Scattered. Prólogo.Tengo algunas fotos esparcidas sobre el piso de mi cuarto
Que me recuerdan los momentos que compartimos
Que me hacen desear que estuvieras aquí
Ahora parece que he olvidado mi proposito en esta vida
Todas las canciones han sido borradas
Creo que aprendí de mis errores
Abre el pasado y el presente ahora y allí estaremos
Hay una historia por contar y estoy escuchando
Abre el pasado y el presente y el futuro también
Es todo lo que tengo y te lo estoy dando a ti
Cabos sueltos ahora atados que dejan
Un nudo en mi garganta
Tratando de olvidar esos recuerdos
Encerrado en mi casa otro año más
Arrastrandome más y más hasta que
Mi piel este hecha pedazos
Dejandome a mi mismo expuesto
Dejandome en sacrificio
Si no tienes a nadie, y yo no tengo un lugar adonde ir
¿Estaría bien? ¿¿Podría estar bien??
.....
Es como si el tiempo se hubiera parado y colocado por orden cronológico… Más bien yo lo había ordenado de esa forma en el suelo de mi habitación, pero mediante fotografías. Poco a poco me había hecho con ellas, y con paciencia y esmero las había puesto en orden…
Estaban todas y cada una de ellas… Pasan por mis ojos haciéndome recordar con todo detalle esos momentos…: el día del concierto donde la besé por primera vez; todas las borracheras que pillé en Oakland; el día en el que me casé con Adrienne; todos los conciertos dados; los nacimientos de Joseph y Jacob; el día en el cuál ella fue atropellada por un coche… y muchas, muchas fotos más, pero desde ese día del accidente se pierde el rastro de mi historia; y vosotros los sabéis bien.
¿Dónde he estado todos estos años? ¿Qué pasó con la banda? ¿Qué es de Mike, Tré y Jason?
Todas y cada una de esas estúpidas preguntas que os estaréis haciendo tienen una misma respuesta… Y es que estamos de vacaciones, y bien merecidas, por cierto. Necesitaba descansar de todo, de los veinte de años de grupo, de la música comercial, y sobre todo descansar de lo llamado amor; ese sentimiento por el cual perdí treinta años de mi vida sin saber disfrutar de lo que la fama me estaba dando.
Haré una aclaración de lo que acabo de decir. Imaginadme a mí, vestido de negro, la corbata roja, mi pelo, mis ojos, mi cara… Bien. Ahora colocadme en un escenario, con mi Gibson negra y lo estúpidos cuernecillos que solíamos usar en King for a day… Genial; y lo más importante, estoy contento, salto, grito, y hago el imbécil. ¿Lo tenéis? Vale, ahora quitadme el maquillaje, la sombra de ojos, el delineador, y ponedme en bóxers… una sombra de aburrimiento pasa por mi mirada, y en la mesa de enfrente hay un montón de botellas verdes de cerveza vacías… ¿Qué os queda ahora? Tal vez solo un hombre soltero que llega a olvidar incluso su nombre ayudado por bastantes grados de alcohol en el cuerpo, y algunos restos de cocaína en el cerebro… Qué también. Pero en lo que yo estaba pensando era en un hombre bastante deprimido, que oculta un triste secreto, y que aunque su rostro muestre, a veces, un velo alegre y divertido en realidad sufre por que todo lo que más deseaba en el mundo se había esfumado por completo, y tal vez para siempre… En resumidas cuentas, ese era yo.
Sigamos con la historia, llevo unos días, tal vez meses, que escucho todo el rato en mi cabeza una misma duda. ¿Volveré a amar alguien como lo había hecho hacía unos años?
Nada hace que la pregunta se vaya por completo de mi mente… Me he tirado a un montón de mujeres de todos los tipos… Pero ninguna de ellas ha conseguido hacerme sentir el placer como lo hacía ella…
- La puta madre, ¿pero qué…? –un escalofrío me cruza la columna vertebral haciéndome estremecerme.
Me levanto de la hamaca del hotel, y comienzo a caminar con paso ligero, he visto una mata de pelo que me resulta misteriosamente familiar.
Una rubia en bikini, y con unos grandes pechos me sale al paso; la miro con una cara de asco.
- Ahora no, María –le espeto cabreado y dejándola con la boca abierta. Ahora no tengo tiempo de hablar con ligues.
Cruzo la calle siguiéndole el rastro a la chica pero no la encuentro. No entiendo lo que estoy haciendo, Andrea está muerta… No puede estar aquí, en Valencia.
Cuando me propongo dar la vuelta la chica sale de la tienda. Me vuelvo a estremecer; es ella, escalofriantemente imposible, pero lo es. Va acompañada por un hombre, y una hermosa niñita. Andrea levanta la mirada y me mira un segundo antes de volver a bajar la cabeza algo sonrojada. Yo no me muevo; simplemente me los quedo mirando mientras se van calle arriba.

Capítulo 1. Dónde he estado todo este tiempo.
Desde que tuve el accidente de coche y me dieron la noticia de que había sufrido un aborto no he sido la misma. Con ello comprendí que ya nada me ataba a California, ya que no tenía hijo al que cuidar, y todos, menos mis amigas creían que estaba muerta.
Ahora tengo una vida distinta, en un lugar distinto y con distintos amigos.
Todo fue fácil, o casi todo, montarme en ese avión hacia España; estacionar mis cosas en una casa ya comprada; y comenzar a tener una vida completa. Tal vez lo más difícil (o tal vez lo único) era volver a dejar a Billie para, por ahora, siempre.
Días después de mi mudanza leí en una revista de rock que los chicos habían decidido darse un respiro, seguramente uno con el que no volverían en mucho tiempo.
Los primeros meses lo pasé mal, bastante mal, pero gracias a algo (no diré a Dios porque no creo en él) ya me he hecho a la idea de que no voy a volver a verle.
Por cierto, no os he dicho cómo ni porque elegí Valencia como destino… La respuesta viene de mis preciados momentos de lectura; un hobby un tanto raro como todo el mundo daba a entender; más concretamente escrito por una autora española, y por uno de sus libros recomendados para adolescente Dos velas para el diablo, ya que en la obra podía leer varias veces el nombre de la ciudad…
Después de esta explicación de mi lugar de residencia, os contaré la historia en la cual conocí al que posiblemente pueda llegar a ser el sustituto de Billie. Todo comenzó en una noche de invierno más concretamente:
9 de Diciembre 2oo9
Estoy tumbada en mi cama, y con la minicadena puesta en un disco especial y en una canción no menos especial. Su nombre Dominated Love Slave.
Justo cuando comienzo a cantar, oigo un ruido que hace que me vuelva hacia la puerta, una de mis amigas está apoyada en el marco. Le sonrió un poco, y ella me mira con cara de gravedad.
- Nos vamos ya… Y todavía no estás cambiada –comenta sonriendo.
- No tengo ganas de salir, Caro.
- ¿Cómo que no?
- Como que no. Todas andáis con vuestros novios, y yo os miro como os enrolláis. Y créeme, no es divertido –le digo a mi amiga Chilena.
- Hoy viene un chico nuevo. Te gustará. Además por el nombre de seguro –dice riendo.
- Sorpréndeme.
- Ya lo descubrirás.
- Si voy –puntualizo a lo que acaba de decir, y ella me asiente con la cabeza.
- Si vienes, claro. En cinco minutos nos vamos, y te quedas sin conocerle… Tiene unos hermosos ojos grises.
- Vaaale, voy. Solo para darte el gusto.
- ¿Te convencí con lo de los ojos? –preguntó esperanzada.
- No. He dicho que sí porque luego me echarás en cara que no haya ido. Alegarás que el tipo ha estado muy aburrido y triste porque no tenía compañía, y que era muy guapo, y esta vez de verdad. ¿Se me olvida algo? ¡Ah! Sí…
- Ya, ya vale –me interrumpe -. Lo he pillado.
En cinco minutos ya he acabado de cambiarme, y todos me miran de arriba abajo. Los observo con cara enfadada; sonríen como estúpidos, y eso solo quiere decir algo, voy demasiado a lo punk… Pero que quieren que haga, soy una puta junkie de mierda y no voy a cambiar.
- Soy Andie, ¿qué queréis?
- También –dice uno de ellos, Gary.
- ¿Qué? ¿Nos vamos?
- Sí, claro.
El primer antro de Valencia al que entramos es el mismo de todos los días… Todo está lleno de humo y casi ni se puede respirar.
En el fondo del establecimiento está el chico que me va a tener que aguantar toda la noche. La verdad parece bastante atractivo, me sobrepasa una cabeza (algo un poco raro), tiene el pelo negro revuelto, y si no llega a ser por su cara de niño y por sus ojos que parecen de color gris sería muy parecido a Billie.
Debía de estar mirándole muy babosamente, porque mis amigos me miraban sonriéndose como cuando salí de casa. Despejé mi mente al poco rato.
Tal y como yo había dicho en mi casa, las chicas y sus respectivos novios se pusieron a enrollarse descaradamente dejándonos al tipo y a mí solos. No habíamos hablado de nada durante el tiempo que mis amigos se contenían las ganas de morrearse, y ni siquiera nos habíamos presentado ni nada. Su nombre Angelo, es originario de Italia, de ahí su nombre, y se dedica, o al menos intenta escribir.
- ¿Y tú cómo te llamas? –me pregunta interesado.
- Andrea Wal… esto Nesser. Soy la prima de Adrienne Nesser, la ex mujer del cantante de Green Day. E intento tocar guitarra.
- ¿Pero Andrea Nesser no estaba muerta?
- Emm… Bueno, eso piensa mi prima y Billie –comento bajando la mirada -. Es duro desaparecer así de un lugar, e irte a otro.
- Ya, entiendo… Yo dejé a mi familia cuando pasaba por unos momentos muy duros… Y no me han perdonado que me fuera así, sin decir adiós.
Estuvimos un buen rato hablando más, hasta que se me hace tarde, Angelo se propone para llevarme a casa en su coche, y yo no le niego la invitación.

Capítulo 2. I can rest my head.
Días después de haberla visto de nuevo sigo en mi habitación de hotel, no he salido desde entonces. Tampoco he vuelto a hablar con nadie de confianza; Mike, Tré, y Jason siguen en California (y hasta dentro de unos días no van a venir) haciendo a saber el qué; mis hijos están de vacaciones con su madre y su nuevo novio; y tampoco es que quiera hablar con nadie, solamente estoy necesitado de algo de compañía, y así intentar olvidar mi visión de Andrea, porque eso solo podía ser una visión, un recuerdo mezclado con alguna escena de cualquier película española, ya que Andrea Gloria Nesser está muerta… Me paro y dejo de andar al rato… Porque Andrea está muerta, ¿no? La verdad, no tengo ni idea… Nunca he visto su lápida, ni siquiera fui a su entierro… ¿Qué me asegura que haya muerto, y qué lo contrario?
Algo interrumpe el hilo de mis pensamientos, el teléfono del hotel. Voy hacia él y lo descuelgo… Es Marielle, otro mis ligues. Contesto algo seco, la verdad, no me esperaba que fuera ella la que llama.
- ¿Qué quieres?
- ¿Podemos quedar hoy? Te echo de menos –me dice tomando una voz algo sensual que me hace poner cara de asco.
No es una de mis chicas favoritas para descargarme sexualmente, pero al menos es una opción mejor que andar masturbándose a todas horas.
¿Qué pierdo con aceptar la invitación?
Necesito descargarme con algo, y Marielle es una gran oportunidad para conseguirlo. (Como he dicho antes) No una de las mejores... Pero no tengo una mejor.
Y cómo Tré me dijo una vez: Aprovecha las oportunidades, Billie.
Me sorprendo a mí mismo y le hago caso a mi amigo.
- De acuerdo. Aquí en media hora.
No es que engañar a chicas sea una de mis pasiones, en verdad, me da pena ese tipo de mujer que se acuesta con el primero que les dice que sí, pero admito que para mí es más fácil follarme a una de esas, que no les importa que no las ames, y no encapricharme con ninguna, que hacer como me pasó con Andrea que se me hizo demasiado difícil no enamorarme de ella… Y con Marielle, es igual que con las demás, solo un polvo de media hora y un adiós. Seguro que parezco un mal tipo diciendo esto, pero soy así.
Bueno, como iba diciendo antes de la llamada de Marielle, no hay nada que me asegure que Andrea esté muerta… Y, hablaré de mis sentimientos cuando Tré me anunció que algo malo había pasado, y que tal vez no volvería a verla. Fue exactamente hace un año, como bien sabéis, y me saltaré la parte en la que me desmayé en el concierto.
3 de Agosto 2009
Me desperté algo mareado, no sabía exactamente donde estaba ni qué me había pasado, lo único que recordaba era de haberme subido a un escenario y poco más. Al incorporarme me di cuenta de que estaba en uno de los sofás de los camerinos, los chicos me miraban preocupados, pero parecía que mi estado no era lo que les preocupaba, y me presentimiento fue acertado.
Tré me dio una taza que contenía lo que a mí me pareció una manzanilla por el olor que desprendía, la cogí sin ponerme a discutir con él, ya que sabía que iba a acabar tomándomela.
Pasados unos minutos, y cuando yo ya me había acabado la manzanilla, me contó despacio, cuidando cada palabra que decía, que Andrea había tenido un accidente con el coche, y que no había acabado muy bien parada.
En ese momento se me cayó el mundo encima, me eché la culpa (y todavía me la echo) de que haya acabado muerta, si hubiera estado allí con ella, o no la hubiéramos llamado despistándola de la carretera ahora mismo tal vez estaría bien.
Mike y Tré me miraban desesperados como comenzaba a romper lo primero que se me ponía en medio de mi paso. Intercambiaban unas cuantas miradas cada vez que yo decía muerta…
¡Mierda! Ahora me doy cuenta de ello. Cuando Tré me dio la noticia di por sentado de que había muerto, pero en realidad el baterista nunca me había dicho nada de eso… Y luego estaban las miradas que os acabo de decir.
Lo primero que se me ocurre es coger el teléfono, no sin antes mirar la hora que es por si Marielle está a punto de llegar, y marco el número de Tré. Mi amigo me contesta con una voz un poco dormida. No me he dado cuenta de la hora que es en California.
- Mierda, Billie. ¿Qué coño quieres?
- No, déjalo Tré. Sigue durmiendo –le comento.
- Andrea, ¿no? –me dice como si nada. Me he quedado paralizado y no contesto en un buen rato. Tré me dejó pensar.
- ¿Qué sabes?
- Esto… Creo que te precipitaste un poco al recibir la noticia. Yo nunca dije que estaba… -se cayó de repente.
- Muerta, Tré, muerta. Lo sé… Pero está viva, ¿verdad?
- ¡Bill, claro que lo está!
- Y está, aquí, en Valencia –le digo dejándolo callado.
- ¿Cómo sabes eso?
- La vi… Por cierto, ¿cuándo venís? –le dije cambiando de tema -. Quisiera hablar aquí con vosotros de Andrea.
- Pues creo que mañana cogemos el avión. No te desesperes, que Tré estará ahí para consolarte.
- Adiós, Frank.
- ¡Ey! ¿Por qué tanta prisa? –pregunta como enfadado. Sin duda, una de las actuaciones de Tré.
- ¿Sabes? No te necesito a ti para poder consolarme –le digo y solo consigo que haga otra de sus bromas.
- Bill, deja de masturbarte anda.
- Resulta, que he quedado con una tía, y estará por caer. Así que mañana por la noche hablamos.
- Vale, gatito.
- Adiós, Tré.
Y como si me estuviera mirando por algún sitio Marielle llama al timbre de la habitación. Suspiro, me doy fuerzas a mí mismo, y salgo a abrirla.
Mientras Billie estaba con Marielle, yo…
Caro y Mar me miran preocupadas, les acabo de contar que he visto a Billie mientras iba con Angelo y su sobrina.
- Justo cuando me olvido de él, aparece de nuevo.
- Pero puede que no sea él –intenta animarme Caro.
- No, sé que era él. A un hombre así no se le olvida del todo.
- Mira. Él cree que estás muerta… Y mientras crea eso, no hay problema… -comenta Mar.
- Puede que tengas razón… Pero el que me preocupa no es Billie –digo pensativa mirando como Angelo se sienta con nosotras.
- ¿Entonces quién? –pregunta, al parecer a oído la conversación.
- Frank, Mickey y Jason. Ellos saben que estoy viva… Es cuestión de días de que Bill sepa la verdad. Esos tres no se callan nada por mucho tiempo… Y ya ha pasado un año desde ese día…
- Bueno… pero sabes que los secretos al final acaban por salir a la luz… No podemos hacer nada.
- Lo sé.
No aguanto más ahí dentro, el olor a humo me está comenzando a afectar al cerebro, y me dan ganas de estornudar todo el rato. Además necesitaba pensar con un poco de aire.
Mis amigos tienen razón… Tarde o temprano me iba a tener que enfrentar a Billie, ya que los chicos, probablemente, les vaya a contar toda la verdad… Y es mejor estar preparada para un posible encuentro con Billie; ya me entendéis, aguantarme las ganas de salir corriendo hacia él, abrazarlo, besarlo y a saber qué otras cosas.
Noto como alguien ha salido conmigo a fuera, y al darme la vuelta me encuentro con Angelo que me mira preocupado. Últimamente todo el mundo me mira así…
- ¿Qué pasa? –pregunto casi enfadada.
- ¿Tanto miedo tienes a un posible encuentro con BJ?
- Sí… Sabes perfectamente cuanto he podido a llegar a amarlo… Y me da que cuando lo vea… -comento.
- Ya… Te entiendo.
- Joder… Me entiendes en todo.
- ¿Y ahora por qué te enfadas? –pregunta más extrañado aún.
- Lo siento… Es que me pones muy nerviosa –ahora Angelo me mira interesado en algo que no caigo.
- Pues no deberías ponerte nerviosa… Al no ser que…
- No es lo que piensas… -silencio.
Entonces es cuando caigo en la cuenta, llevo como medio año tonteando con Angelo, y más de una vez mis amigas habían insinuado de que a él yo le gustaba… Pero ahora sé, que es más bien al revés… Angelo me ha comprendido todos estos meses, y ha estado para mí cuando yo más lo necesitaba, además he de admitir que me recuerda mucho a como era Billie conmigo, era como volver a tener al guitarrista aquí, solo para mí, pero en distinto cuerpo y con distinta alma.
No puedo evitar acercarme a él peligrosamente, y lee mis intenciones en mi mirada. Tal vez, es lo mejor… Olvidarme de Billie de una vez por todas, aunque lo tuviera pisándome los talones… No me da tiempo a pensar en nada más, me he vuelto a acercar a él y ahora lo tengo encima de mí, con sus labios apretando los míos en un tierno beso. No sabría describir lo que estoy sintiendo en estos momentos, no es el frenesí de cuando me besaba con Billie, pero era demasiado intenso lo que sentía con Angelo, que no puedo decidir cuál de los dos me gustaba más.
Apenas nos separamos Carolina y Mar están atrás nuestro mirándonos ambas sonriendo. No comentan nada hasta pasados unos cuantos segundos, nos anuncian que mis antiguas amigas van a venir con los chicos en cuestión de segundos. Para los que estén pensando raro en estos momentos, mis amigas de California conocen a mis nuevos amigos y suelen venir algunos días de vacaciones con todos nosotros.
Capítulo 3. Open the past and present.
"Aquella voz me resultaba familiar, pero no supe localizarla. Algo me zarandeaba de un lado a otro, y ese algo, o más bien alguien era el dueño de esa voz. Abrí los ojos a duras penas, y me topé con su cara, Andrea…
- Billie… Billie –comenzó a gritarme…"
- ¡Joder, Billie! Despierta, que son más de las dos del mediodía –es Tré.
Me aparto de él y hacerlo descubro a Mike detrás suyo.
- ¿¡Cómo coño habéis entrado!? –pregunto.
- Con la llave, Bill. Se suele entrar a los sitios con la llave.
- ¡Venga! ¿Te vistes? –pregunta Mike.
- ¿A dónde vamos?
- Jason tiene algo preparado para hacer hoy. No nos ha querido contar nada.
- ¿Y dónde está? –quiero saber y miro por todas partes sin encontrarlo.
- ¡Aquí! –se asoma por la puerta -. Lo de hoy es una sorpresa.
- A saber qué mierda nos has preparado. ¡Venga, vamos! ¡TODOS FUERA!
Termino de vestirme y voy al cuarto de baño para lavarme la cara, y al mirarme al espejo recuerdo, como si nada, el sueño de hace unos momentos… El sueño en sí es más largo… Lo que me ocurría en él era algo extraño… Es decir, yo moría por un disparo, o al menos eso daba a entender las otras noches… Porque llevo soñando con lo mismo desde hace meses, y esta vez ha llegado más lejos… Ha aparecido Andrea; y es que en los demás me daba simplemente por morirme, así sin más…
- ¡Billie, que los demás tenemos hambre!
- ¡Joder, ya voy!
Salgo y los tres se me quedan mirando como si fuera un bicho raro. Abro los ojos y les hago un pequeño “buu”.
- ¿Qué haces?
- Me mirabais como los pijos a un punk –me quejo.
- Lo sentimos –comentaron divertidos.
Una vez en la calle Jason nos dirige a un restaurante en el cual debe estar la supuesta sorpresa del día.
Yo voy pensativo todo el rato y ninguno de mis amigos me preguntan el qué me pasa, seguramente porque se hacen una ideo de lo que me preocupa. Mientras andamos miro al piso, y por ello me chocó contra Mike cuando Jason y él se paran de repente. Los observo sin entender hasta que Mike se da la vuelta y me explica el qué ocurre: Tré se ha perdido, típico, muy típico de él.
Narra Tré:
No sé donde coño me he metido, iba siguiendo a Bill y de pronto no me ubico.
Miro por todas partes a ver si consigo verlos buscarme, si es que se han dado cuenta de que falto. Aunque claro, conociéndoles bien lo más seguro es que hasta no estar sentados en la mesa del restaurante a pedir no noten mi ausencia.
Mientras intento encontrarlos noto como me choco con alguien y por su voz sé que es una chica, me apresuro a pedirle disculpas pero todo lo que llego a pronunciar es:
- Disbulbanobehabíavisto –ella me sonríe ampliamente y yo me pongo rojo al toparme con sus ojos, son muy hermosos…
- No pasa nada, Tré –me comenta y yo me quedo extrañado.
- ¿Cómo sabes cómo me llamo?
- Eres el baterista de Green Day, ¿no?
- Sí
Ninguno de los dos decimos nada, nos quedamos mirando al piso. Una voz detrás de mí llama a la fan mediante un gran grito.
- ¡Carolina, tenemos prisa!
- ¡Voy! –le dice ella -. Bueno, Tré, me tengo que ir. Encantada de conocerte.
Se da la vuelta para irse. La verdad me hubiera gustado poder decirle algo más, me he quedado prendado de sus ojos negros y de su sonrisa… Miro hacia atrás esperanzado de que no esté muy lejos, y veo que nos separan unos pocos metros, así que consigo hacer que me vuelva a mirar sonriendo de nuevo. Me acerco a ella también sonriendo. Me cuesta mucho, pero al final le pido su número de teléfono. Carolina se pone algo roja, y me lo da sin pensárselo mucho. Ha sido de lo más rápido de lo que hubiera podido imaginar.
- Un día de estos te llamo –le dije -. Bye.
Sigo narrando yo, Billie…
La idea del restaurante acaba siendo una encerrona de parte de Jason, es cómo una especie de oportunidad que él me daba para que yo olvide por completo a Andrea, ya que el guitarrista ha invitado a una mujer, la cual se llama Kathleen (sí, cómo Kathleen Hannah, la chica que canta el comienzo de Letterbomb. Pero esta no es ella) y además van y la sientan a mi lado.
Por cómo me mira toda la puta comida puedo asegurar que en lo único que está pensando es en chuparme la poya, y la verdad no es que a mí me estén dando ganas de dejarla hacerme lo que ella quiera (incluso a violarme), sino más bien estoy deseando todo lo contrario.
No consigo llevarme una m.ierda de comida a la boca, ya que tengo que estar pendiente de que la tipa no se tire a abrirme la bragueta de repente.
Me fijo por primera vez en que no soy el único que no está comiendo nada, Tré no se separa del papelito dónde la fan (Carolina) le he escrito el número de teléfono. Frank nos ha comentado todo convencido de que la chica le gusta mucho… La verdad es que siempre dice lo mismo, y nunca acaba bien con ninguna de las mujeres de las que dice eso al principio del todo.
Kathleen cada vez está más pegada a mí, y yo no hago más que apartarla. Decido levantarme y salir de mi asiento porque comienzo a ahogarme.
Una vez fuera miro a todas partes buscando un kiosco donde poder comprarme tabaco. Hay uno enfrente de mí.
Cruzo la calle corriendo por medio de la carretera.
Las ganas de fumar se me hacen más intensas mientras espero a que me toque el turno de pedir. Cuando ya estoy enfrente del kiosquero le pido en español el paquete más caro, saco 2O€ del bolsillo el cual está lleno de púas de guitarra y se lo pago al vendedor.
Salgo de nuevo a la avenida y me enciendo el primer cigarrillo del día, me apoyo en la pared del restaurante una vez vuelvo a cruzar la carretera y espero a que mis amigos salgan con Kathleen mientras me acabo el cigarro.
Capítulo 4. Just keep saying my love is TRUE.
Una semana se pasa rápido; la segunda es más lenta; pero a la tercera semana no puedo aguantar más. Gracias a la nueva relación entre Tré y Carolina (son solo amigos por lo que ambas partes dicen) sé dónde está Billie, tengo la dirección y una copia de la llave de la habitación ya que Tré se la ha dado a mi amiga… Pero, lo que no tengo son las fuerzas necesarias para presentarme allí sin más. Además ahora estoy con Angelo y no quiero joderle la vida. Y ¿qué me dice que Billie no ha encontrado ya una sustituta como lo he hecho yo? Tré no suelta prenda acerca de ello cuando se lo pregunto.
- Y sabes que Billie puede que no sepa tu verdad –me dice una vocecita en mi cabeza.
También está ese otro punto… Tré tampoco habla mucho de Billie más bien todo lo que hace es pronunciar el nombre de… ¡Claro! ¿Cómo no me he dado cuenta antes de ello? La solución está en Carolina. Se han hecho muy ‘amigos’ Tré y ella, y ambos se cuentan todo lo que se les pasa por la cabeza. Así que todo lo que tengo que hacer ahora es encontrar a mi amiga y hacerle un interrogatorio de sus conversaciones con el baterista (solo las que contienen información sobre Billie).
Me ducho, tal vez con la esperanza de que el guitarrista sepa de mi existencia y poder encontrarme con él, o tal vez porque lo necesito realmente para descargarme un poco.
Una vez acabo de ducharme me visto, cojo el móvil y las llaves del hotel de los chicos, y salgo de casa en busca de Caro. Por lo que he podido oír cuando se marchaba es que está en el centro comercial con mis amigas, por lo tanto cojo también el coche, ya que el edificio está en el centro de la ciudad, y me dirijo a él algo nerviosa.
Cuando ya llego a mi destino y aparco enfrente de la puerta, salgo de mi coche, y marco el número de mi amiga en el móvil, a los pocos segundos me contesta, y quedamos en la cafetería del lugar.
Veo a mis siete amigas acercarse todas sonriendo, agradezco no tener que abrazar a todas a la vez, y voy donde está la que me interesa. No me importa que mis otras amigas escuchen la conversación, es más me la trae sin cuidado, yo simplemente quiero pedirle perdón a Billie por haberle mentido acerca de mi ‘muerte’ y quedar como amigos.
- ¿Qué querías? –pregunta Carolina preocupada -. Te escuchabas extraña y misteriosa cuando me has llamado…
- No pretendía ser muy mística… -comienzo -. Pero es que necesito saber una cosa, que puede que tú sepas.
- No sé… Pregúntame y si sé la respuesta te la contesto…
- Es sobre Billie –comento sin levantar la mirada de mi mano.
- ¿Qué pasa con él? –quiere saber Marta.
- Por si Tré te había comentado algo sobre él –digo sin hacerle caso a la pregunta de mi otra amiga, y ahora sí mirando a Carolina a los ojos -. Sé que sois muy amigos, y que a ti te cuenta sus preocupaciones… Y quería saber si te ha dicho algo acerca de Bill que deba saber yo.
- Pues, ahora que lo dices, sí. Algo me dijo –me contesta pensándoselo mucho.
- ¿El qué?
- Que estaba muy preocupado por él. No paraba de darle de vueltas a lo que pasó aquel día de verano, y que sabe que estás viva. También que parece que está dispuesto a no olvidarte, porque el otro día no le hizo casi caso a una tipa que quería… ¡Espera! ¿A dónde vas? –me pregunta cuando ve que me dispongo a levantarme de la mesa y a salir de la cafetería.
- ¡Gracias, muchas gracias! –es lo único que atino a decirle.
He cogido carrerilla, era todo lo que quería escuchar. Por alguna razón no quiero perder demasiado tiempo, y no tengo tiempo a pensar el qué voy a hacer una vez me encuentre con Billie, si es que consigo llegar antes de que planeen algo que hacer por la tarde y no estén en el hotel para entonces.
Algo me dice que sí que voy a llegar a tiempo, seguramente porque estoy conduciendo pasando de los límites de velocidad puestos por el ayuntamiento. Muchos coches me pitan exasperados cuando paso por delante de ellos sin aminorar la marcha un poco, pero tampoco me importa demasiado. Me siento como en una carrera en la cual el premio por ganar era la amistad de un hombre como Billie Joe, y en verdad eso es lo que es.
Solo me quedan unas cuantas calles hasta llegar a mi destino, y cuando llego por fin aminoro la marcha, porque quiero encontrar un sitio y con la velocidad que llevaba hace unos momentos se me iba a hacer un poco difícil.
Después de dar unas cinco vueltas siempre por las mismas dos calles, encuentro un sitio justo al lado del que era y sigue siendo el coche de Billie (si mi memoria me funciona aún bien, claro).
Cierro el coche y me dispongo a entrar en el hotel e ir a buscar la habitación del mismo número que pone en las llaves. Ya estoy en la puerta, y estoy bastante nerviosa, actúo con torpeza, y apenas atino a introducir las llaves en la cerradura de la puerta. Y justo cuando consigo meterla y hacer girar alguien abre a la vez que yo, es Mike, quien me mira sonriente, me hace una seña de que Billie está dentro y solo, y me saluda con un pequeño beso en la mejilla; siempre ha actuado como debería actuar mi hermano mayor. Me despido del bajista y cierro la puerta del cuarto una vez yo dentro.
- ¡¿Qué te has olvidado está vez?! –grita Billie en el fondo de la habitación. Y sonrío a mí pesar al imaginarme la cara de asombro que va a poner al ver que soy yo y no Mike.
Y justo es cómo me la acabo de imaginar, pero con los ojos más abiertos de lo que hubiera podido esperar, y por un momento pensé que Carolina me había dicho una mentira piadosa acerca de lo que le pasaba al guitarrista, pero al ver lo que Billie Joe dice a continuación se me quita ese pensamiento estúpido, por cierto, de mi cabeza:
- ¡Lo sabía! ¡Sabía que no estabas muerta! –y viene corriendo a… ¿pero qué?
Noto como algo me golpea la cara, ¿Billie me ha pegado un tortazo, o ha sido mi imaginación? Me quedo bastante sorprendida por lo que acaba de hacer, y rápidamente le replico el tortazo.
- ¡¿Qué m.ierda estás haciendo?!
- Darte lo que te debía por haberme hecho creer que te había perdido para siempre –me comenta sonriendo.
- ¡¿Encima?!
- Encima, dice. Será estúpida.
- ¡Ey! Sigo aquí, ¿recuerdas? –me vuelvo a quejar.
Esta vez, ahora sí, me abraza. Y yo le devuelvo el abrazo algo torpe y confusa por el cambio de humos tan radical que acaba de hacer Billie.
El guitarrista se separa de mí y se me queda mirando a los ojos con infinito cariño. El color verde de los de él fusionado con el marrón oscuro, casi negros, de los míos. Noto como nuestros labios se van acercándose poco a poco, puedo notar su respiración cerca de mí, demasiado cerca, mi corazón, a la vez que el de él, late con demasiada fuerza… veo sus intenciones, pero antes de que yo pueda reaccionar, me da un beso en la mejilla.
- Creo, que será mejor así –me dice dándome la espalda. No comento nada, y veo como desaparece por la puerta del que debe ser el baño. Oigo como el cerrojo se cierra. Me he quedado parada y no sé qué hacer.
Capitulo 5. I don’t care if you don’t mind. I’ll be there not far behind…
Oigo como Billie hace algo extraño dentro del baño y a los pocos minutes sale, sus ojos tienen pinta de que ha llegado a derramar alguna lágrima. Me lo quedo mirando preocupada ya que Billie no suele llorar muy a menudo, él me devuelve la mirada bastante serio.
- ¿Pasa algo? –le pregunto.
- ¿Podemos ir a dar un paseo?
- Lo que te apetezca.
- Llevo mi coche si le parece bien.
No sé a dónde me quiere llevar, pero lo que está claro es que no quiere que nadie nos vea hablando porque el paseo en coche es bastante largo… Ninguno de los dos hablamos, cada uno sumido en nuestros propios pensamientos. Yo no consigo quitarme a Angelo de la cabeza. Está todo el rato presente. Puede que no haya estado muy acertada al haber ido al encuentro de Billie, por lo que me da la sensación de que mis sentimientos hacia él van a volver de nuevo, y la verdad ahora no me apetece mucho.
- Todavía no me has dicho a dónde vamos.
- Ya lo verás –me comenta sonriéndome.
- ¿Puedo poner música? –pregunto esperanzada de poder distraerme un poco.
- Tú misma…
- ¿Qué tienes?
- Aquí nada… Te tendrás que conformar con la radio –vuelve a sonreír.
Lo noto extraño, algo más extraño de lo que ya estaba antes de salir del hotel, pero no me atrevo a preguntarle por ello.
Y por si hay poca tensión entre nosotros la cadena de radio le ha dado por ponerse a recordar viejos tiempos de la música española, y comienza a sonar una canción demasiado inoportuna a la que yo intento no hacerle caso a pesar de que Billie se pone a cantarla en bajo.
- Ya hemos llegado –anuncia el cantante una vez la canción a acabado de sonar.
Salimos del coche y otra vez el silencio se hace entre nosotros. Por mi parte la canción se repite en mi cabeza y no puedo no acordarme de lo que siento hacia Billie en estos momentos.
Lo miro y él sigue andando hacia la playa que hay enfrente de nosotros. Por lo que puedo ver no hay nadie en ella. Y me hago una idea de el por qué me ha traído hasta aquí.
Me doy cuenta de que me lleva mucha ventaja andada así que corro hasta ponerme a su lado. Una vez llegamos a la arena nos sentamos en ella. Yo me quedo mirando las olas sin decir palabra.
- ¿Qué es de tu vida? –pregunto todavía mirando las olas.
- Dejé la música y no hay día que no me odie por no haber estado contigo el día del accidente.
- No fue tu culpa.
- Lo sé, pero es lo que siento.
- Billie… -comienzo.
- No, no importa –me interrumpe -. No me importa si tú no quieres, estaré ahí no muy lejos… ¿Recuerdas? –asiento -. Aunque solo sea como amigos.
- Billie, yo. Lo siento mucho. Sé que si no hubiera huido ahora seguiríamos en California, juntos… pero necesitaba huir, Daniel cree que estoy muerta y es mejor así.
- Lo sé, Andrea. No te guardo rencor por haber desaparecido… Ya has vuelto y eso es lo importante –me dice y yo lo miro.
- Pero…
- ¿Cuál es el problema? –niego -. ¿Entonces?
- Llévame a casa, por favor.
El camino de vuelta se me hace mucho más largo que el de ida, ninguno de los dos abrimos la boca. Billie mira al frente mientras conduce y está muy pensativo. Yo también miro carretera por la que vamos, pero esta vez con la mente en blanco, completamente en blanco.
Después de una media hora de camino hacia Valencia ciudad Billie para el coche bruscamente y yo lo miro sin entender.
- Me he perdido –comenta mientras busca algo entre los trastos del coche.
- ¿Cómo vamos a salir de aquí entonces?
- Con el GPS que estoy buscando. ¡Aquí!
Esa fue la única vez que nos dirigimos la palabra. Llegamos al poco rato a la ciudad por las luces que se ven al fondo.
Billie aparca donde vivo con Mar y Carolina, y lo miro sin entender cómo sabe donde vivo.
- Suelo traer a Tré aquí para ver a Carolina –me dice encogiéndose de hombros.
- ¿Tú sabes que les pasa a esos dos?
- Ni idea… Yo lo único que sé es que Tré está enamorado de tu amiga…
- Genial entonces –comento y ahora es él el que me mira raro a mí -. Lo digo porque ella también me dice lo que siente por Franky, y… bueno, es amor de seguro.
- Ajá…
- ¿Pasa algo?
- Ese es tu novio, ¿verdad? –miro hacia donde señala su dedo y descubro que Angelo espera en la puerta de mi casa observándonos al cantante y a mí.
- Sí… Esto, Billie. He de ir…
- ¿Quedamos mañana para ir de compras?
- …
- Cómo amigos… sin más –me dice.
- Vale. Mañana voy a tu… Mierda…
- ¿Qué pasa?
- Que tengo el coche en donde tu hotel.
- Entonces vengo a por ti mañana.
Me despido de él, y salgo del coche hacia donde Angelo me está esperando algo serio. Veo como Billie se va calle abajo, y me vuelvo hacia mi novio sonriéndole.
- Era Billie –me besa.
- Genial.
Poco a poco subimos a la casa, por lo que veo no hay nadie en ella, seguro que mis amigas se han ido a cenar todas juntas, pensando que así podría estar a solas con Billie, sonrío a mi pesar al pensar lo ilusas que pueden llegar a ser mis amigas…
Capítulo 6. For now I'll lie around. Hell, that's all I can really do.
Su cuerpo está al lado mío, pero duerme profundamente. Hacer el amor ya no es lo mismo. Simplemente por pasar un poco el rato. Además casi ni mis pensamientos están puestos en él, mi mente siempre tiene una misma cara, mientras mi novio me besaba, acariciaba, hasta cuando comenzó a penetrarme placenteramente pensé en Billie Joe. Nunca me había pasado antes con Angelo, y por eso me siento mal, y rara por mi novio.
Me giro despacio hacia el despertador: las nueve de la mañana.
Noto como una de sus brazos me rodea la cintura y yo ni me muevo al oírle hablar en mi oído.
- ¿Pasa algo?
- He quedado con mis amigas –‘mentira’.
- ¿Para?
- Pintar la casa de Mar –‘otra vez mentira’.
- Vale.
- Te quiero –'de nuevo vuelves a mentir’.
No puedo hacer otra cosa que mentirle en casi todo lo que digo… Si le cuento que voy a ver a Billie, en lugar de a mis amigas, no me va a dejar ir; menos aún si le digo que compraremos ropa; y por supuesto si no le digo que le quiero se va a enfadar…
Preparo nuestro desayuno sin decir palabra alguna, no es que me haya quedado muda ni nada por el estilo, pero es que tengo la cabeza en los planes para luego y solo eso ocupa mi mente: la salida con Billie Joe Armstrong. Suena muy a cuernos por parte mía, pero qué se le va a hacer…
Por otra parte…
Andrea me ha llamado diciéndome que si Angelo me pregunta por ella, le diga que está en mi casa pintando. No le he preguntado el qué va a hacer para que yo le tenga que mentir a su novio, y tampoco es que me interese saberlo, ya que puedo imaginarme que es por algo relacionado con Billie.
Por cierto soy Mar, una de las amigas de Andrea, mi origen es de Argentina, pero me vine a España por asuntos familiares o no sé qué mierdas. Y bueno… conocí a Andie cuando ella vino aquí escapando de su pasado en California, y desde entonces somos inseparables… Luego ella me presentó a Carolina la cual la conoció por internet, y ahí comenzó el grupo de las tres amigas…
Por otra parte, no sé si lo sabéis, también soy una gran fan de Green Day, tanto como Andrea y como Carolina, y mi preferido, es… Billie, pero visto que está cogido, me quedo con Mike porque es el único que queda…
Sigamos con la historia… Como Andrea me ha pedido ese favor, mis planes para el día de hoy es quedarme en casa para ‘pintarla’, pero antes tendré que ir a comprar pintura, ¿no creen? Así que he cogido el coche y me he acercado a la tienda de pintura más cercana a mi casa. Ahora mismo estoy eligiendo el color perfecto para mis paredes.
- Disculpe –me dice una voz conocida -. No soy de aquí, y no hablo mucho español, ¿me podría ayudar?
- Claro, diga…me –le contesto quedándome parada y sin saber qué seguir diciendo, ya que el que me acaba de hablar es Mike Dirnt.
- ¿Estás bien?
- ¿Eeeem? ¡Oh, sí, sí! –me sonríe y solo consigue que me quede más pillada aún de lo que ya estaba.
- Un momento… Yo a ti te conozco. Eres una de las amigas de Andie, ¿verdad?
- Sí. Esto… soy Mariana, pero llámame Mar. Mi nombre no me gusta.
- Pues es un nombre muy bonito.
- Gracias –le contesto.
- Yo soy…
- Mike. Sí, lo sé. Soy una gran fan vuestra.
- Je, je. O.K.
- ¿Y estom… qué haces aquí? –preguntamos los dos al mismo tiempo, y riéndonos seguidamente.
- Tú primero –me dice.
- Comprando pintura para ‘pintar’ mí casa.
- ¿Y eso?
- Tú amigo Billie, que se está metiendo donde no le llaman –le comento.
- Ah, ya… Tú también, ¿emm…?
- Si lo que ibas a decir, es que yo también me meto donde no me llaman, lo admito… Solo estoy aquí para salvarles el culo a esos dos.
- No. Decía, que tú también piensas que Billie se está metiendo en un buen lío –me comenta.
- Ah, je, je. Sí también.
- ¿Y por qué no hacemos una cosa? –me propone.
- Te escucho.
- ¿Dejamos de hacer como que nos interesan los distintos tipos de pintura, y vamos a tomar un café?
- Me parece una buena idea –contesto.
- Vamos, entonces.
Estuvimos como dos horas hablando sobre nosotros… Yo le conté lo que os he dicho antes; y él que está casado y que tiene un hijo (cosas que yo sabía ya), pero que están pasando por una época en la que solo hacen más que discutir por todo. Bromeé sobre ello, y conseguí que Mike sonriera de nuevo.
Ahora mismo estamos atascados en el ascensor que nos debería subir al piso de uno de mis amigos ya que nos ha invitado a todos a una cena.
El bajista comienza a ponerse nervioso y a despotricar contra el ascensor y contra nuestra poca suerte.
- Mike, tranquilo. Hemos llamado a la alarma, es cuestión de segundos que nos saquen de aquí los bomberos. No pasará nada –le digo.
Mike se sienta a mi lado, y no comentamos nada pasados unos momentos en los cuales el aire comienza a enfriarse poco a poco, y yo a tiritar de frío.
- ¿No hace un poco de frío? –comento todavía tiritando.
- Espera –me dice acercándose a mí y abrazándome para darme calor -. ¿Mejor?
- Sí.
- ¿Mar? –me pregunta.
- ¿Sí?
No comenta nada, estar así con Mike, uno de mis ídolos, abrazados y en silencio nunca me lo pude imaginar. Noto como el bajista comienza a acariciarme el pelo. Noto su respiración cerca de mi oído, y hace que un escalofrío cruce por mi espalda. Suena raro, pero me encanta esta sensación, nunca la había sentido tan pronto de conocer a alguien… El cariño hacia Mike va aumentando, y comienzo a querer besarle.
El rubio parece leerme el pensamiento, o es que tal vez sienta lo mismo que yo, me coge y sujeta de la barbilla me mira a los ojos; me pierdo en su color azul a la vez que me tranquilizo poco a poco al observarlos con determinación.
Se acerca a mí lentamente, deseo ahora con más fuerza que se acerque más a mí, que sus labios rocen los míos, y el deseo se hace realidad a los pocos segundos de que cruce por mi mente, Mike y yo nos estamos besando cada vez más apasionados. Rodeo su cuello con mis brazos y ejerzo más presión en nuestra unión.
Andrea.
Billie viene a por mí a la hora en la que quedamos, cuando Angelo se iba a trabajar. El cantante me mira sonriente cuando me acerco a él y me meto en el coche sentándome a su lado.
- Hola –le saludo también sonriéndole.
- ¿Qué tal?
- Bien.
- Vamos al Centro Comercial a comprarme gorras.
- O.K.
Capítulo 7. Más descarados imposible.
En cierto modo ir de compras con ella es divertido, aunque no le guste mucho.
- ¿De verdad piensas ponerte eso? –me pregunta señalando al sombrero que llevo en la cabeza y medio riéndose.
- ¿Por qué no?
- El color marrón ese no me gusta, además te hace la cabeza más gorda aún –apunta.
Me quito el sombrero al instante y ella vuelve a reírse. Luego se acerca a una gorra, y vuelve a donde estoy yo colocándomela en la cabeza.
- Esta mejor –comenta sonriéndome.
- Me la compro.
Un poco más tarde vamos a una tienda de discos llamada Fnac. Andrea va directamente a la ‘G’, y me enseña uno de nuestros discos y comenta algo que no entiendo al principio y que me vuelve a repetir pero esta vez en inglés.
- Sé que odias que la gente te diga esto… Pero amo este disco, es uno de los mejores.
- Puede que sí, es el que más se acerca a nuestras temporadas en el Gilman. Pero prefiero estos otros. Me abruman menos.
- ¿Prefieres a… -comienza a leer el disco que acabo de señalar -: las mejores baladas de Enrique Iglesias? –y levanta una ceja.
- Sí, lo prefiero –digo algo divertido y nos comenzamos a reír.
- ¡Por fin! –exclama cogiendo uno de los CDs una vez acabamos de reír. La miro sin entender -. Es el único que me queda de los vuestros. Kerplunk.
- Venga, págalo corriendo… La gente comienza a mirarme.
Y es la verdad, cuando Andrea está pagando, la gente me señala descaradamente cómo si no se hubiera dado cuenta de que estoy delante de ellos. Los fans siempre tan impertinentes, os comportáis como si fuera alguien importante, no os dais cuenta de que odio que todo el mundo me señale cuando salgo a la calle, y tampoco os enteráis de lo molestos que llegáis a ser. Es verdad lo que digo… ¿a qué os pone nerviosos que os miren todo el rato y que os señalen con el dedo por ser diferentes? Pues a los demás también, y yo no soy menos que los demás. Pero puede ser peor que me miréis todo el rato con ovación, sobre todo cuando alguno de vosotros, al que ni conozco, ni he visto en mi puta vida, me saludéis como si fuéramos más que conocidos y encima comencéis a decirme que me amáis con locura y que soy lo mejor que os ha pasado en el mundo… Desengañaros… Si llegarais a saber hasta dónde puedo llegar y lo repulsivo que puedo ser no vendríais a decirme esas cosas… Creedme cuando os digo que los fans estáis muy locos, os lo deberíais mirar.
- Ya –anuncia Andrea cuando llega a mi lado.
- Salgamos fuera, me estoy apocando.
- Vale.
- ¿Por qué las chicas me consideráis ‘guapo’?
Andrea…
Esa pregunta me pilla por sorpresa. Nunca he llegado a preguntarme por qué me gusta y atrae tanto Billie Joe, y ahora que lo pienso tampoco lo sé con exactitud. Es decir, no es que el músico sea el tipo más alto del mundo, es más le saco algunos centímetros; su dentadura está desastrosa, con una pala medio rota, y algunos dientes de la parte de abajo muy juntos; está más bien delgaducho, casi enfermizo, aunque yo lo recuerdo gordito desde siempre; y por último su nariz, algo ganchuda al final de esta. Lo único que le salva es los ojos de un asombroso color verde, y sus labios el de abajo más carnoso que el de arriba. Tal vez… Es el punto rebelde que siempre le ha caracterizado… no lo sé, la verdad.
- No te esfuerces… Sólo porque soy famoso.
- ¿Dónde vamos? –pregunto.
- Bueno… un amigo tuyo nos ha invitado a una cena en su casa… así que vamos para allá.
- Ok.
Capítulo 8. My beating heart belongs to you.
Es como si el destino volviera a hacer de las suyas, y no quiere que Billie y yo estemos cada uno por nuestro lado.
Angelo se va a Italia de nuevo pero sin mí, mi novio parece entenderlo… Y bueno, por su parte Billie no sabe nada y tampoco me interesa que lo sepa.
En estos momentos Angelo está haciendo la maleta en frente de mí. No para de decirme que cuando pueda volverá a visitarme. Yo no comento nada acerca de ello.
- ¿En serio no te pasa nada? –me pregunta la decimoquinta vez del día.
- No, tranquilo.
- Cuando llegue te llamo.
- No te preocupes por mí. Haz lo que tengas que hacer allí en Florencia, y ya está –le digo.
- Andrea –se acerca a mí, se pone de rodillas y toma mi rostro en sus manos -. Necesito pensar en lo nuestro, te doy unos meses para que lo hagas tú también. No te prometo nada…
- Pe…Pero –no lo he entendido del todo bien.
- Te quiero y mucho. Pero sé que desde que te encontraste de nuevo con Billie estás pensando en cualquier cosa menos en nuestra relación –me comenta tranquilo.
- No. Sabes que yo también te quiero. No me digas que es por Billie porque no cuela.
- Entonces, Billie y tú, no…
- Solo somos amigos. ¿De dónde has sacado tú eso de que tal vez…? Bueno, ya sabes
- No lo sé. El otro día en la cena os reíais mucho y casi ni despegabas la mirada de él…
Me pongo roja cuando comenta lo de la cena. Al decir eso me ha hecho cuestionarme mucho sobre los sentimientos míos y los del guitarrista. Billie en ningún momento me ha asegurado que ya no siente nada por mí, y al decirme que quedábamos como amigos saqué mis propias conclusiones sobre ellos; y pensar y recordar todas las sonrisas que nos regalamos el otro día hace que algo nazca en la boca de mi estómago, y consigue que mi corazón lata con más fuerza. Hasta ahora no me he dado cuenta, pero lo más probable es que mi corazón necesite escuchar lo que Billie siente por mí.
Narra Billie…
Llevo todos los días pensando en lo mismo, en la cena de hace casi una semana. Andrea salió del restaurante seguida por su novio demasiado rápido… Algo me dice que dentro de poco van a decidir hacer algún cambio, pero tampoco estoy muy seguro… Más bien es mi deseo de que pase algo ‘malo’ entre ellos dos para quedarme a solas con ella.
Capítulo 9. Volviendo a "casa".
Mis vacaciones de verano se han ido ya, y con la vuelta al ‘trabajo’ sigo sin recibir noticias de Angelo. Solamente me llamó cuando aterrizó el avión cómo dijo que iba a hacer, y nada más. No es que me guste que me ande controlando a todas horas, pero echo de menos tener una conversación empalagosa con alguien.
Por otro lado mi trabajo se está convirtiendo en algo realmente agotador. Sé que dije que intentaba tocar la guitarra (y no he mentido), pero entre semana y cuando no puedo hacer otra cosa trabajo en una pequeña comisaría de policía de Valencia, trabajo que me venía de familia ya que mi padre es jefe de policía en California. Ahora mismo estoy yendo al despacho de mi superior que me ha llamado hace media hora y todavía ni he ido.
- ¿Me buscaba? –pregunto abriendo la puerta del despacho.
- Bienvenida, Srta. Nesser –me saluda el inspector García -. Sí, la buscaba. Le presento a O’Conner, Brian.
- Vaya. Cómo el de las películas –comento divertida en mi lengua materna -. Encantada.
Le aprieto la mano al policía rubio quien me sonríe seguramente por el chiste que acabo de hacer con su nombre. Devuelvo la mirada a mi jefe.
- ¿Qué quiere, Señor?
- Su padre ha pedido su traslado de comisaría.
- Ese viejo… -digo en bajo -. ¿Cómo sabe dónde estoy?
- Y por eso está aquí Brian. Se va a California, Srta. Nesser.
- ¿Cuándo? –pregunto sorprendida.
- Exactamente dentro de una semana… Enhorabuena.
- Gracias –le digo y salgo del despacho algo cabreada con mi padre.
Lo único que se me ocurre hacer es llamar a Billie. Estamos otra vez muy unidos, y en cuanto alguno de nosotros dos tiene novedades nos llamamos sea la hora que sea.
- ¿Pasa algo? –me pregunta Mike detrás del teléfono.
- Mickey. ¿Está Billie?
- Ey… Oh. Vale. Vale –oigo que dicen en el otro lado del auricular.
- Andie, ¿Qué pasa? –ahora es Billie.
- Vuelvo a California.
- ¿Qué?
- Mi padre, no sé como coño… Pero sabe donde estoy… y, ha… -comienzo a ponerme nerviosa.
- Tranquila. Ahora voy hacia allí, y hablamos cara a cara.
- O.K. No tardes.
- No lo haré…
A la media hora la secretaria de mi jefe me llama para anunciarme que un tal Billie Joe, el cual se parece mucho al cantante de GreenDay, me está esperando.
Al encontrarme con él no comentamos nada, simplemente salimos a la calle para dar un paseo.
- No te preocupes. Hablamos con los chicos y volvemos todos juntos a casa –me dice una vez acabo de contarle todo.
- Pero…
- Tranquila, teníamos pensado hace unos días volver a componer de nuevo. Además Mike y Brittney se quieren separar, yo quiero ver a Joey y a…
- ¡¿Cómo?! –pregunto extrañada por la noticia.
- Jake… Ya sabes. Mike y sus enamoramientos.
- ¡Ah! Es por Mar, ¿verdad?
- Claro, aunque Mike asegura que no es por eso –me dice encogiéndose de hombros.
- Ya… Joder.
- Y bueno… ¿Te importa si te dejo?
- ¿Cómo?
- Tengo que hacer unas cosas –me comenta mirando al piso.
- Te acompaño si quieres, yo no tengo mucho trabajo, y…
- No –me interrumpe -. Es una cosa sobre mujeres.
- Ah –digo sin más -. Bueno, esta noche nos vemos entonces.
- Ok. Hasta las diez, pues.
- Adiós –y se va -. Bill, ¡espera!
- ¿Qué pasa?
Me acerco a él y le beso en la mejilla. Se vuelve a ir algo extrañado por lo que acabo de hacer. Y yo sonrío sin más.
- Qué descarado –dice una voz detrás de mí, y salto del susto.
- ¿El qué es descarado?
- Billie. Hablando de mujeres estando tú delante –me comenta el agente de antes, Brian.
- ¿Por qué lo dices?
- Se nota un huevo que todavía le quieres.
- ¿¡Y tú qué coño sabrás!? –comienzo a cabrearme.
- No te pongas así… Sólo leo revistas por mi hermana…
- Ah, claro. ¡Genial! Otro que sabe toda nuestra historia –digo sarcásticamente y me voy de él.
1O. Interludio
- ¡No me importa lo que hagas! –comienzo a gritarle.
- ¿Y por eso te pones así? ¡Cómo una jodida loca!
- ¡No te enteras! ¡¿verdad?!
- ¡¿Cómo quieres que me entere de algo si no te da la gana explicarme que cojones te pasa?! –también grita él.
- ¡Sólo te quiere por tu dinero! –le digo -. Y porque follas con ella.
- ¡Entonces cómo todas! –se calla el ver mi cara más roja que nunca -. No. ¡Espera! ¡No quería decir eso!
- ¡Pues ya lo has dicho! ¡Hasta nunca Billie Joe Armstrong!
- Andie, espera.
Pero ya es demasiado tarde para pedirme perdón por haberme comparado con otras, y haberme llamado ‘puta’ aunque sin pronunciar la palabra exacta. He pegado el portazo definitivo y marcho escaleras abajo hecha una furia.
Billie.
- ¿Acabamos de llegar y ya la has cagado? –pregunta mi amigo Mike.
- Ya ves… Soy gilipollas –contesto medio lloriqueando.
- ¿Pero, qué le has hecho?
- Decirle… Que Kathleen solo me quiere porque folla conmigo como todas… La he llamado puta sin pretenderlo.
- Billie, ve a hablar con ella. Tal vez haya una solución…
- ¡Pues yo no la veo! –grito sin darme cuenta de ello.
- No me grites que yo no tengo la culpa de que seas un bocazas –me dice -. Sabes donde vive, la conoces mejor que nadie y sabes que ha ido allí. Dile lo que ella necesita, y por favor, echad un buen polvo de una vez por todas, y sed felices.
- ¿Crees que estará en casa, con Tré?
- Lo más probable, Bill… Aunque ella sola, Tré está con Carolina.
- ¿Dónde están las llaves?
- Ahí –señala.
- ¡Ah! Gracias, Mickey.
- No volváis a llamarme así, por favor.
Sonrío a mi pesar, cojo las llaves de la casa de Tré y Andie, y salgo a la calle a buscarla con una gran esperanza de que me llegue a perdonar todo lo que le he hecho durante la duración de la semana.
Capítulo 11. The orgasm, a spasm of love and hate.
La busco por todas partes antes de ir a casa de Tré.
Tengo miedo por su posible reacción al verme pero sé que necesito decirle todo lo que nunca le he dicho, no me importa estar con Kathleen, sé perfectamente que nuestra relación nunca puede ser real, ya que acepté a salir con ella solo por pura diversión.
Llego al piso en el cuál Andrea está, abro la puerta con cuidado, nadie sale a mi paso. Antes de llegar al salón donde seguramente está, suspiro y me armo de valor para entrar; lo más probable es que esté despierta y cuando me vea entrar me tire lo primero que vea a la cabeza; pero lo que me encuentro es una escena totalmente distinta: está allí tumbada en el sofá durmiendo, se nota que ha estado llorando todavía en casa, por el rímel que se le ha corrido por la cara. No la despierto, solo me quedo mirándola atentamente ya que comienza a despertarse ella sola. Abre los párpados poco a poco, yo me la quedo mirando sin decir nada, sus ojos castaños se posan en los míos, y los labios de la chica pronuncian una única cosa que me hace quedarme algo más mudo de lo que ya estaba:
- Bi…Billie. ¿Qué?
- Tranquila… -es lo único que sé decir.
- ¿Cómo que tranquila? ¡Me llamas PUTA y ahora apareces en MI casa sin más! ¿Y sólo me dices que esté TRANQUILA?
Me acerco a ella con algo de temor, pero Andrea no se mueve, simplemente se me queda mirando a los ojos algo embobada, yo ya no sé qué hacer más, sé perfectamente que si intento a hablar ella no me dejara, así que lo más seguro que puedo hacer es que deje que su rabia se vaya poco a poco. Su mirada castaña brilla de forma intensa, tal vez a causa de las lágrimas que están cayendo por sus ojos, pero brilla de una forma que nunca había visto. No aguanto más sostenerle la mirada mientras llora desconsoladamente, la agarro de los hombros con cariño, y mientras ella sigue perdida en mis ojos verdes me acerco aún más, y acabamos por besarnos. Por mi parte solo hago que el beso dure cuanto más tiempo mejor, llevo esperando este momento desde hace meses, y por fin se ha cumplido; el beso es algo mojado a causa de sus mejillas, pero no me importa, y a Andrea tampoco le parece importarle demasiado, busca mi lengua con algo de desesperación, se sube encima de mí haciendo que caigamos al sofá, ambos apretamos nuestro cuerpo más al del otro, separo un poco sus labios de los míos y pronuncio solo una pequeña frase:
- Te amo.
- Yo a ti –comenta ella y volviéndose a apretar buscando mi calor me besa.
Le sigo el juego, ahora desabrochándole el pantalón un poco. Ella no dice nada, juega con mi pelo casi haciéndome daño, pero no me importa, es más, me gusta.
Andrea.
Se me ha olvidado todo el daño que Billie me había hecho durante la mañana, desde que me ha vuelto a besar ha hecho que solo desee hacer el amor con él.
Me quita la ropa poco a poco, y acabamos acostándonos en el sofá de la casa que comparto con Tré.
Al cabo de unas semanas me dijeron que milagrosamente estaba embarazada; ocho meses después nació Adrienne… Ahora, no podría decir que Billie y yo seamos una pareja normal, ninguno de los dos quisimos casarnos, no por el momento, ya que por ahora yo vivo sola con nuestra hija, y Billie de vez en cuando viene a casa y estamos los tres juntos; junto a Adrienne (mi prima) volvimos a juntarnos, se casó con Harry, y son felices. En cuanto a Joey y Jake casi ya se independizan. Y la banda está en su mejor momento, acaban de sacar un nuevo disco y están en gira desde Agosto. Tré y Carolina siguen juntos, son la pareja más vital de todas, y las que más gilipolleces sueltan al segundo, en todo caso se quieren mucho. Y Mike y Mar se casaron hace ya al menos cuatro años, un poco después de que yo tuviera a Add.
De vez en cuando nos juntamos todos y hacemos alguna cena, comida o lo primero que se nos ocurra para estar, todo un día, juntos.
Qué decir… Nunca había sido tan feliz junto a Billie y los chicos a pesar de que él y yo solo… bueno, ya saben…
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario