? -asentí -. Estoy seguro de que no tardará mucho en cogerte cariño, solo está cabreado con tu madre y David, nada más.
- ¿Y tu consejo? -pregunté adivinando a donde quería parar.
- Que seas tú misma. Ya verás como Bejota te adorará enseguida.
Se separó de mi oído cuando Mike y Armstrong llegaron al salón. Me había quedado pillada con el consejo que Tré me acababa de dar, ¿estaba insinuando algo sobre Armstrong y yo, o había sido mi impresión?
Vi como Mike llamaba al batería, Armstrong se sentó a mi lado, me moví algo incómoda. Mi tío dijo algo de una película y se marchó con Tré por la puerta. Volví a moverme con incomodidad. El cantante de Green Day encendió la televisión. Me relajé un poco pero no pude hacerlo del todo. Los anuncios de la Fox se me clavaban en el cerebro y no me dejaba pensar con tranquilidad. Le di una calada al cigarrillo que Tré me había dado pero eso sólo hizo que me pusiera más nerviosa aún de lo que ya estaba y acabara gritándole al guitarrista que apagara la televisión.
- No hagas ahora como si no te importara.
Me miró sin entender, estaba como confuso. Me mordí el labio inferior. Y él lo notó, sonrió con alegría y yo lo miré, ahora la que no entendía era yo.
- Seguro que todos te dicen lo mismo, ¿no? -comentó el cantante mirándome a los ojos por primera vez en la maldita mañana, eran hermosos... -. Eres hermosa como tu padre, pero tienes el pelo y el carácter de Andrea. Guapa y salvaje a la vez.
- No sabes nada de mí, Armstrong -repuse algo intimidada al notar su rostro tan cerca del mío.

- A qué adivino... Chica de diecisiete años, amante del heavy metal como Metallica, AC/DC, Pantera... Te has críado mayoritariamente sola con ayuda de tus amigos, sobre todo de uno en especial, chico, hermano de tu mejor amiga y del que estás enamorada -intenté replicar pero él no me dejó -. Tu madre te habló de mí, te contó un montón de mentiras sobre mí, y por eso pareces odiarme, pero algo me dice que solo lo pareces, no me odias, ¿verdad?
Su mano derecha se posó en mi cara, Billie Joe tocó mis labios con los dedos de la misma mano suavemente, el odio que mi madre me había hecho sentir hacia Billie Joe durante toda mi vida se disipó de repente, un pequeño cosquilleo recorrió mi estómago. Cerré los ojos y me dejé llevar, pero la puerta de entrada me hizo separarme del cantante rapidamente, mi tío y Tré llegaban con la película que íbamos a ver, no parecieron haber notado nada sobre el acercamiento que había tenido con su amigo, me relajé un poco... Nunca antes me había sentido como hacía unos minutos, nunca había sentido lo que Billie despertaba en mi interior, ni siquiera con Dougie. Era una especie de sentimiento de reconocimiento, como si yo fuera quien había estado enamorada antes de él y no mi madre, ahora entendía lo que le pasaba a Andrea, seguía enamorada del cantante pero tenía que odiarle para no hacernos sufrir a mi padre y a mí.
Tré puso la película en el lector de DVDs y desvié mi atención a la pantalla de televisión, no quería volver a pensar en Billie Joe, pero por más que intentaba concentrarme en el argumente de la película no lo conseguía, aunque era una de mis películas favoritas y el actor me encantaba no podía concentrarme, el cantante volvía a mi cabeza todo el rato. En un momento de nerviosismo tuve que desviar la vista de nuevo a Armstrong, lo sorprendí mirándome, al notar su contacto noté como mi cara se ponía roja de repente. Pasé la mirada a mi tío, y éste observaba a su amigo con cara de pocos amigos. Por su parte, Tré era el único que estaba siguiendo la película y hacía comentarios sobre ella, a penas sin darse cuenta de que nadie le estaba escuchando. Casi me muero de la risa, y por aguantármela todo el puto rato tuve que ir al cuarto de baño porque necesitaba descargar mi vejiga. Le pregunté a los chicos donde estaba y ellos me lo señalaron. Corriendo entré en la habitación y me senté en la taza del baño. Intenté no pensar en nada entreteniéndome leyendo la etiqueta del champú que había en la bañera cerca de donde yo estaba sentada.
A la que volví me tuve que sentar al lado del batería, ya que mi tío estaba hablando con Billie Joe en bajo, pero por más que intentaran bajar la voz se les notaba demasiado que estaban discutiendo acerca de mí. No quise escuchar la conversación así que le pregunté a Cool qué era lo que había pasado en la película mientras yo estaba fuera aunque sabía perfectamente la respuesta ya que había visto la película como unas doscientas veces contando esta.

Cuando la película se acabó y los malos fueron arrestados, con los chicos fuimos a comer a la cocina, habían ido a por comida china a la vez que habían alquilado la película... La comida fue de lo más extraña y silenciosa, nadie se atrevía a hablar, ni siquiera Tré puesto que se notaba la tensión en el ambiente. Si no quería que esto se repitiera la proxima vez que viniera a comer con los de Green Day era mejor que no me volviera a acercar nunca más de igual forma que horas antes a Billie Joe, por el bien de la banda y de la armonía en el departamento de los chicos. Yo fui quien abrió un tema de conversación preguntándoles a los chicos qué era lo que iban a hacer al día siguiente.
- Habíamos pensado en ir todos juntos al cine... Va de películas la cosa -comentó Tré alegre de haber acabado con el silencio sepulcral de la cocina -. Yo traeré a Ramona y Frankito.
- ¿Y qué película vamos a ver? -pregunté por seguir un poco más hablando.
- No lo sabemos, pero lo más probable es que sea una de dibujos, ya sabes, por nuestros hijos -comentó Mike todavía algo serio.
- No importa...
De nuevo silencio. Y esta vez fue Mike quien lo rompió.
- Tré y yo tenemos cosas que hacer. ¿Billie, puedes llevar a Gloria a su casa?
- Claro.
- Nos vamos.
Mike y Tré me besaron, y luego mi tío le mandó una mirada al cantante de advertencia que no pillé pero que supuse que había sido el tema de conversación de cuando la película de hacía una media hora. Al cabo de unos minutos de que se fueron Tré y mi tío, Billie recogió los platos y salimos juntos fuera del departamento montándonos en el ascensor que nos iba a llevar trece pisos hacia abajo...


Chapter 3. My birthday party?

Billie Joe me acercó a casa en su coche, el cantante permaneció callado la mayoría del tiempo, simplemente miraba a la carretera sin despegar su mirada un solo segundo, y yo intentaba leer un libro pero he de admitir que volvía a no poder concentrarme, hacía ya un rato que lo había dado por imposible, había guardado Harry Potter en la mochila, y sacado el CD de Metallica que Dougie me había regalado. Le pregunté a Billie si podía ponerlo en el aparato del coche para escucharlo por primera vez, el guitarrista contestó con un seco ... No sabía qué mierda le pasaba... Mientras las canciones iban sonando yo las iba leyendo en el librito a la vez, pero de nuevo no me concentré, así que cuando sonó una balada observé a Armstrong conducir y así, tal vez, conseguía que me dirigiera la palabra aunque solo fuera una puta palabra, lo que sea, pero que me hable y dejara de hacer como si yo no estuviera sentada en el asiento del lado, y asombrosamente lo conseguí:
- ¿Qué pasa? -preguntó el hombre algo o bastante mosqueado.
- No has comentado nada durante todo el viaje. ¿Qué ocurre, Billie?
- Sabes perfectamente qué ocurre -comentó parando el coche en una de las calles cercanas a mi casa -. No tiene que pasar de nuevo. Es lo mejor.
- Ya, claro.
- Me alegra saber que lo entiendes -dijo cuando yo sacaba el CD del aparato y lo ponía en su carcasa. Más estúpido, Billie, y no nace, de verdad...
- Claro.
Salí del coche y cerré la puerta con un portazo. A medida que iba caminando a mi casa mis ojos se iban llenando de lágrimas. No entendía qué mierda me estaba pasando, y no por qué estaba triste. Cómo podía sentir esto de alguien al que no conocía de nada, y el cual me llevaba casi veinte años... Era de locos... Pero me estaba pasando, y estaba llorando por ello.
Cuando llegué a mi casa me sequé las lágrimas y busqué las llaves en la mochila. Nada más entrar al hall más de una voz me gritó Feliz Cumpleaños. Intenté sacar una sonrisa y me salió una cosa bastante extraña. Me disculpé y subí a mi pieza para cambiarme de ropa. Al cabo de unos cinco minutos bajé al primer piso donde todo el mundo me estaba esperando...
Odiaba las fiestas de cumpleaños y más si la que cumplía años era yo. Eso de envejecer y encima celebrarlo era un error. ¿A quién le gusta cumplir años? A mí desde luego que no, y más aún teniendo una familia como la mía que te celebraba fiestas aunque tú les hubieras pedido de rodillas que no lo hicieran...
Dougie y mis amigos eran los únicos que se salvaban, al menos ellos me entendían más que mi familia que para eso eran mis amigos, ¿no?
Tuve que abrir más de veinte regalos de parientes lejanos, todos por parte de mi padre, eso hay que decirlo, porque mi madre solo tenía a Mike y aún así no lo quería ni ver, yo comenzaba a preguntarme por qué no podía dejar de lado su orgullo y quedar con su hermano algún día para hablar, ya era demasiado triste el sólo tener un familiar (a parte de tu marido y tu hija), como para que encima, para uno sólo que tienes, no te hables con él... Bueno, el caso es que sólo hubo un regalo que me gustó de verdad, fue el último que abrí, estaba dividido en dos partes. Era grande y pesado, envuelto en papel dorado. Lo desenvolví sin apenas ganas, viendo cómo habían sido los anteriores regalos no quería emocionarme demasiado y que luego me dieran con un canto en los dientes bien fuerte... Pero cuando ví lo que era la primera parte mi boca se ensanchó formando una gran sonrisa: era un amplificador... Sin pensármelo dos veces cogí la otra parte y la abrí con más ganas que nunca, era una guitarra Fender Stratocaster negra y blanca, me enamoré de ella al instante. Corrí a abrazar a mi abuela, era la única que siempre acertaba con mis regalos (ella y también mi padre, cosas de ser familia, supongo).
- Gracias, abuela. Me encanta.
- De nada, Gloria. Sabía que te iba a gustar -contestó ella sonriendo.
- Gloria -era la voz de Dougie. Me giré para ver qué era lo que quería decirme -. ¿Puedo hablar contigo un momento?
- Claro... Abuela, gracias de nuevo.
- Nada. Ve a hablar con tu novio.
¿Novio? Me pregunté en mi interior mientras con Dougie íbamos a mi pieza. ¿Qué le había hecho pensar a mi abuela que Dougie y yo salíamos? ¿Tanto se me notaba que me gustaba demasiado mi mejor amigo?

Al llegar a mi habitación él cerró la puerta con cerrojo y me hizo sentarme en mi cama. Lo miré sin entender nada. Sus ojos verdes me miraron con detenimiento y yo comenzaba a ponerme muy nerviosa hasta que al final Doug habló.
- ¿Qué te pasa?
- Nada -contesté haciéndome la sueca.
- A mí no me la das -repuso mi amigo demasiado serio -. ¿Ha pasado algo con tu tío?
- No, por Dios. He quedado para mañana con él y mi prima y demás gente para ir al cine, ¿quieres venir?
- Me encantaría... Pero, entonces ¿qué ha pasado?
- Nada, no ha pasado nada... En serio, Doug. Si pasara algo te lo contaría y lo sabes.
- Ya...
Mi móvil comenzó a sonar. Miré quien era y resultó ser Billie Joe. Me sorprendí al ver que era él quien llamaba. Con las manos medio temblándome abrí la tapa y le di al botón de descolgar. ¿Qué mi.erda quería?
- ¿Sí?
- Gloria, ¿podemos hablar? -preguntó el guitarrista dejándome paralizada.
- Cuando se vayan mis amigos de casa. ¿Dónde?
- ¿Puedes venir al departamento?
- Eh... De acuerdo.
- Nos vemos.
- Bye.
Colgué relajándome un poco. Quería hablar conmigo, ¿sobre qué? Ya me estaba impacientando. Si iba allí íbamos a estar solos y si no iba... no lo sabía. ¿Quería volver a verle tan pronto? De seguro que sí. Necesitaba verle y no lo sabía. Pero a la vez no quería hacerlo. Era un puto lío.
Noté que Dougie me estaba observando desde la cama. Me giré hacia él y le devolví la mirada. Me senté a su lado en la cama. No despegó sus ojos de los míos.

Su color verde me recordaron a los de Billie, un escalofrío recorrió mi espalda. Dougie se acercó un poco más y otro poco, así hasta estar a escasos centímetros de mi rostro, yo no me moví, sabía lo que quería hacer y yo no hice nada para impedírselo. Yo no le veía a él, sabía que era mi amigo pero mi subconsciente me decía y veía que era Billie Joe. Dougie aumentó la intensidad del beso, y yo seguía pensando en el cantante, me separé bruscamente, y Dougie abrió los ojos, estaba sorprendido por mi inseperada reacción. Yo negaba con la cabeza, no podía hacerlo, le estaba engañando a mí misma, y lo que era peor, le estaba engañando a mi mejor amigo, no era honrado.
- Lo siento -me disculpé.
Y salí de allí corriendo, bajé al primer piso donde todos mis familiares y amigos reían, pasé delante de ellos pero ni siquiera los miré, una vez fuera de casa corrí como nunca antes había corrido en mi vida, necesitaba despejarme y tomar un poco el aire. Cuando llegué a un parque lo suficientemente lejos de mi casa aminoré la marcha. Y comencé a pensar en lo ocurrido, Dougie me había besado y lo único que yo había hecho era imaginar que era Billie quien me estaba besando... Algo ocurría conmigo, no era normal lo que me estaba pasando, ahora mismo estaba yendo a encontrarme con él, en secreto, y sin haberlo razonado un solo segundo, necesitaba verle, pero no sabía el por qué. ¿Me había enamorado de él después de haber pasado solo cuatro horas juntos? ¿O estaba confundiendo los terminos: enamoramiento y obsesión? No lo sabía, pero esperaba disiparme las dudas esa misma tarde cuando estuviera cerca de él y hablando sobre mis sentimientos con él.


Chapter 4. Billie, a secas.

Me estaba esperando en la puerta del edificio, sonreía, o al menos eso me pareció desde lejos. Iba vestido diferente a la mañana, llevaba un pantalón vaquero y una camiseta de The Ramones, se veía extraño pero le quedaba bastante bien ese estilo, parecía una persona normal y corriente. Me acerqué a él medio temblando y cuando ya estaba en frente noté como mis mejillas se ponían rojas, tuve que mirar a otro lado para que se me bajara un poco el color. Billie Joe me observó sin decir nada.
Comenzamos a caminar uno al lado del otro todavía sin hablarnos, no hacía falta que hablaramos para saber lo que nos moríamos por decirnos, al menos yo creía saberlo. Billie había sentido lo mismo que yo por la mañana, lo sabía por como ahora se estaba comportando conmigo y por como se había comportado después de casi habernos besado.
Noté como el cantante se paraba de repente, y cuando lo noté yo también paré en seco, me giré y le miré algo extrañada por su reacción, pero lo extraño no había acabado aún ya que él me cogió de la mano y me llevó a uno de los callejones cercanos a dónde estábamos. Una vez en él, Billie Joe me miró profundamente a los ojos y me apretó contra la pared. Su rostro estaba demasiado cercano al mío, por un momento pensé que me iba a besar pero me equivocaba, se separó de mí al cabo de unos segundos. Intenté decir algo al respecto pero me hizo callar hablando él primero.
- ¿Qué me pasa, Gloria? -preguntó como un niño pequeño mientras se deslizaba hasta el suelo -. ¿Qué nos pasa?
Me senté en el piso del callejón a su lado. Pensé un momento en lo que le podía contestar, pero no tenía respuesta a aquella pregunta, yo también me lo preguntaba pero no sabía por qué nos estaba pasando esto. Negué con la cabeza como contestación y él lo notó pero no dijo nada.
- Es como si te conociera de toda la vida -comenté en bajo y mirándome las Chuck Taylors.
- Como si tu fueras la persona...
- ... que llevo buscando toda la vida -terminé la frase por él. Yo también la había pensado.
- ¿Cómo lo sabes? -preguntó aunque sabía la respuesta.
- Porque yo también lo siento, Billie Joe.
Me miró a los ojos, e hizo ademán de abrazarme pero se paró, sabía lo que iba a ocurrir si lo hacía y era mejor que no ocurriera nada entre nosotros dos, por nuestro bien, y por el bien de todos los que nos conocían.
Nos quedamos unos momentos más mirándonos a los ojos y sin intercambiarnos nada excepto nuestras miradas. Una sensación de bienestar me recorrió la boca del estómago, otra vez. Billie Joe se levantó del suelo y me ayudó a levantarme también a mí cogiéndome de la mano. Pegó un tirón y nuestros cuerpos se juntaron, lo que habíamos intentado que no ocurriera acababa de pasar involuntariamente. Ambos separamos nuestras miradas y nuestros cuerpos de los del otro sin hablar, como siempre. La gente nos miraba pasear algo sorprendidos, me puse nerviosa imaginando que esas personas sabían lo que sentíamos el uno por el otro, pero cuando un grupo de chicas pararon al cantante pidiéndole un autógrafo me acordé de que estaba andando con un famoso y suponiendo que era por eso por lo que nos miraba todo el mundo me relajé un poco. Estuvimos como cinco minutos rodeados por ese grupo de adolescentes histéricas. Varias de ellas me enviaron miradas asesinas, como culpándome por algo que no entendí en un principio, y que luego califiqué como envidia, estaba andando por la calle con un famoso tío bueno y de seguro pensaban que no me lo merecía para nada... Las grupies y sus gilipolleces...
Cuando las dejamos atrás Billie Joe comenzó a reírse. Escuché su risa en mi oído y lo miré sin entender por qué se estaba riendo.
- Me encanta como las mirabas -repuso cuando le pregunté qué mierda pasaba.
- ¿Eh? -exclamé haciéndome la que no sabía de qué le estaban hablando.
- No te preocupes, te prefiero a tí antes que a ellas. Aunque la morena de ojos verdes...
- ¿Cuál? ¿La que te miraba todo el rato el paquete? o ¿la que me ha enviado una mirada asesina porque iba contigo?
Billie Joe volvió a reírse ruidósamente. Comenzaba a molestarme que se descojonara de mí a la cara, tenía sentimientos aunque a veces no lo demostrara demasiado.
- Era la misma, Gloria -comentó dejando de reírse.
- Ah. Qué bien.
- No te preocupes. Tengo mujer y ella era fan mía, ahora cuando paseo con ella y las nuevas fans se paran se pone envidiosa.
La verdad no me imaginaba a Adrienne muriéndose de envidia por unas estúpidas niñatas mientras que ella se lo podía tirar cuando quisiera. Pero me lo callé.
- Tranquilo, y no soy fan tuya, creo que lo he demostrado -comenté, aunque no sabía muy bien por qué lo había dicho.
- Pero porque no nos has escuchado, si lo hubieras hecho de seguro que lo serías.
Me hizo acordarme de la canción que habían puesto en la radio en la mañana. Técnicamente sí los había escuchado, aunque solo había sido una corta fracción de segundo. Lo poco que había oído me había gustado, aunque seguía sin ser mi estilo de música favorito. Sonreí al acordarme de la hermosa voz de Billie Joe entonando: I walk a lonely road...
- Como de seguro que no tiene toques como Metallica no creo que me guste -contesté sin contarle lo que estaba pensando de verdad -. Por cierto, ahora que hablamos de música, me han regalado una guitarra eléctrica, ¿me podrías enseñar?
- Que te enseñe tu madre.
Eso último me dejó pillada, ¿mi madre enseñándome a tocar guitarra? Eso era nuevo. Estuve más de cinco minutos dándole vueltas a la cabeza y seguía sin entender. Mi madre no sabía tocar la guitarra y mucho menos le gustaban...
- Mi madre nunca ha tocado -le comenté a Billie Joe cuando entramos por la puerta de una tienda de música.
- Uy, que no. Si hasta tenía un grupo de punk con sus amigas, Mar y Rachel.
- Billie Joe no me engañes -repuse observándole mirar un disco.
- Tona. Llámame sólo Billie, a secas... y no, no te engaño.
- Pues nunca me lo contó.
- Creo que tu madre no te ha contado muchas cosas -llegamos al mostrador dónde el que vendía conocía a Billie Joe.
Se quedó hablando con el dependiente y yo seguía dándole vueltas a lo de mi madre en la cabeza. Era increíble que no me hubiera contado eso, aunque no era menos increíble que el hecho de que sabía tocar y que cantaba punk.
Salímos de la tienda y el cantante me dio la bolsa con los dos discos que le había visto comprar y que no sabía por qué me la daba y de qué eran los discos.
- Son para tí -comentó sonriendo.
Abrí la bolsa y saqué los dos discos. Leí los nombres en alto: American Idiot y Kerplunk. Me encogí de hombros y le dije gracias sin mucho ánimo.
Seguimos andando sin hablar, de nuevo. Los silencios eran lo mejor. Con él los silencios nunca eran incómodos si no todo lo contrario, eran maravillosos y me acababa de dar cuenta, solamente se oían nuestros pasos y respiraciones.

De vez en cuando nos mirábamos y en seguida desviábamos nuestras miradas.
Cuando faltaban unas cuantas cuadras para llegar al edificio donde se alojaba Billie comenzó a llover con fuerza.
- ¡M.ierda! -exclamó el cantante -. Tenía que haber cogido el paraguas.
- Ya no importa. Nos hemos mojado de todos modos...
Me cogió de la mano y echamos a correr hasta su casa. El impulso me pilló desprevenida y casi salgo volando pero supe reaccionar a tiempo. Cuando entramos en el portal estábamos calados hasta los huesos y dejamos un pequeño charco de agua en el suelo del portal, en el ascensor, y en la puerta de entrada del piso. Una vez dentro estornudé, me acababa de enfriar y encima sentía que me faltaba el aire a causa del esfuerzo que había hecho. Billie me llevó a su cuarto y me dio la ropa limpia de él. Me puse la camiseta y el pantalón del pijama sin quejarme por la amplitud de la ropa, al menos era mejor que la mía mojada.
Cuando acabé de vestirme salí al salón, Billie estaba sentado en el sofá con la música en un volumen bastante alto. Me senté a su lado y pregunté quienes eran los que cantaban: Pinhead Gunpowder. Yo asentí quedándome como estaba, no había escuchado nunca ese nombre, y luego él me explicó quienes eran, yo sonreí y le dije que sonaba bastante bien y que me gustaba. Y era la verdad, me gustaba como sonaba su voz cantando de esa forma.

Nada más acabarse la primera canción Billie se levantó y me tendió la mano delante de mi cara, la miré sin entender qué era lo que quería.
- ¿Quieres bailar? -lo observé ahora con los ojos abiertos de par en par.
- No, no bailo.
- Anda -puso cara de carnero degollado y luego se puso a cantar a la vez que la canción -. She's the only girl, I want her to be.
Le cogí la mano.
Si me lo decía así, cantando y con esa cara, no podía decirle que no. Su sonrisa se ensanchó aún más cuando notó mi mano sobre la suya, y a mí me recorrió un escalofrío la espalda pero lo ignoré. Comenzamos a bailar aquella canción como si nos fuera la vida en ello. Yo me movía algo torpe intentando seguir la canción, y Billie cantaba a la vez que bailaba. Al contrario que cantar bailaba algo mal aunque yo no era la más indicada para opinar sobre eso... Dábamos vergüenza ajena ahí los dos bailando en el centro del salón y con la música a tope sonando. Pero pasé unos de los mejores momentos de mi vida.
En la canción llamada Crazy Horse paramos de bailar y nos tiramos en el sofá agotados. Me quedé pillada escuchando la letra de la canción, era la primera canción de las que habíamos bailado que me paraba a escucharla con atención. Me gustó, era graciosa... Fue entonces cuando miré el reloj que tenía Billie en el salón, me levanté de repente, me vestí con mi ropa ya seca y salí corriendo hacia mi casa.
- Gloria -era Billie que corría detrás mío. Me paré -. Te llevo en el coche.
- Gracias.

Me monté en el coche y él condujo hacia mi casa. No comenté nada durante el camino y el cantante tampoco abrió la boca. Como en el mediodía estacionó el coche a unas pocas cuadras cerca de mi casa, y fue allí dónde me hizo mirarle a los ojos aunque no quería.
- Mañana te paso a buscar. Mis hijos también vienen al cine -comentó y yo me relajé.
- De acuerdo. Gracias por todo, Billie, asecas.
- De nada. Hasta mañana.
Acercó su cara a la mía y me observó medio suspirando. Su rostro estaba demasiado cercano al mío, yo volví a creer que me iba a besar, pero cuando sus labios parecían estar apunto de tocar los míos desvió la dirección del beso y lo dejó caer en mi mejilla. Yo sonreí y salí del coche dirección a mi casa en la cual entré al cabo de unos dos minutos andando más o menos, y dentro me esperaba una gran y divertida sorpresa.

Chapter 5. 2,000 light years away.

Todavía notaba mi mejilla ardiendo ahí donde Billie Joe me había besado. Sonreí, pero mi sonrisa no duró mucho ya que mis padres me observaban con cara de pocos amigos, sobre todo Andrea, tragué saliva y me enfrenté a ellos algo roja. Mi madre no me dejó ni siquiera explicarme y comenzó a gritarme de todo... Me echó en cara el haber desaparecido sin decir nada a nadie, también me restregó mi irresponsabilidad por no llevar el móvil a mano y gritó unas cuantas cosas más. Creo que sólo había faltado que estuviera la policía también esperando mi llegada en la puerta de la casa... Ni que hubiera tardado tanto en volver a casa, o como si nunca antes hubiera llegado tan tarde... Otros años, cuando me iba con Dougie y Lara a los locales de moda y volvía a las tres o cuatro de la mañana en un día electoral... Pero cuando mi madre dijo la palabra sola lo entendí todo... Lo que le molestaba, no era que me había ido sin decir nada, ni tampoco la hora que era, le molestaba que había ido sola. Me disculpé mirando al suelo haciendo de arrepentida y subí a mi cuarto.
Una vez resguardada entre las cuatro paredes de mi habitación saqué uno de los discos que Billie me había regalado y lo escuché en volumen bajo para que mis padres no lo oyeran desde la habitación de en frente... Pero mi soledad duró poco porque mi padre irrumpió en mi pieza, cerró la puerta y se sentó a mi lado en la cama. Yo lo observé sin comentar nada al respecto. Mi padre sonrió ampliamente para mi sorpresa.
- Pensé que estabas escuchando a Avenged Sevenfold -comentó mirándome a los ojos -. Pero cuando he oído esa canción...
- Lo siento... Sólo quería saber como era la música que toca mi tío. No me gusta de todos modos... -mentí -. Lo devolveré -añadí rapidamente.
- No lo has comprado tú, ¿verdad?
Le miré asustada, me había pillado, sabía todo, con quien había estado, por qué me había ido y ahora llegaba lo peor, la bronca por parte de mi padre, la prohibición de volver a ver a Billie Joe, de volver a hablar con mi tío, de oír las chorradas de Tré... Había actuado mal, lo sabía y ahora tocaba mi castigo por todo lo que había hecho y que no me estaba permitido hacer. Llorar no iba a servir de nada ahora, y lo sabía. Debía aceptar las consecuencias de mis actos con la cabeza y la dignidad bien altas... No quedaba otra...
- Y no me importa. Pero como me entere que te tratan mal o algo, te prohibiré que los veas de nuevo.
- ¿Y mamá lo sabe? -pregunté todavía algo alucinada por como había reaccionado.
- Y no tiene por qué saberlo. Es un secreto entre tú y yo. ¿De acuerdo?
- Va-vale.
Me abrazó con fuerza, me besó en la frente y se fue dejándome otra vez sola con mis pensamientos.
La música de Green Day estuvo toda la noche sonando, claro que me puse los cascos para que mis padres pudieran dormir sin ruidos extraños que provinieran de mi pieza... Escuché el disco, más o menos, unas diez veces antes de decidir dejar que se repitiera todo el rato la primera canción del disco... Me sentía tan identificada con esa maldita canción... La voz de Billie Joe hacía de eso algo mejor, aún, no quería admitirlo, pero comenzaba a enamorarme de su voz y de su grupo de música... Eran perfectos a su manera... Las canciones eran geniales, la letra más aún, los instrumentos que sonaban las hacía más perfectas de lo que ya eran solas... por no hablar de la hermosa voz de Billie Joe... Se notaba que ponía todo lo que llevaba dentro de él en cantar, en entonar esas canciones creadas por él mismo... Lo que me hacía sentir 2,000 light years away era bastante difícil de explicar, la verdad, era tan hermosa... Tan llena de sentimiento, y sobre todo tan verdadera para mí justamente en este momento... Cerré los ojos y me dejé llevar y envolver por la música, la letra y la voz... Y sin pretenderlo me puse a cantar en bajo a la par que la voz de Billie Joe retumbaba en mi cabeza y en cada parte de mi interior...
- I sit alone in my bedroom staring at the walls... -tan especial -. I've been up all damn night long. My pulse is speeding. My love is yearning... -tan llena de sentimiento.
Y justo cuando comencé a imaginarme a Billie Joe delante de mí cantándomela en bajo, casi susurrándola, única y especialmente para mí, y para nadie más que yo, mi móvil vibró a mi lado en la cama, y a la que vi que el que llamaba era él mi sonrisa se hizo más grande aún, contesté como ida.
- Hola... -dije solamente.
- Gloria...

- ¿Por qué llamas? -le pregunté levantándome de la cama, dejando los cascos encima de la mesilla de noche y saliendo al balcón que había en mi pieza. No hacía frío y eso me gustó.
- No podía dormir... No pensaba que estabas despierta...
- ¿Entonces por qué llamabas si pensabas que no iba a contestar? -me reí en bajo.
- No lo sé... ¿Por qué estás despierta? -preguntó, no se le notaba cansado.
- Me enganchaste a Kerplunk, y no puedo parar de escuchar la primera canción del disco... ¿Y tú?
- Me da palo ir a casa a estas horas y que Addie me eche la bronca... Y pues... Necesitaba pensar.
- Como todos... -dije mirando las estrellas y la luna (que cursi sonó eso).
- Me ha gustado mucho la tarde contigo...
- Lo mismo digo...
Nos quedamos en silencio, cada uno pensando a saber qué cosas... No me acuerdo exáctamente en lo que pensaba en ese momento de silencio, pero de seguro que en algo relacionado con la tarde que había pasado a solas con el cantante, probablemente en el momento del callejón, o cuando estuvimos en el departamento bailando... Aunque lo más probable era que pensara en los casi besos que casi me doy con él... Me hubiera gustado que hubiera pasado... Para qué engañarme...
Billie Joe suspiró por el auricular, a mí casi se me había olvidado que estaba hablando con él... Por qué si no iba a estar en la terraza mirando el maldito cielo...
- I sit alone in my bedroom staring at the walls... I've been up all damn night long. My pulse is speeding. My love is yearning... -comenzó a cantar Billie Joe de repente, y yo casi me muero allí mismo, en el balcón, terraza, o lo que mi.erda fuera donde estaba.
- No sigas cantando, por favor... -sonó mal, lo sé, pero fue lo único que se me ocurrió.
- I hold my breath and close my eyes and... dream about you... -no hizo caso. Algo estaba a punto de salir desde mi interior hacia fuera, pero supe retenerlo... No sabía cuanto tiempo podía seguir aguantando a que Billie Joe acabara de cantar -. Cause you're 2000 light years away
Se saltó un trozo antes de terminar del todo la canción y volvió a repetir lo mismo que hacía unos segundos antes:
- I can't see you, but in the distance, I hear some laughter... We laugh together...
- ¿No querrás que ría, no?
- No, si con eso despiertas a tus padres mejor que no.
- Ya...
- Bill, me entra sueño y frío -comenté en bajo y tiritando.
- ¿Dónde estás para que te entre frío?
- En el balcón de mi pieza...
- Te dejo entonces... No quiero que te vuelvas a resfriar...
- Mejor... Nos vemos mañana, Bill...
- Adiós.
Nos quedamos unos minutos más en silencio sin saber muy bien como despedirnos... No iba a ser bueno que nos dijeramos Te quiero, o algo así... Entonces opté por decir un simple adiós, nos vemos mañana...

Entré en mi pieza y me metí entre las sábanas de mi cama, y me quedé dormida pensando en la extraña conversación que acababa de tener con el cantante.

Chapter 6. It's just jealousy.

Sabía que sólo era un juego, que Billie Joe sólo me quería para poder descargarse con alguien distinto a su mujer, que esto no iba a durar mucho, solamente hasta que él se cansara de jugar conmigo, pero en ese preciso momento no quería verlo, prefería mil veces engañarme a mí misma diciéndome que el cantante me quería de verdad a pensar que nadie podría enamorarse nunca de mí y que nadie me podría querer como mujer más que de compañía, y la verdad es que no parecía importarme demasiado que Billie Joe solo me quisiera para pasar el rato ya que lo que pasó esa tarde fue demasiado mágico para mí, tan mágico como si de verdad hubiera sido con amor de verdad, o tal vez más mágico aún, si eso era posible.
Esa mañana me levanté temprano y como con prisa, había quedado con Billie Joe y mi tío para ir al cine por la tarde y sin embargo me apeteció levantarme pronto, aún con la extraña conversación con Billie en la cabeza bajé al piso de abajo a desayunar, para mi sorpresa ya estaba ahí Andrea preparándome el desayuno, no me fijé en que había alguien más esperando a que me levantara de la cama y me dispuse a deborar los cereales del cuenco de leche con energía.
- ¿Phur quhe fe has lefantafo tfan pfontho? -pregunté con la boca llena de comida y a punto de atragantarme, acababa de darme cuenta de que Dougie también estaba en la cocina y casi se me caen los cereales de la boca.
- Cariño, traga y luego hablas -me pidió mi madre. Dougie se rió por lo bajo.
- Lo siento... ¿Qué ha-haces aquí tan pronto, Doug?
Mi amigo me observó seguir comiendo y al cabo de unos segundos contestó:
- ¿Recuerdas que hemos quedado con los chicos para dar una vuelta antes de ir al cine?
- ¡Es verdad!
Terminé el desayuno en tiempo record, dejé los restos en el fregadero y cogí a Dougie del brazo saliendo de la cocina antes despidiéndome de mi madre.
- Mamá, nos vemos esta noche.
- ¡Adiós, hija!
Con mi amigo subimos a mi cuarto, yo cogí mi ropa del armario: una falda negra, mis converse y una camiseta de Avenged Sevenfold y me metí en el cuarto de baño de mi habitación sin cerrar del todo la puerta para poder hablar con Dougie mientras me cambiaba de ropa. No veía lo que estaba haciendo mi amigo allí fuera en mi cuarto y encima de mi cama, pero de seguro que estaba revolviéndome entre los cajones de la mesilla de noche como solía hacer siempre que estaba solo en mi pieza.
- Ahora que no está mi madre me puedes decir a qué has venido -le dije a mi amigo todavía desde el baño.
- Quería quedar contigo antes de que se nos junten Billie Joe y los demás.
- ¿Y no será que quieres hablar de lo del beso de ayer? -creo que metí el dedo en la yaga.
- Si fuera por eso ¿no crees que lo hubiera sacado ya?
- Probablemente...
Estuvimos unos minutos en silencio y sin decir una sola palabra más acerca de lo del beso del día de mi cumpleaños. Yo acababa de ponerme la falda negra y las medias de rejilla, e iba atándome la converse derecha cuando Dougie volvió a hablar desde dentro de mi cuarto:
- ¿Te queda mucho?
- Puedes entrar si quieres... -comenté acabando y levantándome hacia el espejo para pintarme la raya del ojo -. Estoy con delineador en mano.
Y eso hizo, se apoyó en el marco de la puerta observándome con interés como me pintaba la cara, casi me saco el ojo derecho ya que me puse algo nerviosa con su mirada inexpresiva. Cuando acabé salí a mi pieza, cogí mi chaqueta de cuero y unos cuantos dólares para comprar las entradas del cine y la comida del día. Con Dougie salimos a la calle sin comentar nada todavía, comenzaba a ponerme más nerviosa de lo que ya estaba yo de por sí. Cuando cojimos el autobús que nos llevaba al Centro Comercial y nos sentamos atrás del todo en dos bancos juntos fue cuando Dougie me dirigió la mirada y la palabra:
- ¿Qué película vamos a ver?
- No lo sé... Algo de dibujos animados... -contesté simplemente -. ¿Puedes olvidar ya lo pasado ayer, y hablarme como me sueles hablar siempre?
- Lo siento... ¿Y qué tal con Billie Joe?
- Sin más... Es buen tipo... -se me hacía raro hablar del cantante en compañía de mi amigo.

El resto del viaje en autobús la pasamos hablando de Metallica y Avenged Sevenfold, con Dougie no teníamos mucho en común, la verdad, pero si debía decir algo que nos gustara a los dos por igual contestaría sin dudarlo un solo segundo que nos encantaba la misma música. Yo en un principio, cuando comencé la escuela no tenía ningún amigo, y la mayoría de la gente de mi edad se metía conmigo porque me gustaba el metal, hasta que en secundaria conocí a Dougie y su hermana Lara y nos hicimos amigos por lo mismo que los demás no querían tener confianza conmigo, por el heavy-metal...
Cuando llegamos al Centro Comercial vimos por detrás el pelo en punta de Tré Cool a quien le gritamos sin dudarlo un solo segundo. Cuando se dio cuenta de que era a él a quien nos referíamos cuando le llamábamos: Frank, el baterista se dio vuelta y nos saludó con la mano para que fuera hacía donde estaba él con una chica y un niño pequeño quienes debían de ser Ramona y Frankito.
- ¿Qué tal, metaleros? -preguntó con la sonrisa que le caracterizaba -. Estos son: Ramona, y Frankito, mis hijos.

Una vez hechas las presentaciones fuimos con Tré y sus dos hijos dentro donde nos esperaban Billie, Mike y sus respectivos hijos. De nuevo hubo presentaciones y demás cosas de rutina, y luego fuimos dando vueltas por las tiendas mirando cosas y haciendo comentarios, con Joey y Ramona, los más mayores, fuimos tablando conversación, Estelle de vez en cuando se unía a nuestras conversaciones y cuando se aburría se iba con su padre; la verdad me dio un poco de pena, ya que como era mi prima debería de haber hablado más con ella que con Joey y Ramona de los que no me unían a nada.
Dougie de vez en cuando me hacía reír con sus cosas y comentarios sobre la gente que pasaba a nuestro lado, unas de las cosas buenas de vivir en una ciudad tan grande como Los Ángeles era que podías no encontrate con la misma persona dos veces seguidas en toda tu vida, (aunque también podías encontrarte siempre con las mismas personas), y así no importaba lo que les dijeras ya que nunca la ibas a volver a ver.

Mientras que con Dougie nos reíamos ahora de una señora gorda que llevaba un sombrero gracioso, notaba como que no todo el mundo se estaba divirtiendo tanto como nosotros dos, y ese alguien era Billie Joe, a quien de vez en cuando le pillaba mirándome raro, a mí y a Doug, todo el rato. Y cuando me disculpé de mi tío, Dougie y demás gente para ir al baño el cantante me siguió también disculpándose diciendo que tenía que descargar su vejiga. Una vez en el túnel donde estaban los cuartos de baño de chicas y chicos Billie Joe me tomó del brazo y me arrinconó contra una esquina que había al lado de los servicios de hombres.
- Me haces daño -le dije mirando su presión en mi muñeca izquierda.
- Lo siento.
Se quedó en silencio, pero sin dejar de apretarme contra la pared ni un sólo instante, notaba su aliento en mi cara que hizo que mi corazón casi se saliera de mi pecho de lo rápido que iba, notar a Billie Joe tan cerca de mí no me estaba ayudando mucho a tener la cabeza ocupada pensando en otra cosa que no fuera en los carnosos labios del cantante que casi rozaban los míos.
- ¿Qué...? -intenté hablar pero Billie me hizo callar enseguida.
- No aguanto más...
- ¿El qué no aguantas más? -pregunté a duras penas.
El cantante no dijo más, solamente sin quitar su presión de mi cuerpo acercó su rostro al mío aún más si eso era posible, supe su intención enseguida y no le quité ni corrí la cara, quería que eso ocurriera, quería que Billie Joe me besara, tal vez no mi parte racional, pero la irracional me pedía a gritos que acortara la distancia de nuestros labios y que acabara de una vez por todas con el maldito sufrimiento... Era de locos, hacía tan sólo un día de que nos habíamos visto por primera vez y ya era la decimoquinta vez que tenía su rotro tan cerca del mío (ya sé que no fueron tantas)... Billie Joe por fin acortó la distancia y chocó sus labios con los míos en un beso suave y delicado, acarició mis labios una y otra vez, y yo no quería que parara, mis labios también rodeaban los suyos con intensidad, como si fuera el último beso que iba a recibir en mi vida, quería que esto nunca acabara, que Billie siguiera besándome sin parar hasta que alguien nos interrumpa y pegara al cantante en la cara por besarse con una adolescente... Pero ese puñetazo no ocurrió, fue el propio Billie Joe el que acabó con lo que él había empezado separándose lentamente de mí, y mirándome a los ojos profundamente, me perdí en su color verde por varios minutos en los cuales sólo oía el eco de mi corazón chocando contra mi pecho. Había sido el beso más perfecto del mundo.

Chapter 7. A surprise.

Me miró largo rato a los ojos y sin decir nada... Yo me puse roja al notar su mirada brillar de esa forma tan extraña, me perdí en el color verde que poseían sus ojos... Noté como volvía a acercarse para intentar besarme de nuevo, pero no lo consiguió ya que alguien le dio unos golpecitos en el hombro al cantante, e hizo que Billie Joe se girara para ver al recién llegado, yo de él solamente llegaba a ver era que llevaba sobrero, y cuando le oí hablar supe en seguida quien era, en ese momento me quedé paralizada, casi ni podía respirar e intentaba pronunciar su nombre pero mis labios y mi cerebro no querían hacerlo, era demasiado bueno para ser verdad, demasiado...
Cuando Billie se quitó de en medio pude ver que mi instinto no se había confundido, era él y nadie más que él, era el hombre que siempre había soñado con ver en persona, con quien más deseaba hablar de cualquier cosa, era el hombre que tantas veces había imaginado que me hablaba y que me hacía perderme en sus ojos marrones, era mi ídolo desde la infancia, y ahora lo tenía delante, sonriéndome y sorprendentemente de verdad... Synyster Gates me miraba y yo no podía creérmelo, no del todo, no todavía, y probablemente tampoco me lo iba a creer luego cuando llegara a casa por la noche, por uno de mis puñeteros impulsos me tiré en sus brazos, viví ese momento como si fuera el último de mi existencia, aspiré profundamente el olor que desprendía su ropa, ese olor que tantas veces me había imaginado oliendo, ese maravilloso olor que no era muy distinto a como lo había creído desde siempre, olor a tabaco. Mi corazón estaba que se me salía del maldito pecho, y yo intentaba calmarlo pero no daba resultado...

A la que salimos del túnel de los baños y nos encontramos de nuevo con todos, casi me entra la risa al ver la cara que se le puso a Dougie cuando vio que nos acompañaba su también ídolo, pero aguanté la carcajada que se agolpaba en la garganta ya que seguramente yo también había puesto esa cara o peor cuando había reconocido la voz del guitarrista.
Luego de estar en la parte donde vendían las entradas de cine, y una vez sacadas todas, Mike nos explicó que el cine era como, por así llamarlo, una excusa para poder encontrarnos con Brian (Synyster) ya que habían quedado en que iba a venir con nosotros al cine para darme una sorpresa, y que en realidad el regalo de la Gibson en miniatura había sido una pequeña parte de mi regalo de cumpleaños... Después de esto iba a tardar mucho tiempo en poder devolverles el regalo a los tres que habían planeado todo.
Fuimos todos a comprar palomitas y bebida para comer mientras veíamos la película, en la fila Joey hacía que Jake se picara todo el rato, y yo hablaba con Estelle por primera vez en todo el día, pero de vez en cuando no podía evitar mirar hacia donde estaban Billie Joe y Synyster hablando detrás nuestro, la presencia de los dos guitarristas me ponían nerviosa, y sobre todo el pensar que tal vez Brian había visto cómo Billie me besaba y que ahora estaba hablando con él sobre eso. Mi prima lo notaba, aunque no comentó nada supe que lo notaba por como me miraba...
Me tocó en el asiento del medio de Billie y Synyster, ¿por qué a mí? ¿Iba a poder aguantar toda la maldita película sentada al lado de esos dos? ¿o iba a tener que salir corriendo en mitad de ella para poder tomar un poco el aire? Cuando se apagaron las luces, me moví inquieta, no sabía qué mierda hacer, no podía mirar a un lado porque me iba a dar vergüenza observar a Synyster, y tampoco podía mirar hacia el otro porque estaba Billie Joe, todo esto era un puto lío, y más aún cuando el cantante de GreenDay juntó su mano con la mía al coger palomitas, yo me había confundido de bote y había metido mi mano en el de Billie Joe, noté como me ponía roja, y como me sudaba la maldita mano derecha por culpa del jodido contacto... En medio de la película me tuve que salir como había pensado en un momento que iba a tener que hacer... Ya no aguantaba más esa maldita sensación... Bajé las escaleras del cine sin ver una m.ierda, y algo torpe, una vez salí al pasillo me metí en los baños de señoras para refrescarme un poco la cabeza, me eché varias veces agua por la cabeza, y cuando creí que ya estaba mejor salí de nuevo al pasillo, no sabía que hacer, si entraba de nuevo en la sala me iba a emparanoyar todo el rato por culpa de esos dos, y si me quedaba fuera me iba a aburrir como una jodida hostra... Gracias a algo, no diré en Dios porque creo en él, pero gracias a algo tuve una tercera opción, y todo gracias a mi prima que también se había salido de la película. Suspiré, ella me saludó viniendo corriendo hacia donde estaba yo, me sonrió con energía, le pregunté que qué hacía fuera y ella me contestó que odiaba esa película y que era demasiado infantil para ella, yo le dije de dar un paseo por el centro comercial, y ella aceptó encantada de la vida.

- ¿A dónde quieres que vayamos?
- Vamos a una tienda de videojuegos y nos entretenemos jugando a algo -contestó emocionada.
- De acuerdo.
Y eso hicimos, nos fuimos a la tienda de videojuegos más grande que había en Los Ángeles, no pregunten cómo se llamaba, porque ni yo misma me acuerdo, pero de lo que sí que me acuerdo es que era enorme, y había una pantalla de televisor gigante donde podías jugar con la PlayStation. Estelle se sentó a jugar a carreras de coches en el primer turno mientras yo la miraba.
En ningún momento dejó mi prima de hablarme, me preguntaba y contaba cosas mientras adelantaba a todos los coches que se le ponían delante sin mucha dificultad.
- ¿No te ha gustado la sorpresa?
- Sí, me ha encantado... Pero... -me mordí el labio inferior.
- ¿Pero, qué?
- Nada...
- Te hubiera gustado que no te hubiera interrumpido con Billie Joe. ¿Verdad?
En ese momento no supe qué contestar, me había quedado pillada con esa pregunta, paralizada, no podía moverme y mucho menos contestarla, y a causa de esto hice que mi coche se estampara contra un muro que había delante mío... Menos mal que sólo era un maldito juego...

Chapter 8. A fucking musical?

Después de esa maldita conversación con mi prima estuve varios días pensando en ella, ¿tanto se me notaba? Recuerdo que intenté explicarme pero nada me salía lo demasiado bien que yo pretendía que saliera, y por maldito error Estelle se dio cuenta de lo que pasaba, pero ella nunca lo dijo, es más me apoyó en todo lo que pensaba hacer, no le importaba que Billie Joe pudiera acabar en la cárcel, y creo que después de lo que pasó a él tampoco le importaba demasiado... Bueno, que me enroyo y yo lo único que quería decir es que Estelle y yo comenzamos una relación más allá de los lazos familiares, comenzamos a ser amigas, nos llamábamos cuando teníamos problemas con lo que fuera, y nos queríamos casi como si fuéramos hermanas, pero como siempre teníamos que mantener nuestra amistad en secreto, para que mi madre no se enterara de lo que había estado haciendo a sus espaldas.
Los meses seguían pasando, no hubo nada de lo que destacar, la verdad, lo único es que Billie actuaba como si el beso en el pasillo de los baños no hubiera ocurrido nunca, aún así se mostraba demasiado cariñoso conmigo... Era muy extraño, pero de todas formas me gustaba esa situación... Soy masoca, ya lo sé. Bueno, como iba diciendo los meses pasaban, y con ellos los días de colegio y las oportunidades para demostrar que un alumno se merecía tener buenas notas, lo que no era en mi caso, ya que suspendí todos los exámenes prácticos que me ponían día a día, y lo malo es que no parecía importarme demasiado, hasta que llegó el día de recibir las malditas notas.
Estaba demasiado nerviosa, sabía lo que me iba a encontrar cuando cruzara la puerta del despacho de la tutora, mis manos temblaban a la que llamaba a la puerta para que la profesora me dejara entrar, su voz sonó en el otro lado y yo entré sin dejar de temblar un sólo momento.
El despacho de mi tutora no era como había pensado que sería, nunca antes había estado allí y lo que vi me dejó asombrada. Las paredes estaban pintadas con un suave color azul cielo, dos estanterías decoraban la parte de detrás de la mesa, pero no había rastro de ningún diploma en ninguna parte. Dejé de fijarme en las paredes y observé a la tutora ahí sentada con las manos delante de su cara y observándome con cara de pocos amigos. La profesora era más o menos bajita, con el pelo castaño y los ojos almendrados. Ahora llevaba un traje gris, demasiado serio a como solía ir vestida. Me ordenó sentarme enfrente suyo, cuando lo dijo su voz sonó como cuando mi madre se preparaba para echarme una gran bronca en forma de gritos. Pero la tutora no podía ponerse a gritarme, o al menos eso es lo que yo creía.
- ¿Qué ha pasado? -me preguntó más calmada de lo que yo había pensado.
Miré el papel de notas donde tenía la mano colocada, era de un verde tranquilizador. Pero lo que había ahí puesto no era tan tranquilizador... cuando leí lo que ponía casi me da un infarto, ¿tantas había cateado? No podía creérmelo, nunca había suspendido más de tres asignaturas en un trimestre. Esto no podía ser verdad... ¿Cómo les iba a dar a mis padres esa hoja? ¿Con qué cara les iba a decir que había dejado siete asignaturas? Se me iba a caer el pelo y con razón. Sabía que todo era por culpa mía, y había recibido mi castigo.
Las lágrimas llegaron a mis ojos pero yo las retuve pestañeando. Miré a la tutora que aún esperaba que dijera algo al respecto. No sabía qué podía decirle.
- Yo... -comencé pero me tuve que callar al momento.
- Gloria... Nunca habías dejado tantas -"Cómo si no lo supiera de antemano", pensé, pero me lo callé -. ¿Hay problemas en casa?
- No, no pasa nada en casa.
- ¿Puedo hacerte una propuesta?
La observé con los ojos abiertos de par en par... Una propuesta... A ver con qué mierda sorprendía ahora...
- Mira, no se lo cuentes a nadie, pero los que hacen alguna clase extraordinaria reciben puntos a favor en algunas de las clases, y tú estás en el bachiller de artes escénicas...
A medida que iba hablando su sonrisa se hacía más y más ancha. La volví a mirar alucinada, puntos extra... Sonaba tentador, bastante tentador... Y toda solamente apuntándome a clases extraordinarias. Pero, ¿a qué clase extraordinaria se refería?
- Hay un grupo de chicos que están apuntados a un musical y yo sé que tienes buenos dotes como cantante y actriz.
Ahora sí que me iba a dar algo... ¿Un musical? ¿Estaba bromeando conmigo? O sea, ¿sólo tenía que subir a un escenario, cantar y bailar como una posesa, y ganaría puntos extra? ¿Así de fácil? Imposible... Estaba claro que el fenómeno Greese todavía les afectaba. Miré a la profesora suspirando y levantando la vista de mis manos llenas de t-pex.

- De acuerdo -suspiré aún no muy convencida de que un musical pudiera ayudarme a aprobar todo en junio, y si no al menos me habré divertido haciendo algo de provecho.
- Muy bien. Tienes prueba de audición esta tarde a las seis, en el salón de actos.
- Genial.
Cogí las notas y el panfleto de lo del musical y, sin volver a mirar a la tutora, salía de aquel agobiante despacho. Cuando cerré la puerta y me giré, me topé con la mirada de Armstrong. Reprimí un gritito ahogado, me había asustado. Sus ojos verdes me observaron brillantes, por primera vez no me sentí incómoda con su mirada.
No comenté nada y comenzamos a andar los dos en silencio. Volvía a sólo escucharse nuestras Chuck Taylor sobre el suelo de azulejos azules. Sonreí, casi riéndome, cada vez que notaba como la mano del cantante rozaba mía. En uno de esos choques me la agarró con fuerza y levantándola en el aire la observó con detenimiento. De nuevo ese sentimiento en el estómago que me producía el cantante al tocarme recorrió mi cuerpo. Deseé que no me soltara la mano en un buen rato, y él pareció notarlo porque continuó haciéndome cosquillas durante más de diez minutos, lo que nos costó llegar a su coche negro, pero para mí no era suficiente, necesitaba que siguiera todo el resto del día, necesitaba notar su contaco, ese calor interior cuando me tocaba, o acabaría por volverme loca.

Ese extraño sentimiento duró poco cuando Billie me preguntó acerca de las notas. Me miré las manos sudorosas y él volvió a colocar la suya encima. Cerré los ojos un momento para disfrutar de ese contacto, pero sólo logré que las lágrimas salieran y surcaran mis mejillas.
- Ey, ¿qué pasa?
Hice caso omiso de su pregunta y seguí llorando todavía sintiendo su mano sobre la mía. Billie Joe no se lo pensó un sólo segundo más y me abrazó con ternura. Yo apreté su cuerpo más contrar el mío. Volvía a sentir esa necesidad de notar su contacto, su calor... Aunque sabía que sólo era un estúpido sentimiento que no debería llegar a más, pero era lo que necesitaba para seguir viviendo, más aún que el aire para respirar, necesitaba su contacto y sobre todo su cariño y sus abrazos.
- Has dejado siete, ¿verdad? -comentó él aún abrazado a mí, noté su respiración en mi cuello.
- Sí.
- Y todo por nuestra culpa...
- ¡NO! -contesté gritando -. Yo y sólo yo tengo la culpa, y yo lo tengo que arreglar, sola.
- ¿Cómo?
Sonreí tragándome las lágrimas, cuando le dijera lo del musical le iba a dar algo. Me eché a reír al imaginarme su cara de sorpresa ante la nueva noticia.
- ¿Y ahora te ríes? ¿Qué mosca te picó?
- Voy a actuar en un musical -abrió grande los ojos.
- Genial.
- Hoy tengo prueba por la tarde... ¿Dónde vamos?
- ¿A qué hora es la prueba? -preguntó serio.
- A las seis. ¿Por?
- Saber...

Chapter 9. Give me a long kiss.

Aún seguimos abrazados unos pocos segundos más. Todo el mundo nos estaba observando, el profesor del musical y mis compañeros, noté sus ojos clavados en mi coronilla pero no me importaba. Mantuve los ojos cerrados, seguí respirando el olor de cigarrillos y fruta del pelo del cantante. Era un olor de lo más raro, pero era el olor de Billie Joe... Noté como se separaba un poco de mí y dejé de sentir esa presión en todo mi cuerpo, los músculos se relajaron y yo con ellos. Billie posó sus ojos en los míos, brillaban de forma intensa, estaban medio cerrados a causa de la sonrisa en sus labios, y a su alrededor se contrentraban unas cuantas arrugas pequeñas.
Salimos de aquel lugar hacia el coche negro, una vez en él, Billie arrancó y condujo hacia el piso de siempre. No comentó nada durante un largo período de tiempo, yo ya estaba acostumbrada a eso, así que no le di demasiada importancia. El guitarrista siguió con la vista fija en la carretera otro poco más, hasta que llegamos a un semáforo en rojo y tuvo que parar el coche. Dejó caer su mano derecha del volante y me miró largo rato a los ojos. Su mirada era extraña, no había rastro de la alegría que había mostrado en el salón de actos, ahora era triste y preocupada. ¿Tan pronto se le había acabado la alegría? ¿Se había alegrado o sólo me había sonreído para no preocuparme? ¿Le pasaba algo conmigo? ¿Tenía yo la culpa de su repentino "mal humor" o había otra razón que me preocupaba? Pasara lo que pasara acabaría diciéndomelo, tal vez no ahora mismo, pero me lo iba a contar. Billie Joe no comentó ni dijo nada, sólo siguió conduciendo cuando el semáforo se puso en verde otra vez. El ruido del motor del coche en marcha sofocó mis pensamientos durante un rato. Pero a medida que pasaban los segundos yo comenzaba a hacerme las mismas preguntas todo el rato. Comenzaba a preocuparme y a ponerme nerviosa por culpa del silencio tan incómodo que se había formado entre nosotros. Nuestro primer silencio incómodo...
Llegamos a nuestro destino al cabo de media hora, en el ascensor todavía seguía el mismo silencio que en el coche, y en el departamente pasó lo mismo en un principio. Me senté en el sofá apoyando mi cabeza en mis piernas, y Billie se colocó a mi lado, lo supe porque el sofá se movió hacia abajo y por la respiración del cantante que chocaba en mi pelo. Pude notar como vacilaba y pensaba si me abrazaba o qué hacía. Por fin se decidió a hablarme.
- Gloria... yo -comenzó pensándose bien qué era lo que me iba a decir -. Siento mi comportamiento en el coche.
- ¿Por qué no me dices qué es lo que pasa? -le pregunté levantando mi cabeza y observándolo -. ¿Te ha molestado que te haya abrazo, o qué?
- No me ha molestado, lo contrario... yo...
Se acercó a mí como lo hizo el día en el pasillo de los lavabos de señoras. Su aliento tocó mi cara, llenándola de un olor extraño; sus labios estaban a punto de rozar los míos, y cuando ya los podía tocar de nuevo después de tantos meses sin hacerlo, el guitarrista se separó de inmediato y se levantó del sofá. Intentó que no se notara, pero lo hizo tarde, ya había visto como sus lágrimas mojaban su cara. Sin poder evitarlo también lloré, no sabía por qué pero estaba llorando sin control. Mis lágrimas eran dolorosas por una extraña razón, un pinchazo cruzó mi corazón como un trueno. Pasado ese momento de confusión me levanté del sofá e hice que el cantante dejara de llorar por nada. Me miró confundido.
- ¿Por qué lloramos? -le pregunté enjugándome las lágrimas con la palma de la mano.
- Porque no deberíamos sentir esto. Estoy casado, Gloria, y tú tienes diecisiete años... No pode...
- Yo te amo -le interrumpí, parecía una niña pequeña.
- ¿Qué?
No sé por qué mierda lo hice pero le cogí la cara con mis manos y acerqué mi rostro al suyo, él no lo quitó, yo lo acerqué más y le besé en los labios haciendo que nos chocáramos contra la pared que teníamos detrás de nosotros. Le seguí besando una vez, y otra, y otra, hasta que él fue el que tomó la iniciativa en lo que estábamos haciendo y me apretó más a él mientras me besaba en el cuello, de nuevo, calor interno allí donde me tocaban sus labios y sus manos. Noté como me quitaba la chaqueta y me apretaba aún más recorriendo mi espalda con sus manos, yo lo único que hacía era estirarle del pelo cada vez con más fuerza, nunca había hecho esto y por eso se notaba en la torpeza de mis actos, aún así era el cantante quien hacía todo, yo solamente me dejaba besar. Poco a poco consiguió sacarme también la camiseta de Metallica que llevaba puesta, y así en sujetador me cogió en brazos y me llevó hasta su cuarto para luego tumbarme en la cama con cuidado. Se subió conmigo, antes de quitarse las converse, y luego me quitó las mías. Se colocó encima de mí, y momentos después se quitó él su camiseta de rayas, a continuación, me mordió en el hombro corriendo el tirante del sujetador un poco. Acabó quitándome la ropa de una vez, y luego siguió apretándome más a él, una y otra vez. Era mi primera vez, como dije antes, y no fue como la imaginé, para empezar no me imaginé tirándome a un cantante de rock de diecisiete años más que yo, en segundo lugar no pensé que me iba a gustar tanto como me gustó, fue como la primera vez que uno come chocolate, no sabe cómo es hasta que lo empiezas y luego no puedes parar de comerlo, pues esto fue igual, no quería que Billie Joe parara un sólo segundo que siguiera haciendo fuerza, y que siguiera haciéndome sentir ese deseo tan difícil de explicar, ese placer, esa forma de hacerme sentir única en el mundo y afortunada de ser yo la que esté debajo de él, en esa cama, en ese departamento, de hacerme sentir uno con él; pero no todo podía ir perfecto, no, siempre tenía que haber algo que me jodiera en un momento como ese, y es que todavía no habíamos acabado de hacer el amor cuando los recuerdos y la mente de Billie Joe le causó grandes problemas, el cantante en lugar de gritar mi nombre, en lugar de estar pensando en mí mientras me follaba, él estaba pensando en otra persona, en una persona que yo conocía muy bien, y es que a Billie no se le pudo ocurrir otra cosa que pensar en mi madre mientras lo estábamos haciendo, y cuando oí el nombre de ella ya era demasiado tarde, ya no podía decirle que no era ella, que era Gloria su hija, no podía decirle nada porque llegó el momento en el cual el cantante acababa, y a causa del gemido final que me provocó no pude hacerle ver que era yo, Gloria Finn con la que se estaba acostando en ese momento. Y para cuando quise decirle algo sobre lo que había gritado, vi que el cantante se acababa de quedar dormido... Yo, agarrando mis piernas como momentos antes en el salón, me quedé llorando en silencio tumbada en la cama y tapada levemente por la sábana blanca de la cama de Billie Joe.

Chapter 1O. The performance day.

Después de aquella noche en el departamento de Billie no volvió a pasar nada más. El cantante me había dejado bien claro que no tenía que volver a ocurrir. Desde ese entonces Billie Joe y yo no hablamos como antes, sólo nos veíamos los días que tocaba con él y Jakob en su casa, y cuando mi tío Mike preparaba una salida "familiar". Adrienne también venía con nosotros y quería mucho al cantante, pero aún así no me acostumbraba a tenerla con nosotros, siempre que ella estaba yo miraba al suelo y no decía casi nada...
El tiempo volvió a pasar rápido, las Navidades se me hicieron más cortas que nunca, y a pesar de que a mí no me gustaban demasiado hubiera querido que fueran más lentas. Y al vuelta al colegio fue la peor de todas, como si fuera poco los rumores que Billie y yo estábamos acostándonos se hicieron más fuertes, desde que me abrazara con él en salón de actos. Ahora me llamaban "Armstrong", y a pesar de que yo hacía como que no me importaba que me llamaran así no podía disimularlo muy bien, me importaba y mucho... Mi madre, a diferencia de mi padre, no sabía que me veía con el cantante y sus amigos en secreto, e iba a ser peor que se enterara por un rumor que si se lo decía yo. Yo sabía que tarde o temprano se iba a enterar, así que me comía el coco intentando encontrar una manera correcta de decírselo sin que se pusiera histérica, lo cual era bastante difícil teniendo en cuenta que mi madre siempre se ponía histérica con cosas así.
Por otra parte estaba lo del musical, eso era ahora mi mayor prioridad. Ya sé que en un principio no estaba muy emocionada con ello, pero a medida que iba ensayando me iba gustando eso de juntar mis dos pasiones, la música y el teatro. Pero en lo que yo no había caído era en lo que podía pasar ese día, el día del estreno del musical, que iba a cambiar mi futuro para siempre...
El día anterior al estreno del musical fue viernes, y como todos los viernes por la mañana yo estaba en clase atendiendo. Adam seguía al lado mío como en el principio del curso, puesto que casi nunca nos cambiaban de lugar, mi compañero miraba a la pizarra sin ver absolutamente nada, y de vez en cuando giraba su mirada para verme a mí, y yo me puse nerviosa con su miradas supuestamente disimuladas.
- Nada -contestó desviando la mirada de mis ojos de nuevo a la pizarra cuando le pregunté qué era lo que le pasaba.
- Algo te pasa.
- Sólo me preguntaba por qué ya no sales con nosotros.
- Porque voy con mi tío y sus amigos -me encogí de hombros.
Noté como mi amigo dudaba en preguntar la verdadera razón por la que no paraba de mirarme un sólo momento.
- ¿Hay algo más?
- ¿Qué hay de cierto de los rumores que hay en el colegio sobre Billie y tñu? -esa sí era la pregunta correcta.
- Sólo somos amigos -no yo me creía esa mentira.
Di la conversación por acabada y seguí haciendo como que atendía, mientras tanto mi mente seguía dándole vueltas a lo que acabábamos de hablar Adam y yo. ¿Es que también pensaban mis amigos que estaba liada con Billie? ¿Tanto se notaba que estaba enamorada del cantante? ¿O tan ciertos parecían los rumores que se contaban? Pensar en que la gente sabía que Billie Joe y yo nos habíamos acostado me ponía nerviosa, aún sabiendo que era imposible y que lo decían por joder me ponía muy nerviosa. Ya era frustrante de por sí sólo el acordarme de aquella noche, de aquel momento, y sobre todo aquellos gritos por parte de Billie pronunciando el nombre de otra, el dolor que sentí al oir por un momento al cantante pensando en mi madre mientras era yo con la que se estaba acostando, ya era frutrante todo eso, como para que encima unos imbéciles que no se enteraban de nada me lo hicieran recordar una y otra vez. No lloré puesto que ya lo había hecho bastante en Navidad, pero sí cerré mis manos en puño durante toda la clase de filosofía.
Cuando el recreo llegó me fui, como todos los días a esa hora, al aula que usábamos para ensayar las dos horas y media que teníamos. Todo el mundo ya estaba allí; Paige, Mark, Tom, Ana, Lara, Brian, Matt, Michelle, Laura y los "nuevos" que nunca recordaba como se llamaban... Parecía que todos me estaban esperando. Cuando cerré la puerta el profesor comenzó el ensayo. Nos recordó que al día siguiente iba a ser el Gran Estreno -como si no lo supiéramos -, y que debíamos concentrarnos muy bien en nuestro penúltimo ensayo. Yo recé para que mi solo saliera como debía y no la mierda que me solía salir, y mereció la pena rezar a no sé quien, porque me salió mejor que nunca. La siguiente canción la interpretaba Brian quien era mi pareja en el musical, y cantaba Sweet Child O'Mine de Guns 'n Roses. Me hubiera gustado ser yo quien la cantara, pero como no era posible me tuve que conformar con cantar sólo los coros.

El ensayo se pasó rápido como siempre ocurría, las dos horas y media se fueron volando y como era el final del día escolar me uní a mis amigos que me esperaban en la entrada. Lara fue la que sacó el tema de conversación al preguntarme por el ensayo.
- Genial -contesté emocionada -. Lo único malo es que Adam no quiso apuntarse conmigo y voy sola ahí arriba.
- Lo siento -se disculpó el aludido siguiéndome el juego -. No quería ensombrecer tu luminosidad.
- Al menos eres la querida de Brian "El magnífico".
- Se me olvidaba que estaba él -dije poniendo los ojos en blanco.
- ¿Por qué a todas os gusta ese tipo?
- Tú nunca lo entenderías, hermanito.
- Creo que tenemos que volvernos los chicos malos -comentó Adam riéndose.
- Vosotros nunca conseguiréis ser como yo.
Todos nos giramos hacia donde había sonado la voz de Brian. Su pelo negro era lo que más destacaba aparte de sus ojos grandes y azules, iba caminando hacia nosotros sin apartar la mirada de mis ojos, la cual me hizo algo de daño y tuve que bajar la vista al piso por su culpa. Cuando estuvo a nuestra altura volvió a hablar pero esta vez sólo a mí.
- Espero que mañana nos salga bien. Por cierto...
- ¿Si? -levanté la mirada a duras penas.
- Me gustó como cantaste tu solo.
- Gracias, el tuyo también fue soberbio -contesté sonriendo.
Asintió con la cabeza y se fue por el otro lado a su casa. Lo observé marchar sin despegar mis ojos de su espalda.

Una vez llegué a mi habitación me puse a tocar con la guitarra lo que Billie me había enseñado el día anterior junto con Jake. Cuando mis dedos estuvieron doloridos dejé a Kerplunk de lado, y decidí hacer los deberes de lenguaje. No entendía por qué tenía tantas ganas de mandarnos ejercicios para el fin de semana, como si no tuviéramos otras cosas que hacer que sus malditos ejercicios de síntesis.
A eso de las ocho de la tarde mi madre anunció que teníamo que ir a casa de mis tíos a cenar. Con mis tíos y mi primo de un año más que yo solíamos ir a cenar todos los viernes, eran pequeñas reuniones familiares en las que uno se lo pasaba hablando de cosas a penas con importancia. Y esa noche no iba a ser distinto, los tres sabían que iba a actuar al día siguiente y se pasaron toda la cena intentádome sacar algo, aunque sólo fuera una de las canciones que íbamos a interpretar, pero yo no daba mi brazo a torcer y no abría la boca para nada.
- Tendréis que esperar hasta mañana -comenté yo cuando ya salíamos hacia mi casa.
- Allá estaremos.
Al día siguiente, es decir el día de mi actuación, me levanté tarde, después de comer debía hacer unas cosas antes del musical. Mike me había enviado un mensaje para fuera a por Estelle a casa de su madre. La casa de la madre de mi prima estaba a tan sólo dos cuadras de la mía, así que el viaje no era tan largo. El caserón sobresalía de los demás, era bastante bonito pero nunca me había fijado en él. Entré al jardín con paso decidido y llamé al timbre un par de veces, mi prima fue quien abrió la puerta. Me sonrió como solía hacer siempre y me dijo que bajaba enseguida mientras subía las escaleras al segundo piso. Esperé dándole la espalda al interior de la casa y así observaba a la gente pasar, me encanta hacer eso, me gustaba ver a la gente pasar e intentar adivinar por el gesto de la cara lo que estaban pensando o si estaban tristes o contentos. Cuando volvió Estelle mi prima me tocó la espalda y yo me volví a girar hacia ella, sonreía grande.
- ¿Por qué me ha mandado tu padre a por tí? -le pregunté antes de comenzar a andar.
- ¿No lo sabes?
- ¿El qué? -mi prima sonrió aún más grande.
- Vamos a ir al musical y como a mi padre le pilla esto un poco lejos y yo quería verte ensayar te ha pedido que vengas a por mí. ¡¿A qué es genial?!
- S... sí. Genial... -puse los ojos en blanco sin que ella lo notara -. ¿Viene Armstrong?
- Sí, ¿por qué?
- Por saber, sin más -mentí.
Estaba preocupada, si iban Billie, mi tío y Estelle todos se iban a encontrar con mi madre, y ella con ellos. Si Billie y mi madre se veían... Sabía que a Billie Joe le seguía poniendo mi madre y tenía pruebas para creerlo, pero no sabía nada de los sentimientos de ella hacia el cantante, y por eso no sabía lo que podría pasar después de ese encuentro. ¿Podía hacer algo para que no se vieran? ¿O debía dejar que el destino por sí sólo? Y si decidía la segunda parte, ¿cómo iban a reaccionar? El miedo de que mi madre y Billie... Crecía en mi interior con rapidez. No, no iba a pasar nada. Mi madre estaba enamorada de mi padre, y Billie de Adrienne.
Al final el destino fue el que actuó por su cuenta, y todo lo que pasó después de la función me dejó marcada por un tiempo. Ya no sabía en quien confiar y en quien no...

Chapter 11. Ticking.

- ¡¿Por qué mierda no me lo has contado?!
- ¡¿Y tú por qué cojones le has besado?!
- ¡No me cambies de tema jovencita! ¡Me has mentido, te has tirado a mi ex novio y encima te encaprichas con él!
- ¿Y qué coño quieres que hiciera? ¡Dime! ¡¿Pensabas que no me iba a dar cuenta de que le sigues queriendo?! ¡Podías haber dejado todo como estaba! Y ahora me has roto el corazón besándote con él. Yo lo amaba. ¡Y ahora os odio a los dos!
Salí de casa pegando un portazo y llorando como nunca antes lo había hecho en mi vida. Sentí dolor, más que si me hubieran pegado una gran bofetada, sentí un dolor difícil de explicar, tenía el corazón roto y lo sentía como si sangrara en mi interior. Revoqué la imagen de mi madre y Billie Joe besándose, me hizo aún más daño. Observé mi reloj de pulsera, regalo de Navidad de Billie, eran más de las diez de la noche... Habían pasado más de cuatro horas desde el musical. Me senté en una de las escaleras del portal donde Billie y sus amigos "vivían", apoyé mi cabeza contra la pared y cerré los ojos.

Cuatro horas antes.

Los gritos de la gente traspasaban el escenario y llegaban hasta nuestros camerinos. Paige daba vueltas por toda la sala, yo la observaba mientras me pintaba los ojos. Bufaba cada dos por tres y por su culpa casi me saco un ojo, Laura la intentaba tranquilizar sin éxito alguno, y Michelle y Ana fumaban sus últimos cigarrillos. La puerta sonó y por ella apareció el profesor sonriéndonos, nos llamó al salón de los instrumentos, los chicos ya estaba allí. Fui donde Brian, con su ropa verde, me esperaba, me observó con una sonrisa al verme aparecer, yo se la devolví sin muchas ganas, la verdad. Tony, el profesor, nos llamó la atención, se le veía contento y a la vez nervioso, más nervioso que todos nosotros que éramos los que íbamos a cantar.
- Gloria -le miré -. Tú entras primera, lo sabes, dices tus frases y comienzas a cantar, sólo la primera frase de siempre. Luegos entras tú Brian seguido por los demás. Suerte.
Salí al escenario, mis piernas no temblaron pero mi corazón estaba a punto de salirme del pecho. Mis vaqueros se me antojaron muy pesados y la camiseta verde de los Ramones se me pegaba al cuerpo. Notaba mi garganta seca e imaginé que mi voz se quebraba al empezar la frase, pero al final conseguí hablar normal para mi alivio:
- ¡Qué difícil es ser yo! -la gente se rió -. Muchos dicen: ¡Va! Diana Greene está buena, todo le es fácil siendo así... -de nuevo risas -. Pero no es verdad: Do you ever feel like breaking down?
Los siguientes versos los cantó Brian con los demás del grupo. Yo cantaba otras partes de la canción y más tarde me fui ya que en eso yo no actuaba, sólo salí a cantar hasta mi parte, mi solo. En esa canción yo volvía de mi viaje a Londres y me habían contado que Brian había estado llorando porque yo me había marchado. Mi pareja estaba en un rincón, llorando, y yo aparecía en el otro lado como en un tren. Miré hacia el frente y comencé a decir mi pequeño monólogo:
- Vuelvo a Los Ángeles, en su búsqueda. Vuelvo sólo para verle a él. Tenía razón. No iba a aguantar mucho tiempo fuera. Ahora él está llorando... No lo entiendo, parecía tan cabreado cuando me dijo adiós... I heard you crying loud, all the way across town. You've been searching for that someone and it's me out on the prowl. As you sit around feeling sorry for yourself. Don't get lonely now, dry your whining eyes, I'm just roaming for the moment sleazin' my back yard so don't get so uptight you been thinking about ditching me. No time to search the world around. Cause you know where I'll be found, when I come around. I heard it all before, so don't know down my door. I'm a loser and a user so I don't need no accuser to slag me down because I know I'm right. So go do what you like, make sure you do it wise, you may find out that your self doubt means nothing was ever there. You can'y go forcing something if it's just not right. No time to search the world around. Cause you know where I'll be found, when I come around...
No hay mucho más que añadir de la función musical de ese día, apenas salía en los siguientes actos, y tampoco es que pasara nada del otro mundo allí arriba en el escenario, donde sí había pasado y estaba pasando en los pasillos de los camerinos, iba paseando por allá abajo hablando con Laura, una de mis compañeras del musical hasta que pasamos por un sitio donde se oían unos gritos exagerados, le dije a Laura que me esperara en los camerinos que iba a ver qué mierda era lo que estaba pasando allí, y cuando vi que quienes estaban gritando eran Billie Joe y mi madre me quedé paralizada y sin saber qué hacer o cómo actuar, mis piernas no reaccionaban, yo era el tema de conversación, yo, siempre era yo el maldito tema de conversación, fuera donde fuera y quienes fueran los que estaban discutiendo. Pero no sólo gritaron, cuando mi madre le fue a pegar al cantante un tortazo éste se acercó a ella y se comenzaron a besar pasionalmente... Rabia... Eso era lo único que sentí en ese momento, rabia, y unas ganas tremendas de ponerme a gritar como loca, pero sólo conseguí sacar un gritito ahogado y lleno de rabia que hizo que los dos se separaran enseguida como arrepentidos de lo que estaban haciendo a escondidas, la cara de Billie Joe era de sorpresa, y mi madre mostraba una mueca muy extraña en su cara, yo salí corriendo mientras oía como mi madre me llamaba a lo lejos, no falta decir que consiguió cogerme antes de que echara a correr con todas mis fuerzas.

***
Una lágrima cruzó por mi mejilla derecha, odiaba mi vida, odiaba a todos los que estaban en ella, odiaba a mi madre y sus gilipolleces, odiaba a Billie Joe por seguir amando a mi madre, odiaba a mi padre por no estar cuando se le necesitaba, y me odiaba a mí misma y a mis malditos sentimientos, si no me hubiera enamorado imbécilmente del cantante en estos momentos no estaría sentada llorando por su puta culpa... Cuando fui a levantarme para irme a dar un paseo a solas alguien me hizo quedarme quieta en mi sitio pronunciando la siguiente frase:
- ¿Estás bien? -esa voz me resultaba muy familiar.

Chapter 12. You're not my type. But I want you, anyway.

Me giré hacia donde había sonado esa voz. Los ojos azules de Brian me observaban preocupados, yo le devolví la mirada con cara de sorpresa de verle ahí pasmado.
- ¿Qué haces aquí? -pregunté evitando su pregunta anterior.
- Vivo aquí -se sentó a mi lado -. ¿Qué te pasa, Gloria?
- Nada. Never mind.
- Claro que importa.
- No lo entenderías -repuse medio enfadada y sin poder evitarlo.
- Prueba. Quien sabe -se encogió de hombros y sonrió.
- Bueno... Si insistes...
En un principio, cuando comencé a hablarle, pretendía contarle una mentira piadosa, pero me lo pensé mejor y le dije la verdad, estaba harta de las malditas mentiras y de sus castigos. Necesitaba descargarme con alguien, y él estaba a mano y dispuesto a escucharme. Le conté todo lo que había pasado desde el día de mi cumpleaños, como me di cuenta de que amaba a Billie Joe sin saber el por qué, lo que pasó en ese mismo edificio, y lo del beso con mi madre y su historia de cuando ella era adolescente. Brian me escuchó todo el rato sin interrumpirme ni un sólo momento. De vez en cuando asentía pero nada más. Cuando acabé de contarle todo con pelos y señales me quedé callada y comencé a llorar sin pretenderlo. El chico se me quedó mirando sin saber qué hacer, hasta que optó por abrazarme fuerte. Hacía mucho tiempo que necesitaba un abrazo de alguien, que necesitaba que me consolaran y que me prometieran que todo iba a ir bien. Todo esto me hizo sentirme mucho mejor, me había quitado un buen peso de encima. Todo gracias a Brian. No me soltó hasta que no paré de llorar en su hombro dejándoselo mojado. Le vi sonreírme en la oscuridad y yo suspiré, el típico suspiro que una hace cuando deja de llorar.
- ¿Te encuentras mejor? -preguntó muy cerca de mi oído.
- Algo mejor. Pero lo estaría aún más si me alejo de aquí. Este edificio me trae malos recuerdos.
Me levanté y comencé a andar hacia uno de los parques cercanos de la ciudad. Brian me llamó a lo lejos y yo me paré enseguida girándome observando al muchacho que me acababa de gritar.
- Gloria -volvió a llamar acercándose corriendo -. Te acompaño.
Llegamos al parque sin haber abierto la boca un sólo momento. Me senté en uno de los columpios de los dos que había y saqué el móvil, lo tenía en silencio para no darme cuenta si por algún casual el cantante se dignaba a llamarme para perdirme disculpas por lo pasado, pero eso no había ocurrido, Bill no iba a disculparse, no iba a caer esa breva. Brian me observó en silencio desde el otro columpio, no me había dado cuenta de que seguía ahí, yo le agradecí que no me hubiera interrumpido con una sonrisa bastante falsa y mal hecha. De repente noté una especie de cosquilleo extraño en la mano izquierda y cuando llevé mi vista hacia ella vi que era Brian quien me provocaba ese cosquilleo, me estaba acariciando la mano, no le paré, se sentía bien. Recordé el día que me dieron las calificaciones del primer trimestre de escuela y Billie me había cogido la mano mientras caminábamos por el colegio hacia los aparcamientos. Ese recuerdo me produjo un pinchazo en el pecho, la sensación de que mi corazón estaba sangrando volvió a producirse en mi interior.
Bruscamente me saqué la mano de Brian y me levanté del columpio. Brian se acercó y se colocó detrás mía, yo me di vuelta y le abracé fuerte, él me devolvió el abrazo algo aturdido. Su corazón iba a tope, fue entonces cuando comprendí lo que estaba pasando, estaba enamorado de mí, me había seguido allí a donde había ido dando la casualidad de que había acabado en su casa, todo el rato, tanto en los ensayos, en la calle como en el musical no paraba de mirarme, y yo lo había relacionado porque era mi pareja en el musical, pero eso era como una excusa para mirarme todo el rato, le gustaba y yo no me había dado cuenta. Levanté mi vista, y lo primero que vi fueron sus labios, tan parecidos a los de Billie Joe... "Basta", me dije a mí misma, "Deja de pensar en él, sabes que no te quiere, hoy te lo ha demostrado... Olvídate de él...". Acallé esa voz dejando de pensar en el cantante. Los labios de Brian estaban entre abiertos, había un pequeño hueco desde el cual se le veían los dientes de delante, su aliento rozaba mi cara un poco revolviéndome el flequillo con lentitud, cada vez veía sus labios más gruesos y más apetecibles, deseé poder tocarlos, poder tenerlos entre los míos durante un largo minuto, poder provar su delicioso saber, y no deshacerme de ellos nunca; Brian pareció escuchar mis pensamientos puesto que se acercó un poco más a mí, abriéndolos del todo, cerrando los ojos para sentir el momento con más precisión y sellando mis labios en un suave y tierno beso, millones de mariposas recorrieron mi estómago produciéndome una agradable sensación. A continuación, Brian volvió a besarme sin haber desecho nuestro enlace un sólo segundo, recorrió cada parte, cada pliegue de mi labio inferior. Bebiendo de ese beso como si fuera el último de nuestras vidas estuvimos unos cuantos segundos. En el siguiente beso, aún más intenso que el anterior, rodeé su cuello con mis brazos atrayéndolo aún más a mí, apretando más nuestra unión. Hacía frío pero yo no lo notaba, Brian y su calor corporal hacían que se pasara. Noté las manos de Brian meterse por dentro de mi camiseta de los Ramones mientras me acariciaba el estómago con cuidado y produciéndome un extraño temblor en él. Cuando ya creyó que era suficiente se separó de mí poco a poco sin quitar su mirada de mis ojos, a la que nuestros labios ya estaban lo suficientemente lejos entre ellos vi la sonrisa que se le había formado en los labios, sonreí también, y a continuación suspiré.
Brian no rompió el estado de silencio en el que estábamos, no rompió la magia del momento, y no intentó nada más conmigo. Incluso me acompañó hasta casa, cuando llegamos a la puerta me quedé parada sin saber que hacer, supuse que en cuanto abriera con mis llaves e intentara entrar el ruido alertaría a mi madre y saldría corriendo escaleras abajo y comenzaría a gritarme como una puta loca cosas que ni ella misma se creería, así que opté por dar un rodeo a la casa hasta llegar al árbol que daba a la ventana de mi habitación y colarme dentro, una vez dentro de la casa me puse el pijama y intenté dormirme... Cuando volviera a abrir los ojos a la mañana siguiente sería otro día nuevo y diferente, mi primer día sin él... El día de mi fin... El primer día del resto de mi vida.

Chapter 13. This can't be the end.

Los días fueron pasando, yo todavía no me hablaba con mi madre y, por su lado, mi padre no sabía la razón de ello, ya que Andrea no le quería contar que se había enrollado con su antiguo novio y mi amante, y no pensaba decírselo probablemente nunca. Yo muchas veces me lo había propuesto, había querido ser yo quien le contara a mi padre la verdad, pero opté por no hacerlo por dos razones: no quería que mi padre sufriera con la noticia y tampoco quería que se divorciaran por eso y así, si seguían juntos, las posibilidades de que Billie y mi madre se volvieran a encontrar serían menos. Vamos, que lo hice por puro egoísmo, ya que si todo seguía como estaba yo tendría más oportunidades con el cantante, aunque sabía que era imposible que Billie Joe y yo acabaramos juntos como pareja.
Armstrong seguía sin llamarme ni aparecía por mi instituto como hacía antes, mi tío tampoco daba señales de vida, al único que ví unas cuantas veces con Ruri fue a Tré, y por lo que el batería me contó, Billie tenía algún que otro problema con Adrienne en casa, y Mike estaba ocupado con Brittney. Frank me pidió que con Billie tuviera paciencia y que me distrajera con cualquier otra cosa, y le hice caso, asombrosamente le hice caso, Brian y yo comenzamos a salir después de lo que pasó en el parque, en un principio a Dougie y a los chicos no les sentó nada bien que estuviera con su mayor enemigo, pero hacía un día en que todo había cambiado, y comenzaron a aceptar la relación, seguramente porque no les quedaba más remedio que aceptarla.
Pero como no, siempre hay algo que lo jode todo, y hace que todo lo bueno se vaya a la mierda de repente. Cuando ya pensaba que todo iba a estar bien para siempre llegó Billie Joe, volvió a aparecer un día, así como si nada, varios días sin recibir noticias de él y reaparece en el mejor momento para joderlo. Estaba en casa haciendo deberes cuando mi móvil comenzó a sonar, en un principio pensé que era Brian para quedar para ir al cine o algo por el estilo, y luego recordé que estaba en San Diego con su familia, no podía ser él, o al menos no me llamaba para quedar, sólo para hablar, pero al coger el aparato ruidoso vi que el que llamaba era Billie Joe. Mi corazón comenzó a latirme con fuerza y mis manos temblaron cuando descolgué y me puse el teléfono en el oído. La hermosa voz de Billie Joe me habló como alterada por el otro lado pero yo no la noté, no al menos en un principio, luego si que supe que estaba preocupado por algo. Me dijo que fuera a su departamento que le esperara allá y me colgó sin decir nada más, sin dejar que yo tampoco pudiera decir nada más. Me encogí de hombros, cogí mi chaqueta y salí de casa sin decir nada a nadie. Me quedé esperando al autobús de línea que llevaba a lo de Billie puesto que no tenía muchas ganas de ir andando hasta tan lejos. No pude dejar de pensar en otra cosa que en Billie Joe y su misteriosa llamada. Algo me quería decir el cantante, algo importante que no me lo podía decir por teléfono, que sólo me iba a contar en su departamento. La idea de estar sola de nuevo en un sitio con él me mareaba un poco, y más aún recordando lo que pasó la última vez. Esta vez no iba a pasar nada de eso, estaba segura.
El autobús iba llegando y yo cada vez estaba más nerviosa, cuando salí de allí pensaba que me caía, mis piernas temblaron con demasiada fuerza, y justo cuando un coche frenaba demasiado cerca de mí, y la voz de Billie Joe llamándome desgarraba el aire yo caí en el suelo y recibí un fuerte golpe en la cabeza que me dejó la mente en blanco. Lo último que recuerdo que vi fueron los ojos verdes de Billie observándome desde arriba... A continuación, una luz blanca e intensa me cegó la vista, nunca antes había estado allí. Esa luz... Se sentía demasiado bien... ¿Dónde estaba? ¿Era el cielo? Me removí. No podía ser el cielo, esto no podía ser el fin. Entonces lo ví todo más claro, no era el cielo, ese olor como a enfermedad y ese color de paredes lo delató, era un hospital. Noté que algo me tocaba la mano, estaba caliente... Giré la cabeza un poco, era Billie Joe que tenía los ojos cerrados, cuando moví la mano el cantante despertó pegando un bote en el asiento negro.
- ¿Por qué me has llamado? -le pregunté después de haberle observado un poco.
- ¿No prefieres saber por qué estás aquí?
Negué con la cabeza, era verdad que no me importaba, había sido un coche que me había chocado, nada más... Sólo me importaba saber qué era lo que el cantante quería decirme.
Billie se lo pensó durante dos minutos, más o menos, y luego asintió despacio y suspirando.
- Tenemos que hablar sobre lo nuestro.
Se levantó y me observó profunda y largamente, sus ojos verdes me dolieron, pero aguanté su mirada.

- Tenemos que dejarlo. Adrienne me ha echado de casa, y tú tendrás problemas con tus padres... Esto no puede seguir.
- Pero... -de repente la cabeza comenzó a dolerme monstruosamente, y la rabia bullió por mi sangre subiéndome la temperatura interior, así que exploté -: ¡Fuera de aquí! ¡Te odio, Billie Joe! ¡VETE! ¡YA!
Le ví ahí, en el pasillo, quieto, y observándome preocupado y sin saber que hacer, eso hizo que lo odiara aún más si eso era posible.
- ¡YA! Y llama a la enfermera cuando salgas.
Al final me hizo caso y salió del cuarto. Me relajé un poco, pero no lo suficiente. No pensé en lo que acababa de ocurrir, no pensaba en nada acerca de Billie Joe, solamente pensé en lo cansada que me sentía por dentro, cansada de todo.
Oí ruidos de pasos acercarse a donde yo estaba, no era sólo la enfermera, había alguien más con ella, dos personas, por lo menos. Eran mis padres. La primera que entró fue mi madre quien corrió a abrazarme fuerte y a besuquearme la cara con impetú, cuando quería era imposible de aguantar. Mi padre sólo me dio un beso en la mejilla.
Esa noche la pasé en el hospital, no querían darme el alta hasta que no me hicieran unas pruebas en la cabeza. Yo insistí en que me encontraba genial y que no hacía falta que me quedara, pero mi madre insistió en que era mejor para mí hacer reposo. La verdad es que la cabeza me seguía doliendo mucho.
Me desperté unas cuantas noches en toda la noche, y cuando lo hacía siempre estaba empapada en sudor. Soñaba, todos los sueños eran lo mismo, en todos salía un bebé de ojos verdes y pelo negro como el carbón, de repente desaparecía y se convertía en mi madre hecha una furia. No sabía qué era lo que me estaba pasando, nunca antes había tenido un sueño así. Al menos el último de los sueños que tuve en esa noche fue que Billie Joe no volvía a llamarme nunca más, y se olvidaba de todo lo nuestro. Más tarde no me volví a dormir, me quedé tumbada en la cama del hospital mirando a un punto muerto mientras mis lágrimas mojaban mi cara y se secaban dejándomela pegajosa.
Por la mañana llegó la enfermera seguida de Brian y otra persona, que creo que era un médico, yo no aparté los ojos de mi novio quien me besó con cariño y luego me abrazó sin apretar demasiado. El médico captó mi atención diciéndome que debían comenzar con las pruebas, asentí despacio. Las pruebas que me hicieron no fueron nada del otro mundo, solamente me mandaron mirar una serie de fotografías y las letras que suelen poner siempre en el oculista. Debí de pasarlas todas porque me dejaron irme a casa.
Cuando llegué nada me parecía igual, había hecho las paces con mi madre y todo volvía a la normalidad, pero Billie Joe no estaba y no iba a volver, le había despachado, le había dicho que no quería verle más y él me había hecho caso, pero no me sentí como pensé que lo iba a hacer, la alegría, la calma y la sensación de haberme quitado un gran peso de encima no estaban. Todo lo contrario, la pena comenzó a invadirme el cuerpo, todo me recordaba al cantante, mirara donde mirara le veía, incluso esa noche cené espinacas, ese color verde y ese sabor me recordó a él y a las noches que había cenado verdura en su casa junto a Adrienne, Joey y Jake.

Chapter 14. Bad days. (Sit there and cry).

Tan sólo había pasado un día desde la discusión con él y ya me había arrepentido de haberle gritado y más de haberle dicho que le odiaba; la noche de mi regreso al colegio no pude dormir, daba vueltas por la cama y no conseguía tranquilizarme. Eran las cuatro de la mañana, no aguantaba más, así que busqué mi móvil en la oscuridad y le escribí un menseja a Billie, primero disculpándome por las horas y después por haberle gritado y todo eso. Si él estaba como yo, no le despertaría el teléfono, porque ya estaría despierto. Esperé como media hora a que me contestara, y cuando me di por vencida pegué media vuelta en la cama y me quedé dormida. Volví a soñar con ese bebé que se convertía en mi madre... Me desperté a la hora de desayunar entre sudor.
Cuando comenzaron las clases del día no me podía concentrar en nada, los profesores daban la lección con cara aburrida, y yo me preguntaba si eran felices de haber elegido ser profesores o si estaban comenzando a arrepentirse de haber cogido esa profesión, la verdad es que parecía más bien lo segundo. Además, por ejemplo, para qué necesitaba yo saber analizar una frase si para ser cantante no se necesita nada de eso. Era absurdo estudiar eso, o al menos yo lo creía así. Estuve todas las clases del día mirando por la ventana a otros cursos jugar a fútbol y baloncesto.
En el recreo tuve que ir al baño a vomitar, de repente me sentí mucho más cansada. Lara se preocupó bastante, y echó la culpa de eso al accidente del sábado, pero yo no lo creía así... Todo tenía sentido, el mareo por el cuál un coche me golpé la cabeza, el vómito de ahora y por último el extraño sueño del bebé con los ojos de Billie y con mi pelo... Horrorosamente todo encajaba a la perfección. Se lo conté a mi mejor amiga, cuando acabé de contarle todo no había expresión en los ojos, y luego me pegó, fue un golpe suave pero me había golpeado. La miré atónita, nunca antes, por nada, me había pegado. Lara me pidió disculpas y luego añadió lo siguiente:
- Te lo mereces por no haber usado protección -me sorprendí y por alguna razón me puse a llorar.
- Pero yo pensaba que sí se había puesto condón... Y ahora voy a tener un hijo con él, Lara... Hemos discutido, no me contesta al mensaje de esta noche... El hijo es suyo... Mi madre me mata -hipé al acabar de hablar.
- Mira lo que vamos a hacer, Gloria. Nos vamos a ir a una farmacia y compramos un test de embarazo, si es negativo dejas de preocuparte, y si positivo no te alterarás, intentas que tus padres no se den cuenta, y cuando ya sea imposible esconderlo pensamos en algo. Yo no te voy a dejar sola, y los chicos te apoyarán...
- Si es positivo -repliqué.
- Eso. Y Billie Joe de seguro que también te apoyará. Todo va a salir bien, te lo prometo.
- Gracias, Lara -dije abrazándola.
- De nada, Gloria. Pero prométeme que pase lo que pase no te derrumbarás y mirarás siempre el lado bueno.
- Te lo prometo.
Antes de que llegara el final del recreo salimos a la calle a la carrera y sin despedirnos de los chicos. Llegamos a una farmacia en menos de cinco minutos, le pedimos a la farmaceutica un test de embarazo, ella nos miró desconfiada pero al final optó por vendernoslo, yo no tenía dinero así que fue Lara quien lo pagó. Después de salir de la farmacia nos fuimos a un bar, a los baños. Me metí en uno de ellos e hice lo que ponía en las instrucciones del cacharro, cuando terminé salí donde Lara quien esperaba apoyada en los lavabos, se la veía preocupada, tal vez mucho más de lo que yo estaba, puesto que yo ya sabía cual iba a ser el resultado del test, y ella creía que iba a salir negativo.
- ¿Qué ha salido?
- Pone que hay que esperar un poco. Vamos a dar una vuelta.
Salimos del cuarto de baño, y después nos fuimos andando a un parque. Hacía frío, el cielo estaba oscuro y parecía que iba a empezar a llover en cualquier momento, el aire era frío y más aún para nosotras que íbamos sin cazadora y con el uniforme del Instituto. Cuando llegamos al parque ya había pasado el tiempo, así que cogí el test. Lara me miró nerviosa y alterada, yo le devolví la mirada con lágrimas en los ojos, lo que más habíamos temido se había hecho realidad, estaba embarazada, yo, Gloria Finn estaba embarazada a los diecisiete años de edad. Mis piernas temblaron y me senté en uno de los bancos del parque, aunque sabía lo que iba a salir mucho antes de hacerme el test la noticia me afectó bastante. Le pedí a Lara que me dejara sola, tenía demasiadas cosas en las que pensar y prefería estar sola. Ahora sí que necesitaba de verdad hacer las paces con Billie Joe, al menos por el bien del niño, además de que necesitaba al cantante para que estuviera conmigo en esto, éramos yo y su hijo, no nos podía dejar solos en un momento como este, y la verdad es que necesitaba un abrazo del guitarrista y que me dijera que todo iba a salir bien, aunque fuera mentira...

Le mandé un nuevo mensaje pidiéndole que hablara conmigo, conseguí mandarlo a duras penas entre lágrimas amargas y con mis manos temblando y sudando a la vez.
Cogí otra vez el test y observé el color azul que indicaba que estaba embarazada, eso sólo hizo que me preguntara cómo podía esconderlo para que ni mi madre ni mi padre pudieran encontrarlo. Lloré aún más, no podría esconderlo para siempre por muy bien que lo hiciera, y la bronca iba a llegar de un momento a otro.
En ese momento me sentí la adolescente más desgraciada del mundo y también una de las más estúpidas por haberme dejado llevar por el deseo guarro y asqueroso de una estrella del rock. Me entraron ganas de gritar con todas mis fuerzas, pero eso sólo iba a hacer que todo el mundo se me quedara mirando como a una loca y no había ganas de dar la nota en ese preciso momento.
Una voz me habló a mi lado, no me giré, conocía esa voz demasiado bien y sabía perfectamente quien era. Dejó una funda negra en el suelo y se sentó a mi lado. Colocó su mano en mi hombro y pronunció mi nombre de nuevo. Cuando me giré para mirarle noté su mirada más fuerte que nunca. Le abracé por un impulso.
- Dougie -pronuncié en un pequeño susurro.
- ¿Y ese test de embarazo? ¿Es de tu madre? -preguntó después de separarnos. Mi mirada me delató y mi mejor amigo abrió grande los ojos -. ¿Es Brian el...?
- No.
- ¿Entonces quién? Oh. No -asentí -. De Billie...
- ... Joe. Sí.

Volvió a abrazarme y me aseguró que no iba a dejarme de lado y que iba a estar conmigo en todo lo que fuera necesario.

***

Volvía del colegio a casa después de que se acabaran las clases del día, y por el puto Instituto circulaba la noticia de que Billie y yo íbamos a tener un bebé juntos y que él no lo sabía. Yo intenté que no se me notara el miedo en los ojos cuando alguien me preguntaba sobre ello. Había tenido un mal día, pero sólo había hecho más que comenzar y lo verdadero malo aún estaba por llegar. Cuando entré en mi cuarto casi me da un infarto al ver que mi test de embarazo había desaparecido de donde lo había escondido. No, esto no me estaba pasando, no podía ser verdad... Y, como no, mi madre fue quien me aseguró que sí que era verdad diciendo lo siguiente:
- ¿Buscas esto? -se me herizaron los pelos de la nuca. Me di vuelta bruscamente, en su mano llevaba el test -. Sabía que algo raro pasaba.
- ¿Cómo? -pregunté atónita.
- He recibido un e-mail de un desconocido en el que me informaban que mi hija está en estado. No he querido creerlo, pero he encontrado esto, y ahora sí que lo creo... Es de él, ¿verdad? -seguí sin contestar -. Genial... ¿Es que mi experiencia no te ha servido de nada? No me has contestado, es de él ¿verdad? -seguí sin contestar -. Muy bien, como os creeis que os podeis reír de mí a la cara vais a cuidar al niño los dos, solos.

- He recibido un e-mail de un desconocido en el que me informaban que mi hija está en estado. No he querido creerlo, pero he encontrado esto, y ahora sí que lo creo... Es de él, ¿verdad? -seguí sin contestar -. Genial... ¿Es que mi experiencia no te ha servido de nada? No me has contestado, es de él ¿verdad? -seguí sin contestar -. Muy bien, como os creeis que os podeis reír de mí a la cara vais a cuidar al niño los dos, solos. Te voy a dejar irte y no le contaré nada de esto a tu padre, pero vas a desaparecer de mi vista. Te doy diez minutos para que hagas esa maleta y te vaya de la casa.
Se fue dejándome sola. Tuve que hacer la maleta mientras lloraba en silencio, no pensé en nada, estaba harta de pensar. Todo mi mundo se estaba yendo a la m.ierda por mi puta culpa, ahora me habían echado de casa y no podía arreglarlo de ningún modo. Había perdido el juego de mi vida y estaba pagando por ello.
Cuando salí de la casa con todo no miré a mi madre una sola vez, quería parecer segura de mí misma. Anduve hasta que llegué lo más lejos posible, abrí el móvil y llamé a Billie Joe... Iba a comenzar una nueva vida, me habían echado de casa, con razón y al único sitio al que podía ir era al que más prohibido de todos tenía, el calor y la sonrisa de un famoso cantante de punk y el padre de mi bebé, de exáctamente diecisiete años más que yo…

Todo tenía un final y este era el mío, era el final de mi antigua vida y el comienzo de una nueva totalmente diferente en los brazos de Billie Joe Armstrong.

Chapter 15. I've never felt so insecure.

Para mi sorpresa Billie contestó enseguida, su voz no mostraba alegría ni tampoco alivio, se le notaba demasiado preocupado por algo que se me escapaba.
- Gloria, ¿estás bien? -me preguntó.
- ¿Puedes venir a buscarme? Te lo cuento luego.
- ¿Dónde estás ahora?
- A tres cuadras de mi casa, donde lo de Estelle. Sentada en el piso -contesté con voz temblorosa.
- No te muevas, ahora voy.
Colgué sin decir nada más, no me sentía con ganas de seguir hablando, no quería contarle en la calle que mi madre me había echado de casa porque estaba embarazada, no quería que alguien lo fuera diciendo por ahí como pasó en los baños del colegio cuando le dije mi problema a Lara. Lara... Había estado tan ocupada pensando en Billi que no me había acordado de mis amigos.
El cantante tardaba demasiado y yo comenzaba a ponerme muy nerviosa, tanto que empecé a tirar piedrecitas a la carretera teniendo cuidado de no dar a ningún coche que pasara por ahí. Pero al poco rato me cansé de hacer el idiota y la tristeza me hinundó de nuevo haciéndome volver a echarme a llorar. ¿Qué iba a pasar en mi vida a partir de ahora? ¿Qué iba a ser de mí? ¿Se iba a creer mi padre la chorrada que le iba a contar mi madre? Y lo que más me importaba en ese momento, ¿me iba a apoyar Billie o se desentederá de mí de todo sin pensárselo un sólo segundo? Nunca me había sentido tan insegura de mí misma como lo estaba en ese momento...
El coche negro del cantante interrumpió mis pensamientos parándose delante de mí. Billie Joe salió del coche y me recogió las maletas metiéndolas dentro, y sin decirnos nada nos montamos en el coche, hasta que no volvió a arrancar no me dirigió la palabra.
- Siento el retraso, había mucho tráfico. ¿Qué ha pasado?
- Lo siento, Bill, hasta que no lleguemos a casa no te lo voy a decir -le dije.
Una vez en su departamento. Billie y yo fuimos a la cocina a hablar, el cantante me sirvió café y se sentó en una silla delante de mí. Luego me observó por encima de su taza.
- Bebe, te sentirás mejor. ¿Por qué llevas maleta? ¿Qué ha pasado? -preguntó poniéndose serio.
- Andrea me ha echado de casa, Bill, yo -intenté no ponerme a llorar -, yo... estoy, voy a tener... un bebé.
La cara del cantante fue demasiado complicada de explicar, era como si no supiera si alegrarse o por el contrario ponerse a jurar, me dio miedo y casi consiguió que me encogiera, pero aguanté hasta que Billie dijo algo.
- Y yo soy el padre -no preguntó, más bien afirmó lo que dijo.
- Entiendo que no quieras hacerte cargo de nosotros y que me eches de aquí, lo entendería si lo hicieras, si es lo que quieres me iré y no volveré a molestarte. Haré que todo esto parezca un mal sueño.
Se levantó de su sitio y se acercó a donde yo estaba, a continuación, colocó su frente sobre la mía sujetándola con las dos manos y luego acercó su rostro más al mío, su respiración chocó sobre mi cara. Más tarde habló:
- No quiero que te vayas... No soy como tu madre, afronto los problemas, y yo soy tan culpable de esto como tú. No te quiero alejar de mí, me importas demasiado, Gloria.
Una vez dejó de hablar me besó suavemente en los labios. Yo lloré, no quería que Billie se sintiera obligado a cuidar de mí. No entendía por qué a mi madre no, y a mí sí, no entendía por qué ahora sí, tal vez se sentía culpable de lo que pasó con mi madre.
- Billie -dije después de bastante rato en silencio, el cantante me observó -. ¿Qué pasó cuando mi madre se quedó embaradaza de mí?
- ¿Qué te contó ella? -me devolvió la pregunta.
- Tú sabías lo que pasaba pero te alejaste enseguida, entonces mi padre fue el único que la ayudó y huyeron aquí. Por eso te odia.
- ¿Esa es su versión? -preguntó alucinado por lo que le acabab de contar, yo asentí con la cabeza -. Te mintió, las cosas no fueron así... Tu madre y yo vivíamos juntos con Mike, una noche tu tío estaba fuera con su, por ese tiempo, actual novia, tu madre y yo nos acostamos, pero ella estaba con David. Al día siguiente fue a contarle a su novio lo que había hecho, aún así las cosas no salieron como yo pensé, ellos se acostaron ese mismo día en el que se suponía que iba a cortar...
» Yo me busqué otra novia ya que sabía que con tu madre no iba a poder pasar nada otra vez, y tal vez por eso se ha inventado otra cosa, yo no sabía que Andrea estaba embarazada y que no sabía de quién era el hijo, hasta que no desparecieron sin dejar rastro no me di cuenta de lo que ocurría de verdad, todo encajaba perfectamente. Si hubiera sabido de tu existencia hubiera apoyado a tu madre más incluso que David, y hubiera cuidado de tí como si fueras mi hija, pero tu madre no me dejó... Lo siento.
- O sea que si mi madre te hubiera contado lo que ocurría tal vez esto no estuviera pasando, no te hubieras enamorado de mí...
- O no... Quien sabe...
- Ya... -fue lo último que dije.

Me quedé callada, pensé en todo lo que me acababa de contar, cogí las dos partes y las diferencié en mi cabeza: mi madre odiaba a Billie por haberla dejado en la estacada, y Billie aseguraba que no sabía nada... Si mi madre mentía Billie tenía razones para estar enfadado con ella por haberle ocultado mi existencia, y si, por el contrario, era Billie el que mentía, el cantante estaba apoyándome para no cometer el mismo error anterior. No sabía quien mentía ni quien no, pero no me importaba ahora mismo... No importaba el pasado y los errores de ese tiempo, lo hecho, hecho estaba y era mejor dejar el pasado en el pasado. Sólo importaba el presente y nada más. Iba a tener un hijo, de repente, volví a sentirme insegura, un pozo negro se abrió enfrente mío e imaginé que caía por él, era la misma sensación que sentía cuando pensaba en si había vida más allá de la muerte. La vista se me nubló y pensé que me iba a desmayar, pero por suerte sólo duró un segundo. Más tarde comencé a toser, salí corriendo y me metí en el baño, me agaché y coloqué mi cabeza en la taza, el estómago se me revolvió y vomité solamente la bilis. Billie Joe entró también y se agachó a mi lado, me observó preocupado, le dije que no pasaba nada pero él no lo creyó así y siguió dándome la chapa un buen rato, yo apenas le hice caso, me quedé mirando la pared.
- ¿Me has escuchado? -preguntó, debía de haber estado un buen rato callado pero yo no me había enterado.
- Algo sobre que si esto no es normal.

- Bueno, algo has entendido -sonrió -. ¿Has comido algo?
- No.
- Te preparo comida -me besó en la frente y se fue a la cocina.
Yo me lavé los dientes para quitar el mal sabor de boca y cuando acabé fui a la cocina a ver qué me estaba preparando. Lo pillé con un delantal y casi me entra la risa, él me observó todo serio, segundos después me tiró un trozo de masa de pizza que me entró en el ojo. Cuando vino a ver si estaba bien cogí otro poco de la masa amarillenta y también se la tiré a los ojos. Comenzamos a pelearnos como si fuéramos dos niños, yo le tiraba a él y luego Bill me lo devolvía. Billie Joe untó su mano y me lo restregó por la cara, yo hice lo propia mientras me reía con ganas. Cuando el cantante decidió dejar de hacer el idiota se acercó a mí con intención de limpiarme la caea de restos de comida, en el momento en el que acababa de quitarme un poco del ojo se me quedó mirando un momento largo, a continuación, se acercó más y me besó. Seguimos besándonos y nos chocamos contra la pared, nos reímos y volvimos a besarnos cada vez más apretados el uno al otro, como pasó la primera vez que lo hicimos. Billie me besaba el cuello y yo enredaba mis manos entre sus mechones de pelo negro teñido.
Estábamos tan ocupados en la cocina que no oímos el saludo de Tré y Mike en el salón. Los dos músicos debieron de estar un buen rato llamando a su amigo, pero no contestaba.
- ¿Qué mi.erda hacéis? -oímos la voz de Tré y nos separamos enseguida y de repente.

- Nada -contestó Billie peinándose bien a la vez que yo me colocaba el uniforme del colegio.
De repente se hizo un gran silencio, yo observé a mi tío Mike medio avergonzada y con miedo ya que parecía estar a punto de ponerse a gritar como un poseso.
- Veo que os lo habéis estado pasando genial -comentó el bajista haciéndome sonrojarme aunque sabía que lo decía por el penoso estado de la cocina y no por lo que nos habían pillado haciendo -. Iros a limpiaros que Tré y yo terminamos de cocinar.
Billie y yo hicimos caso aliviados de habernos librado de la bronca de mi tío.
- ¡A ver que queman! -gritó el cantante desde el baño.
- ¡Esperemos que Mike no haga lo de siempre! -no se oyó la respuesta de mi tío, pero por el grito de Tré la supimos enseguida. Billie Joe se rió en bajo.
- ¿Bill, puedes traerme el pijama? Está en mi maleta-
- Ahora lo traigo...
No tardó nada, y mientras yo me cambiaba de ropa Billie se puso de espaldas. Sonreí, ya que sabía que me echaba un vistado de vez en cuando. Sobre todo cuando estaba en sujetador... Hubo un momento en el que le pillé y él se sonrojó enseguida, dijo algo a cerca de ver si Mike y Tré habían acabado pero yo le hice mirarme, y eso sólo causó que el cantante volviera a besarme como en la cocina, noté como los tirantes del sujetador caían sobre mis hombros, y como Billie intentaba por todos los medios quitarme la parte de abajo apretándose más a mí. Hasta que no tuve una especie de gemido extraño el cantante no paró y, a continuación, se puso rojo dejándome en el suelo. Cuando nos quedamos en silencio notamos que ya no se escuchaban a Mike y a Tré en la cocina. Billie me observó medio preocupado, yo no le di tiempo a que se subiera los pantalones y lo acerqué a mí besándole con necesidad, el cantante reaccionó y me aupó de nuevo ejerciendo presión seguidamente. Fue parecida la anterior, sentí el mismo placer que la primera vez, pero esta era sólo para mí, esta vez no iba con el mensaje: "Me follo a Gloria pensando en su madre". Los besos, las caricias, la presión, los gemidos, y los gritos iban dedicados a mí, era yo la que ocupaba los pensamientos de Billie Joe, y no mi madre. Sentí una especie de alegría en mi interior, ¿o era Billie Joe quien me confundía los sentimientos? Me daba igual... Este momento era sólo para mí, no había segundos pensamientos de por medio.

***

Billie y yo nos miramos sin saber que hacer, nunca me había quedado a dormir en el departamento del cantante, por mi parte iba a estar encantada de dormir en la misma cama que Billie, pero no sabía si era lo correcto o no. El hombre parecía tener el mismo problema mental porque tampoco decía nada.
- Supongo que es aquí donde nos separamos, ¿no? -preguntó confuso.
- Supongo...
- Bueno, pues, duerme. Yo estaré en la habitación de al lado.
Asentí y él suspiró. Titubeó y luego se separó dándose la vuelta.
- Billie -le llamé -. Buenas noches.

- Buenas noches.
Volvió a darse la vuelta para irse.
- Billie -volví a llamar -. Te quiero.
- Y yo a tí.
Se me quedó mirando desde la puerta, pude ver que estaba sonriéndome.
- Oye...
- ¿Sí? -le pregunté.
- No te importa que duerma contigo -me puse roja, y gracias a que no había luz el cantante no pudo verme.
- Me encantaría.
Se quitó la ropa quedándose sólo en calzoncillos, mi color rojo debió subir como la espuma porque noté como mi cuerpo se calentaba asombrosamente demasiado. A continuación, el cantante se metió conmigo en la cama, sus pies fríos me bajaron un poco la temperatura corporal pero no lo suficiente. Me apreté junto a él y Billie Joe me acarició el pelo.
- Creo que ya no hay remedio, Gloria, me he convertido en un pedófilo -comentó el cantante en bajo.
- Pero eres mi pedófilo.
Por último me besó con ternura.
- Give me a long kiss goodnight. And everything will be alright -canté en bajo -.
Te quiero demasiado.

16. Interlude. All I wanted was to living on the good life.

Todo parecía estar perfecto el 8 de Febrero de 2OO8, pero todo volvió a irse a la mierda como siempre pasaba, estaba harta de que todo se jodiera, era como una historia que se repetía hasta la saciedad, una mierda de historia que debía acabar bien de una vez por todas...
Perdida y rota, desesperada y sola, sonriendo por fuera... y herida debajo de mi piel. Mis ojos se están descoloriendo, mi alma está sangrando... Intentaré disimularlo... Pero mi confianza se viene abajo...
Siempre tenía que estar ella de por medio de todas las cosas malas, ¿es que no podía ver a los demás felizes? Era como la amargada que siempre tiene que andar jodiendo a las personas que están bien, sonrien, y que tienen a alguien quien les apoya para que siga delante... Odiaba que con esto sintiera su orgullo herido y que por eso andara jodiéndome a todas horas... Y sobre todo viendo que soy feliz con él... Con la persona que antes ella amaba y que ahora amo yo...
Y ahora mi mente es un libro abierto... Y ahora mi corazón es una herida abierta... Y ahora mi vida es un alma abierta a todos...
Y nada... Nada parecía hacerla cambiar de opinión... Hasta que llegó un día en el que mi padre no aguantó más...
Tu vienes...
Yo te empujo...
Y luego peleo y grito para que te quedes...

Chapter 17. Control the chaos?

Era lunes y tenía que ir a clase, así que el despertador sonó como siempre a las siete de la mañana, yo no entendía por qué mierda debía ir, si lo más probable era que dejara el colegio la semana o el mes siguiente, o lo que fuera, cuando mi embarazo ya no se pudiera esconder más... Si la gente se enteraba de que Bill y yo ibamos a tener un hijo juntos, enseguida se iba a enterar la prensa y gracias a ellos la policía y acabaría por descubrirse la verdad y Billie Joe sería detenido por ser un pedófilo aunque yo afirmara que las relaciones eran consentidas, yo era menor de edad y él me llevaba más de diez años... Pero Billie Joe no quería que dejara de ir a clase tan de repente y porque sí, de cualquier modo tenía gracia que fuera él quein me pedía que siguiera yendo, puesto que ni siquiera se había sacado los estudios obligatorios...
Esa mañana de lunes me hice la dormida, creyendo que así, si pensaba que estaba dormida, me dejaría quedarme en la cama unas pocas horas más, he de decir que no funcionó, no era tan fácil engañarle a él así que me despertó besándome en el cuello, las orejas... Lo primero que pillaba a su alcance, yo me di vuelta y le besé... A continuación, él se rió. Había caído en la trampa, había demostrado que no estaba en absoluto dormida por culpa de la mierda de mis sentimientos y mis alteradas hormonas. Regañé un poco pero al final tuve que levantarme, me fui al baño. Mientras yo me lavaba la cara el cantante esperaba en el marco de la puerta observándome sonriente. Me encantaba como sonreí.
- ¿Cómo le vamos a llamar? -preguntó.
- Em... No lo sé... A mí me gusta Kurt para un chico -contesté. La pregunta me había pillado desprevenida.
- ¿Y si es chica?
- Elige tú -repuse.
- Sally... Me gusta Sarah -comentó y sonreí.
- ¿Sabes que mi segundo nombre es ese?
- ¿Si? Elijo otro si quieres...
- No. Está bien... Me encanta ese nombre, más que Gloria -reí.
- No digas eso. Gloria es precioso -comentó acercándose y rodeando sus brazos a mi cintura y estrechándome contra él.
Le acaricié el pelo con mi mano derecha.
- ¿Todavía sigues queriendo que vaya hoy a clase? -le pregunté observándole a los ojos.
Sonrió y a continuación me besó, volvimos hacia atrás y nos tiramos a la cama de la habitación todavía abrazándonos y besándonos con energía.
Cuando acabamos de acostarnos nos quedamos dormidos abrazados. Y de nuevo el sueño de siempre volvió a mi mente, pero esta vez no había un niño, eran dos. Pasados unos segundos desaparecían y se convertían en mis padres quienes llevaban los dos bebés muertos y sangrando en sus manos, la imagen era repulsiva y muy real, demasiado real... La sangre de los bebés goteaban por los brazos de Andrea y David cayendo al suelo formando un gran charco de sangre. Me desperté gritando como loca, y Billie Joe pegó un bote en la cama, yo estaba sudando mucho. El cantante me observó muy preocupado.
- ¿Estás bien? -me preguntó con los ojos desorbitados.
- Sólo ha sido un sueño.
- Gloria, estás sangrando.
- ¿Qué?
Era verdad, estaba sangrando, había manchado toda la sábana completamente y yo me puse muy nerviosa, maldije todo lo que pude y más, hasta lloré. Billie Joe me abrazó con cariño.
- Nos vamos a vestir, y vamos a ir al ginecólogo para que miren si está bien el bebé, ¿de acuerdo?
- De acuerdo.
- Esa es mi chica -dijo dándome un beso con cariño.
El médico que nos atendió fue muy simpático, me explicó todo lo que me iban a hacer antes de comenzar nada. Primero comprobaron que yo estaba bien y luego miraron a mi bebé o, mejor dicho, a mis bebés, iba a tener dos niños. Intenté que no me ganara, pero la idea me mareó demasiado, había pasado de tener un embarazo normal a tener uno doble; doble preocupación y donle problema.
- Son chico y chica. Enhorabuena -comentó el médico mirando a Billie.
- ¿Por qué ha sangrado, doctor?
- Los bebés están sanos pero Gloria no tanto... Un embarazo a su edad no es muy aconsejable, y puede que el cuerpo de la chica no esté preparado del todo, por ahora es mejor que no vayas a la escuela y que descanse unas semanas, no hagas muchos esfuerzos innecesarios y todo irá genial -comentó sonriendo.
- Gracias.
- Para eso estamos.
Una vez en el coche de vuelta a casa, Billie Joe me habló igual de preocupado que antes de salir de casa.
- Te has puesto blanca cuando ha dicho que ibas a tener dos.
- Me ha pillado mal, hoy he soñado con dos niños, Billie, mis padres los tenían en las brazos, muertos y sangrando, y va y pasa todo esto. Estoy asustada -le confesé.
- ¡¿Qué cojones?! -exclamó el cantante frenando bruscamente, alguien se había puesto delante del coche voluntariamente.
Pegué un grito ahogado, yo conocía a esa persona que nos gritaba desde la calle, ese pelo rubio y esa ropa era única en el mundo, era...
- Mi padre -comenté asustada por lo que podía pasar a continuación.

- ¿Ese es David? -preguntó Billie sorprendido.
- ¡Billie Joe Armstrong sal del coche ahora mismo! -gritó mi padre desde fuera y el cantante se quitó el cinturón con intención de salir. Le agarré del brazo.
- No salgas, por favor. Te golpeará.
- No me hará nada y yo tampoco a él -me aseguró besándome en los labios, parecía un último beso, me pareció un beso de despedida.
- Pero...
Era demasiado tarde, el cantante salió del coche y yo hice lo mismo pero no me acerqué tanto como lo hizo Billie, por si acaso...
- ¿Cómo te atreves a dejar embarazada a mi hija? -preguntó mi padre sin levantar apenas la voz -. ¿No tuviste bastante intentado joder a mi familia una vez?
- Yo no he pretendido que esto ocurriera, por primera vez -se disculpó Billie -. No sabía que Gloria estaba embarazada hasta el viernes por la tarde.
- Lo mismo pasó con mi mujer y la dejaste tirada como un perro.
- Yo no tenía la culpa de que fuera una zorra sin escrúpulos.
Vi como mi padre se acercaba furioso hacia el cantante, le vi la intención en sus ojos, intenté prevenir a Billie pero fue en vano, el puño de mi padre alcanzó la cara del cantante. Mi padre volvió a pegarle, una y otra vez a la para que le gritaba del todo, pero el cantante no se movió, no contraatacó ni intentó defenderse, se dejaba golpear sin más. Deseé que se defendiera, que él también pegara a mi padre, pero Billie no lo hizo. Estaba dispuesto hasta a morir por mí, lo estaba viendo.

Yo estaba delante, sabía que mi padre podía matar a Billie Joe a golpes si se lo proponía pero yo no hacía nada, solamente le observaba recibir golpes. Quería ponerme en medio de los dos, pero mis piernas no respondían a mis órdenes. Hasta que no observé como Billie se tambaleaba demasiado no reaccioné, comencé a animar al cantante, no quería ponerme en medio por miedo de la posibilidad de que yo recibiera un golpe involuntario, y animar a Billie Joe fue lo único que se me ocurrió. Y, asombrosamente, el cantante sacó fuerzas y devolvió los golpes que mi padre le había dado antes, comencé a animarle más y más, y Billie ganaba. Yo me había confundido en un principio, el cantante no golpeaba a mi padre porque no estaba motivado, y ahora que yo le gritaba a él, ahora que sabía que yo le apoyaba a él, y no a mi padre, se había animado.
Ahora era David quien estaba perdiendo, y algo se removió en mi interior, antes estaba con Bill pero también estaba mi padre en la pelea, y si seguían pegándose ambos iban a acabar mal, no podía dejar que siguieran así, y fue entonces cuando me olvididé de que estaba en estado, y me coloqué en medio de los dos.
- No sigáis -pedí y me giré hacia mi padre con cara de súplica -. Él no tiene la culpa, fui yo, yo pinché el condón. Billie no tuvo nada que ver.
El cantante abrió mucho los ojos, y yo esperaba que supiera leer entre líneas, había mentido por él, ya sólo faltaba que matara por él, y esparaba no tener que llegar hasta ese punto.

Mi padre también estaba sorprendido por mi respuesta y me observó desconfiado.
- ¿Y eso por qué? -preguntó abatido.
- Quería ser, por primera vez, el foco de atención. Estaba harta de que mamá me privara de todo poniendo su historia con Billie Joe como ejemplo todos los años, y quería demostrarle que Billie no era como ella pensaba y decía, que estaba equivocada.
- ¿Y yo que pinto en todo esto?
- Lo siento, pá, era la única forma...
- ¿Y ahora qué?
- No lo sé.
Entonces mi padre observó a Billie, no había ni rastro del odio que había puesto en pegarla más no poder. Se notaba que la idea de hacer lo que acababa de ocurrir no era de él, si no que había sido Andrea quién le había mandado. Era increíble lo contradictoria que podía ser mi madre cuando se lo proponía.
- Su madre me ha mandado llevar a Gloria a casa -comentó David afirmando lo que yo acababa de suponer.
- Llévatela. Yo acabaré haciéndole daño... Me conozco demasiado y sé que le voy a hacer sufrir si se queda conmigo -el cantante no me miró, no subió su mirada del suelo.
- ¿Puedo? -pregunté mirando a papá.
- Adelante -asintió él.
Me acerqué a Billie Joe con los ojos llorososo, y le pegué un tortazo, otro más de lo que ya le había dado mi padre, pero sabía que éste le había dolido más que los anteriores, más porque había sido yo que le había pegado esta vez.
- Por decir esas cosas de tí -le dije, ahora sí, llorando.

El cantante me observó y a la que se acercó a mí se echó encima mío y comenzó a besarme con ganas, oí como la puerta del coche de mi padre se cerraba indicándome que era hora de irnos. Me separé de Billie Joe todavía llorando. El cantante me animó con una de sus grandes sonrisas, se notó que le dolió a causa de las heridas que tenía en el rostro. David comenzó a tocar el claxón pidiéndome que acabara de una vez la larga despedida.
- Nos volveremos a ver, te lo prometo...
- Ojalá, Billie, ojalá...
Cuánta razón tenía diciendo eso...

Chapter 18. Without you (Por poco tiempo).

Soñé con el momento de la despedida con Billie Joe durante todas las noches tres semanas seguidas. Cada día cambiaba de circunstancias, lugar y tiempo. Ese día de Febrero de 2008 me había marcado, con mi madre volvía a no hablarme y con David también estaba cabreada pero no tanto. No podía olvidar que me había alejado del hombre que amaba a la fuerza. Necesitaba a Billie Joe a mi lado, sin él era como si mi vida no tuviera sentido, como si no mereciera la pena seguir viviendo. Si esto seguía así iba a tener a mis dos hijos sola y odiando mi existencia, tenía que hacer algo pero no sabía el qué. Intentar razonar con mi madre era inútil, había intentado hacerla entrar en razón, le había suplicado que dejara que Billie Joe se hiciera cargo de mí y de Kurt y Sarah, pero no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer, seguía tan terca como siempre, tan cegada por el odio que sentía hacia Billie Joe que no veía más allá de su rabia y que no se daba cuenta de que el cantante era una buena persona y que me quería más que a su propia vida. Odiaba a Andrea y su terquedad, odiaba que odiara al hombre que yo amaba, no podía ser comprensiva como lo era mi padre, no, tenía que ser así de idiota e hipócrita.
Por su parte, David hablaba con mi madre intentando convencerla de lo que yo no podía, no sabía qué le había hecho cambiar tan rapidamente de opinión, pero el caso es que mi padre me apoyaba y eso era lo importante, mas Andrea volvía a negarse rotundamente a lo que mi padre le proponía.
Con todo esto comenzaron las discusiones familiares entre mi madre y David, a todas horas estaba discutiendo por cualquier cosa, y a todas horas siempre salía el tema de mi embarazo en las discusiones, yo intentaba no escuchar, pero era bastante difícil por no decir imposible. Para intentar no echarme a llorar llamaba a mis amigos para que vinieran a verme y así al menos mis padres no gritaban porque había visitas. Brian y yo habíamos decidido, que ya que Billie y yo estábamos bien, dejar lo nuestro... Bueno, a decir verdad yo era la que le había dicho que teníamos que dejarlo, y él no tuvo más remedio que aceptarlo aunque por ello ya no me hablaba.
Pero no todo era tan desastroso en mi vida... Aún recuerdo como fue esa noche en la que mi padre no aguantó más y me llevo de nuevo con Billie Joe. Había pasado algo así como un mes desde el día en el que vi al cantante por última vez; de nuevo la misma pesadilla que tuve ese día apareció en mis sueños, los mismos niños sangrando en las manos de mis padres, el mismo charco de sangre en el suelo, y otra vez salí gritando en sueños buscando a Billie Joe y gritando su nombre, pero esta vez Billie no estaba, el cantante no estaba para abrazarme, ni para consolarme, solamente estaban las frías sábanas a mi alrededor. Entonces vi como una luz se encendía en el pasilllo y como alguien se acercaba a mi cuarto. Excasos segundos despúes la puerta de mi habitación se abrió y asomó la cabeza rubia de mi padre. Entró cerrando la puerta detrás de sí, y se sentó conmigo en la cama. Yo no entendía qué era lo que estaba haciendo.
- Te voy a llevar con Billie Joe, os vais a ir fuera unos meses, ¿de acuerdo?
- ¿Por qué?
- No aguanto más esto, quiero que Bill tenga el final feliz que se merece y sé que es contigo con quien debe conseguirlo -comentó bastante serio.
- ¿A dónde vamos? -pregunté comenzando a llorar.
- A España. Allí estaréis bien, tengo familia en un sitio llamado La Rioja, y allí os iréis.
- Gracias, papá...
Hipé.
- Ahora te vas a vestir con esto -me pasó una de mis ropas -. Ya te he hecho la maleta. Nos vamos en cuanto te vistas.
Me coloqué los pantalones, la camiseta negra y mis zapatillas, y acompañé a mi padre al pasillo. Él cogió mi maleta echándosela al hombro, me pasó la guitarra y dándome la mano bajamos escaleras a bajo hacia la calle. Todavía recuerdo lo deprisa que iba mi corazón aquella noche, parecía que iba a salirse de mi pecho en un momento a otro, y hasta que no estuvimos en el coche de camino a no sé donde no me fue a una velocidad normal, si mi madre se daba cuenta de que habíamos desaparecido ya iba a ser demasiado tarde como para que supiera a donde nos habíamos ido.

A penas pasaban coches por la carretera, las pocas farolas que había por el camino a penas nos alumbraban, tal vez era por eso que mi padre no quitaba su vista de la carretera y no comentaba nada al respecto de lo que estábamos haciendo o a donde nos íbamos exactamente. Y hasta que no tomó un camino girando a la derecha en el cual ya habían suficientes farolas y coches no me miró para explicarme a donde nos dirigíamos, mas no era necesario, estábamos en el camino que daba al aeropuerto de la ciudad.
Cuando llegamos vi como alguien nos esperaba en el aparcamiento, distinguí la figura oscura de Billie Joe y su coche negro detrás de él. A la que mi padre frenó en frente salí corriendo del coche y me eché en brazos del cantante quien correpondió a mi abrazo con energía y fuerza. Unas pequeñas lágrimas afloraron por mis ojos sin que yo pudiera evitarlo.
- Ya estamos juntos de nuevo -comentó el cantante -. Te dije que no íbamos a tardar mucho en encontrarnos de nuevo.
- Ha pasado un mes -repliqué secándome las lágrimas.
- Es lo que me costó en convencer a tu padre de que te trajera aquí.
- ¿Así que esto es idea tuya? -pregunté.
- En parte... Tu padre me dijo lo de la familia de España.
Entonces fue cuando me giré y abracé a mi padre dándole las gracias por todo lo que había hecho por mí en tan poco tiempo, y pidiéndole perdón por haberle hecho sufrir con todo esto...

Chapter 19. Escapando.

— Cuando llegéis, llamáis... Estos móviles tienen una tarifa para llamar al extranjero —comentó mi padre dándonos uno a Billie y otro a mí —. Si pasa algo, ¿me llamarás?
— Qué si papá... No te preocupes, todo irá bien... Cuando nazcan te llamo, si ocurre algo te llamo...
— Te quiero hija... —dijo él medio llorando y pegándome el llanto. Por estas cosas era que odiaba las despedidas.
— Yo también te quiero, papá.
Los viajeros del vuelo A-380 destino Madrid...
Miré a mi padre diciéndole adiós con la mirada, noté la mano de Billie Joe en la mía, comenzamos a andar hacia donde había sonado la voz que nos anunciaba que el avión iba a despegar enseguida. No pude evitar notar como se abría un gran vacío en el interior de mi estómago, no había comido nada al salir de casa y comenzaba a sonarme ruidosamente, y nunca había viajado en un avión, nunca había volado tan lejos, pero al menos tenía a Billie Joe a mi lado.
Una vez en el avión el cantante me miró sonriéndome cariñosamente, y vi como se ponía unas gafas de sol bien oscuras, yo lo miré sin saber qué era lo que estaba haciendo poniéndose eso en la cara.
— Soy famoso, ¿recuerdas? —me explicó en voz baja —. Si me ven contigo voy a dar un poco la nota...
No me sentí mal por lo que acababa de decir, si le veían conmigo se iban a dar cuenta de lo que pasaba, aunque no tenía por qué, mas era mejor esconderlo un poco más, al menos hasta que yo cumpliera la mayoría de edad y esto que habíamos hecho no fuera un delito.
Observé a Billie sonriéndole.
— Con suerte a donde vamos no creo que me reconozcan.
— Por conocerte... Pero tranquilo, si te reconocen y quieren ir a la policía yo les mato y así no hay problemas —bromeé. Hacía mucho tiempo que no me sentía así de feliz, y todo era gracias al tipo que tenía a mi lado.
Pasando unos pocos minutos que me quedé dormida no recuerdo que pasara nada antes, como para contarlo aquí, pero cuando me desperté, no había pasado ni media hora y creo que ni quince minutos, recordé cuánta hambre tenía cuando todavía estábamos en California; el estómago comenzó a sonarme de nuevo, y esta vez despertando la curiosidad de mi acompañante quien me miró como si nunca hubiera oído sonarle el vientre a nadie, yo le sonreí.
— Kurt y Sarah quieren comer... Y creo que yo también... —me reí.
— Ya le digo a la azafata que te traiga ya el desayuno.
— ¿Qué hora es? No quiero ser ninguna molestia...
— Son las seis de la madrugada, ¿aguantas un rato o te pido ya?
— Tengo hambre desde que he salido de casa con David —comenté recordando el dolor de estómago cuando me había despertado sobresaltada en la cama por culpa del sueño que había tenido esa noche.
Unos pocos minutos después ya me habían traido el desayuno, Billie Joe había inventado la excusa de que su hermana, yo en ese momento, que estaba embarazada no podía aguantar hasta la hora del desayuno de los demás pasajeros y que los bebés también comenzaban a molestarle dentro de ella, y la azafata no se había podido negar a traerme el desayuno. Un zumo de naranja, leche con cacao (demasiado pequeña yo) y unos cuantos boyos para untar en la leche con cacao. Era más de lo que yo había querido que me pusieran, de nuevo me sentía como si yo fuera una gran molestia para todos y no quería que la gente se preocupara por mí, mas he de decir que me acabé todo lo que me habían puesto en menos de un cuarto de hora. Billie Joe me observó todo el rato mientras comía, y cuando acabé oí como su estómago hacía un pequeño ruidito molesto. Me reí con ganas.
— Tus perritos también quieren comer —bromeé con la pequeña tripa del cantante. Yo siempre había dicho que era como si tuviera perritos a punto de salir.
— Muy graciosa... Hermanita —le envié una mirada fugaz y como cabreada (seguía bromeando). Me crucé de brazos y puse morros como de enfado —. Recuerda que aquí no te puedo dar un beso en los labios por poner esa cara, eres la hija de mi madre, o sea, mi hermana. Sería demasiado raro.
— Si no hay más remedio...
Observé a mi alrededor, los pocos pasajeros que había en el avión estaban dormidos, y los que estaban despiertos miraba revistas o leían libros demasiado absortos en sus lecturas que no hacían caso a los que iban con ellos en el avión, aunque tampoco era que se pudiera ver nada del otro mundo.
— Tampoco nos iban a ver... Nadie está atento a nosotros.
Mi gozo en un pozo, nada más decir eso uno de los niños que había en el avión con nosotros se giró en su asiento y nos observó a Billie Joe y a mí, y luego comenzó a hacer preguntas embarazosas sobre nosotros dos.

Cuando el niño comentó que no nos parecíamos en nada y que parecíamos más bien una pareja que hermanos creo recordar que ni Billie ni yo dijimos nada al respecto y miramos cada uno a un lado distinto algo sonrojados por la verdad que acababa de decir. Y gracias a que la azafata anunció que íbamos a aterrizar de nuevo el pesado del niño no pudo añadir nada más a la conversación que el solo estaba teniendo con nosotros, tenía que ponerse el cinturón. Yo en el momento en el que me puse el cinturón me pregunté qué tan pronto habíamos llegado y pensaba que no había podido pasar tan rápido tantas horas, y la verdad era que no sabía que hora era cuando había llegado al aeropuerto con mi padre para encontrarme con Billie, ni a que hora el avión había despegado, ni si en verdad había dormido sólo media hora nada más llegar a sentarme donde estaba ahora mismo.
— ¿Cuánto tiempo había dormido? —le pregunté a Billie Joe.
— Más o menos tres horas.
Ahí fue cuando lo entendí todo.

***

El avión no tuvo ningún problema en aterrizar, y momentos después del aterrizaje bajamos al aeropuerto y esperamos a que llegaran nuestras maletas y mi guitarra. Una vez los tuvimos todos salimos a la terminal algo aturdidos, mas no por el viaje, si no porque no sabíamos dónde era donde teníamos que ir.

Entonces fue cuando vi a los familiares de mi padre en la entrada quienes nos llamaban agitando sus brazos y con sonrisas en su cara, eran un hombre y una mujer un poco mayores que mi padre, pero solamente unos dos años más, más o menos, noté que eran el primo de mi padre que apenas había visto en mi vida y su mujer, a la que conocí ese mismo día y en ese momento. Ella se llamaba Carla y él Álvaro.
Una vez hechas las presentaciones salimos al exterior y fuimos a una estación de trenes en donde íbamos a coger un tren hacia la otra comunidad autónoma donde vivían Álvaro y Carla.

Chapter 20. Unas largas vacaciones.

No hay mucho de qué hablar de nuestro viaje a un país nuevo, con un idioma nuevo y una cultura diferente. Con los familiares de mi padre hablábamos en inglés ya que ellos habían nacido en California pero se habían ido a vivir con sus padres a La Rioja. Tampoco es que salíamos mucho por el pueblo y las demás ciudades, además de que no había mucho qué hacer en ese lugar a donde nos habíamos ido a vivir hasta que los bebés nacieran. La gente, como Bill había predicho, no conocía a Billie Joe y por eso no había problema para salir a la calle, pero siempre podías encontrarte con alguna fan friki que lo conociera sólo por que estaba bueno y que te saliera todo el rato preguntándole cosas estúpidas sobre si tenía novia ahora que había cortado con su mujer o cosas por el estilo, ya que la ciudad de Logroño no era ni la cuarta parte de lo grande que eran Los Ángeles, Berkeley y lo demás lugares de California, ¿cómo decirlo para que todo el mundo me entienda? Logroño era una auténtica mierda.
Mirar el techo, eso era todo lo que hacía en ese lugar, mirar ese techo oscuro y lleno de manchas de la habitación donde dormía con Billie Joe, intentando darle formas y caras de famosos, creo que en un momento vi a Elvis, pero por culpa de Bill me distraje y ya nunca lo volví a ver. Sí, así era de aburrida mi vida en esos momentos, creo que si no llega a ser por la hija de los primos de mi padre que tenía un año menos que yo me hubiera suicidado ya (y por Billie y los niños, lo mismo), Dana, como se llamaba mi prima, me hacía jugar a los videojuegos cuando ella no tenía deberes, y cuando tenía deberes la ayudaba con ellos, aunque la verdad es que yo no era muy buena con matemática. Pero hacía unos días que había entrado el verano y Dana se había ido con unos amigos de sus padres y su novio a la playa, así que yo volví a mi anterior hobby, mirar techos.
— Cómo siga así me volveré loca —comenté mirando a Billie Joe que acababa de entrar al salón, el nuevo lugar de mi búsqueda de famosos.
— ¿Quieres que hagamos algo?
— Lo único que quiero hacer... —empecé a decir poniéndo ojitos —. No puedo hacer por culpa de lo sensible que es mi vientre.
— Oh, oh... Lo siento.
Segundos después noté una pequeña patadita en mi estómago, bueno, quien dice una dice dos. Parecía que Kurt y Sarah estaban jugando al fútbol. Hice un pequeño gesto con la mirada y Bill me observó preocupado, yo negué con la cabeza.
— No, ¿qué? —preguntó.
— Me han dado una patada... Nada más.
Después de esa patada de parte de los bebés no pasó nada del otro mundo en los momentos de vacaciones, y lo siguiente que pasó fue a final de Agosto, cuando una mañana, rompí aguas mientras estaba desayunando con Álvaro, Carla, Dana y Billie.
Me llevaron en coche al Hospital San Pedro todo lo rápido que el tráfico y el coche de Álvaro podía dejarnos circular y mientras me retorcía de dolor por culpa de las malditas contracciones que habían empezado ya a producirse en mi interior. Una vez en el Hospital me pusieron anestesia y a partir de ese momento no volví a sentir esos dolores solamente tenía la mente para empujar ayudando al médico que los dos bebés salieran lo más rápido posible. Pasada más o menos una hora por fin Kurt sacó la cabeza, y a continuación lo hizo Sarah.
Cuando ya habían salido los dos bebés me llevaron a una habitación del Hospital en la cual estaba al lado de una señora bastante mayor que la habían operado de no sé donde. Billie Joe llamó a mi padre para anunciarle que Sarah y Kurt ya habían salido y que yo estaba bien, después de hablar con mi padre llamó a Mike y luego a Tré.
El día de mi decimo octavo cumpleaños lo pasé en el hospital puesto que mis hijos habían nacido unos dos días antes de que yo cumpliera años. Con ese día, 1 de Septiembre de 2008, se acababa una de las partes que formaban mi vida y comenzaba una nueva, había dejado atrás el miedo de que a mi madre le diera un ataque de nervios al notar que ni David ni yo estábamos en casa, el anterior miedo de que descubriera que estaba embarazada de su ex, y ahora me adentraba en una etapa aún más dura de todas, cuidar de dos hijos durante el resto de mi vida. Ese día estaban también Mike y Tré con Bill y conmigo en el Hospital, habían llegado la noche anterior a España y no habían aguantado hasta que llegara la mañana siguiente para decirme Feliz Cumpleaños y ver cómo eran Kurt y Sarah, así que llegaron a las doce de la noche con dos sonrisas en sus rostros y llenándome de besos que no eran necesarios, la verdad.

***

¿Por qué mi diversión tuvo que acabar? Para mí es sólo el comienzo. Veo como mis amigos comienzan a envejecer, una corta cuenta regresiva para el fin.
Dime irresponsable, dime habitual, pero cuando piensas en mí, ¿llenas tu cabeza con planes? Mejor piensa de nuevo porque nadie sabe.
No quiero causar ningún daño, pero a veces mis acciones duelen. Hay algo que debo encontrar para hacer planes para siempre.
Se ve como si todos tus recuerdos se desvanecieran. Remojas tus conocimientos para llenar el espacio y aún así mi respuesta sigue igual: No lo sé.

Sí, así era como me sentía en ese momento 9 de Julio de 2010. Con Kurt y Sarah dando vueltas por la casa, hacía poco tiempo que con Billie habíamos decidido casarnos y para ello nos teníamos que volver a California donde íbamos a celebrar la boda con todos mis familiares y los suyos, Álvaro, Carla y Dana también iban a venir con nosotros.
Billie Joe ya había ido algún que otro día a California ya que tenía que presentar la banda Foxboro Hot Tubs, y el nuevo disco de Green Day, pero era la primera vez que yo viajaba a mi lugar de nacimiento con dos niños revoltosos que no hacían más que dar paseos en gatas por toda la casa, y llorando cada dos por tres cuando el otro le hacía algo, y más aún que iban a empezar la Escuela al cabo de un año...

Pero dentro de lo que cabe estaba contenta, no porque apartir de ahora iba a tener poca diversión en mi vida, si no porque iba a ver de nuevo a Lara, Dougie y mis antigüos amigos Californianos.

Chapter 21. California.

El día antes de coger el avión que nos iba a llevar devuelta a nuestro país no podía parar de dar vueltas por toda la casa, no era que estuviera nerviosa, si no porque tenía que hacer las maletas de todos, Billie Joe había ido a comprar no sé qué cosa el supermercado de la esquina, y me había dejado sola ante las cuatro maletas vacías que nos teníamos que llevar a California, menos mal que Dana se encargó de cuidarme a Kurt y Sarah mientras yo estaba ocupada con nuestras cosas. Para colmo, ese día era el maldito final del Mundial, y por si fuera poco España era uno de los dos equipos que jugaban esa noche, así que Álvaro no quería perdérselo y por ello nos teníamos que ir cuanto antes a Madrid para que no nos pillaran todos los aficcionados yendo a casa o dónde mierdas fuera que habían puesto la pantalla gigante para ver el partido (no me acuerdo de los nombres españoles), y teníamos que llegar pronto para poder ir a verlo, aunque el único que iba a ir a verlo era Álvaro, ya que ni a Carla ni a Dana les gustaba el fútbol, a Billie le daba igual quien ganara, y yo no iba a ir con los niños a ver un partido donde todo el mundo iba a salta y gritar como locos.
Por fin llegó Billie con lo que había comprado, resultó ser una caja de leche que le había mandado Carla a comprar. Se acercó a donde yo estaba agachada dejando todos los calcetines que había en uno de los cajones de nuestro cuarto, me rodeó la cintura con su brazos y me atrajo hacia él, yo intenté quitármelo de encima sin éxito.
—¿Qué te pasa? —preguntó como si no fuera obvio.
—Que nos tenemos que ir dentro de media hora y todavía no he terminado de meter todo en las maletas.
—Te ayudo.
Por fin un poco de ayuda.
Con el cantante acabamos antes de que se pasara la media hora. Una vez todo recogido y preparado para irnos fuimos hacia la estación de autobuses.
Del viaje hacia Madrid no hay mucho que decir, la verdad, los niños se acabaron quedando dormidos a mitad del camino y nos dejaron a los demás tranquilos. A la que llegamos a Madrid casi me da un infarto, había un montón de gente esperando a que llegaran las ocho y media de la tarde para ver a su querido equipo jugar el partido que empezaba a esa misma hora, Álvaro le pregunto al del autobús si le podía dejar ahí con toda esa gente vestida de rojo y el conductor hizo lo propio. Cuando llegamos a la estación de autobuses nos fuimos al motel donde íbamos a dormir esa noche, en ese lugar también había un montón de gente viendo el partido, por lo poco que pude ver y de lo que entendía de ese deporte tan poco popular en USA era que ambos equipos estaban empatados, y así siguieron acabado el primero y segundo tiempo.
Bueno, la parte en la que ganan todo el mundo lo sabe.
Ya era la hora de coger el avión que por fin nos iba a llevar de vuelta a California, y ya estábamos embarcando y montándonos en el avión que despegó un poco más tarde de su hora pero no demasiado tarde.

***

—¡GLORIA! —esa voz me resultaba familiar, demasiado familiar... Era mi amiga Lara.
Vino corriendo a abrazarme, yo solté la maleta y le devolví el abrazo de oso que me ofrecía. En ese momento recordé cuánto la había echado de menos y cuánto me alegraba de verla. A la que se separó de mí se me quedó mirando la mano donde llevaba el anillo que Billie me había regalado cuando se me había declarado, fue a preguntarme algo sobre él pero fue interrumpida por el grito de Mike y Tré quienes se acercaron y me abrazaron fuerte. Ni que hubiéramos estado tanto tiempo separados... Luego vinieron Estelle, Joey y Jake, los segundos abrazaron a su padre y la primera me abrazó a mí.
—No me puedo creer que estés aquí —comentó mi prima todavía abrazada a mí.
—Yo tampoco.
—Te he echado de menos —me dijo al oído.
—Yo a tí también —le contesté separándome un poco de ella.
Noté que me estaba sonriendo ampliamente, le devolví la sonrisa con alegría, había crecido unos cuantos palmos.
—¿Estos son mis hermanos? —era la voz de Joey que había visto a los dos niños que iban agarrados de las manos de Billie.
—Ajá. Son Kurt y Sarah.

Chapter 22. Yes, I do.

Con Lara y mis amigas fuimos a mirarme vestidos de novia, como yo no entendía una mierda de esas cosas les había pedido a ellas que me dieran sus opiniones y me dijeran qué cosa me quedaba mejor. Dana, Estelle y Carla había ido a hablar con la que iba a encargarse de las flores de la boda. Y Billie, Álvaro, Dougie y mi padre se encargaban de hablar con el cura. A mí me daba igual como fuera todo, me daba igual casarme en una iglesia, como en los juzgados o como si nos casábamos debajo de un puente, tampoco me importaba demasiado el baquete de bodas ni siquiera el vestido que iba a llevar ese día, el vestido era lo que menos me preocupaba de todo, total, iba a acabar en una caja en lo alto del desván criando polvo y sin ser sacado nunca más... Pero mis amigas habían insistido tanto en que la boda tenía que ser perfecta había acabado aceptando todo, incluso lo de meterme en una iglesia a casarme si era atea de toda la vida, aunque eso no quitaba que mi madre me había mandado bautizarme, hacer la comunión y la confirmación...
Lara y Jane no paraban de mirarme de arriba abajo con sus dos bocas medio abiertas por la impresión de verme con un vestido y más siendo blanco, sus caras me dieron risa, mas cuando cambiaron sus expresiones de asombro por unas de alegría me puse roja como un puñetero tomate, y lo peor era que no sabía por qué mierda me había puesto roja al ver sus caras de felicidad. Les juro que pensaba que se iban a poner a llorar de la emoción.
—Bejota se va a quedar mudo cuando te vea así —comentó Jane sin quitar su cara de felicidad.
—¿Tú crees? —pregunté no muy convencida mirándome al espejo que había en la tienda.
—Por supuesto.
—Bueno, ¿qué? ¿Me lo compro?
—Por supuesto.
Ya tenía vestido. Como habíamos quedado con mis primas antes de separarnos todos para hacer las diferentes tareas del día nos fuimos a uno de los Starbucks de la ciudad. Nos sentamos en una de las mesas más apartadas de todas pero cerca de la puerta para que nos vieran si entraban. Noté como todos los ojos de las personas que habían en el local se giraban para observarme con detenimiento, vi a una chica cuchichear con su amiga rubia y como otra me señalaba a su novio y éste se giraba para observarme con detenimiento. Me tapé la cara intentando con ello que no siguieran observándome como idiotas, pero eso sólo sirvió para alertar a Jane de mi incómodidad.
—¿Te pasa algo? —preguntó mi amiga mirando a todas partes.
—No hacen más que mirarme.
—Eso es por que te tienen envidia.
—Seguro —volví a girar mi cabeza hacia la pared en el momento en el cual aparecía Lara con nuestros cafés.
—¿Pasa algo?
—Que todo el mundo mira a Gloria —contestó Jane por mi.
Mi otra amiga observó a los demás clientes quienes a su vez nos observaban a nosotras. Lara sonrió con superioridad momento antes de levantar la mano y saludar a alguien conocido que entraba por la puerta. Me giré a ver quien había entrado (como todos los demás en el Starbucks) eran Billie y los otros tres. Cuando mi prometido se acercó a nosotras sonriendo y dándose cuenta de lo mismo que nosotras tres, que a la que llegó acercó su rostro al mío y me besó con energía y cariño a la vez. Gracias a ese beso nadie volvió a mirarnos tan descaradamente como minutos antes lo habían hecho. Billie rodeó mis hombros con su brazo nada más sentarse en el asiento vacío a mi lado que Jane le había dejado para que estuviéramos juntos.
—Ya tenemos cura —anunció el cantante besándome en la mejilla.
—Genial. Ahora solo falta que las chicas traigan buenas noticias.
Lo siguiente de lo que hablamos no fue sobre nuestra boda, para mi gran alivio, pero empezaron a hablar de fútbol —los hombres siempre igual—. Mas la nueva conversación no duró mucho ya que llegaron las tres que faltaban por venir, quienes anunciaron con grandes sonrisas de que ya teníamos flores para el dichoso día.
Después de esta pequeña charla cada uno nos fuimos a nuestra casa, cuando Billie y yo llegamos al apartamento provisional, el mismo apartamento donde años antes habíamos compartido grandes momentos, vimos que estaban todavía Mike y Tré con Brittney, y la nueva novia de Tré cuidando a Kurt y Sarah que en ese momento estaban viendo una película de dibujos animados en la televisión. A la que nos vieron aparecer cada uno nos separamos, yo me fui con Brittney y la otra chica a mi cuarto, y Bill se quedó con mi tío y Tré. Tanto Brittney como la novia de Tré estaban invitadas a la boda, me caían bien, eran buenas personas y lo que era más importante amaban a sus respectivas parejas, a parte de que me daban buenos consejos para con mi futuro o no tan futuro marido, y yo se lo agradecía lo mejor que podía en esos momentos.

***

El día de la boda llegó muy pronto, yo estaba metida en mi cuarto poniéndome el vestido a la vez que intentaba no ponerme nerviosa y a maldecir porque el maldito vestido se arrugaba cada dos por tres. Conseguí metérmelo por la cabeza sin dejarlo como una mi.erda. Me miré al espejo... Seguía sin verme vestida completamente de blanco, acostumbrada como estaba al color negro este nuevo uso me resultaba demasiado claro, demasiado aromonioso, y yo no pegaba con ese color, tal vez porque nunca me había dignado a usarlo como ese día, o porque en realidad no me pegaba, pero no me sentía cómoda con él. "Menos mal que es sólo un día. Sólo un día, Gloria", no paraba de decirme una y otra vez intentando no ponerme más nerviosa de lo que ya estaba por culpa del puñetero vestido.
Alguien llamó a la puerta, era mi madre —sí, al final había hecho las paces con ella—, quien me miró de arriba abajo con lágrimas en los ojos, odiaba cuando todo el mundo hacía cosas como aquellas cuando me veía así vestida, pero pude, a duras penas, sacar una sonrisa amplia.
—No te veo muy contenta —comentó Andrea después de recorrer mi cuerpo con su mirada varias veces.
—No es por Bill. Es por el vestido.
—A mí me pasó lo mismo el día de mi boda —casi no me acordaba de lo parecida que era mi madre cuando era joven a como era yo en ese momento —. Me convencí a mí misma que nunca más iba a usar el color blanco después de aquello, y lo he cumplido.

—Creo que seguiré tus pasos —contesté sonriendo ampliamente y por primera vez con alegría.
—Me parece genial. Ahora debemos irnos o llegarás tarde.
Con mi madre dejamos mi habitación y bajamos por las escaleras de mi antigua casa hacia el recibidor donde me esperaba Dougie quien me iba a llevar a la Iglesia en la limusina de su trabajo, era conductor. Mi amigo me sonrió con energía, me abrazó y me dejó entrar en el automóvil seguida del coche de mi madre. Mi amigo no habló en todo el camino, y por mi parte yo tampoco tenía mucho que compartir con él en esos momentos, estaba demasiado nerviosa como para comenzar una incómoda conversación con Doug. A la que llegamos a la Iglesia salió del coche y me abrió la puerta de detrás para que pudiera salir. Cuando conseguí poner mis pies en el suelo y sacar la cabeza por la puerta mi amigo me abrazó con cuidado de no arrugar el vestido pero trasmitiéndome todo el cariño que sentía por mí.
—Estás hermosa —comentó después de darme un beso en la mejilla y antes de entrar en la Iglesia.
Yo me quedé con mi padre fuera quien, como momentos antes lo había hecho mi madre, me observó de arriba a abajo con una sonrisa en sus labios y con lágrimas apunto de aflorar de sus ojos azules. Ahuecó el brazo para que posara mi mano sobre él, y antes de entrar en el lugar donde me iba a casar me besó en la frente con cariño.

A la que entré en la Iglesia caminando intenté no mirar a ningúno de los que estaban sentados, intenté mirar todo el rato a Billie Joe quien permanecía quieto y asombrado en el otro lado de la Iglesia, pero mi vista se desvió y se topó con los ojos de mi tío Mike quien estaba igual o parecido al cantante, a su lado vi a Brittney y al lado de esta estaba Tré quien me sonreía con energía y haciéndome un gesto de ánimo poniendo los pulgares hacia arriba. Cuando llegué donde Billie noté como por primera vez me sentía segura de lo que estaba haciendo, la presencia de él a mi lado me daba la fuerza necesaria para hacerlo. No atendí a casi nada de lo que el gordo cura dijo en la misa, solamente a la parte de: "¿Gloria Sarah Finn aceptas a Billie Joe Armstrong en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte os separe?", que contesté con un tranquilo y seguro:
—Sí, acepto.
A continuación, dijo lo mismo pero con el nombre de Billie primero, a lo que él contestó y simple acepto, y por fin, el cura dijo lo que estaba esperando desde que había comenzado la misa:
—Ya puedes besar a la novia.
Billie Joe cogió mi rostro en sus dos manos y se acercó a mí y me besó con cariño, fue el beso más perfecto y largo de mi vida.

***

Después de que Billie y yo nos casaramos y pasados unos cuantos años Joey me hizo una propuesta que no supe que decir en un principio, la propuesta era que nos fuéramos con él a Inglaterra junto a los chicos de Emily's army y Jake, ya que dijo que le gustaría que yo fuera su manager y tenernos a los cuatro a su lado, lo que no sabía yo era si iba a venir Adrienne con nosotros, aunque lo más probable era que así fuera. La noche después de que me lo propusiera se lo pregunté a Billie, no sabía lo que iba a decir el cantante, ni si estaba dispuesto a irse del país de nuevo dejando a sus otros grupos abandonados por un tiempo para estar con sus hijos a Inglaterra y su respuesta me sorprendió bastante.
—Mike, Tré y los demás vendrán de vez en cuando, no dejaré a GreenDay en la estacada, ni ninguno de mis proyectos... Seguiremos grabando discos, aunque para eso me tendré que ir unos días del país a Oakland a grabar... Si no te importa, claro.
—¿Estás seguro?
—Si tú lo estás, yo también —contestó sonriéndome.
—A Inglaterra entonces —dije acercándome a él y besándole con energía.

FIN

1 comentario:

  1. Me encanto tu novela!. Me reí, llore y me emociones en cada uno de tus capítulos.
    escribes perfectamente perfecto
    me encanto

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